El fenómeno de emigración de saberes es de orden económico y social, se presenta cuando los profesionistas no encuentran la forma de llenar sus expectativas laborales y personales en su región de origen emigrando no sólo fuera de su región, sino también a otros países en busca de su crecimiento humano.
Sin embargo, la emigración de saberes puede (y debe) redirigirse para convertirla en una relación ganar-ganar, tanto para la región emisora como para la que recibe el talento humano. Países como China, Singapur, India, Chile, Colombia y otros, han alcanzado un balance entre la inversión en los profesionales, incluso cuando se forman fuera del país y el retorno de dicha inversión a través de productos y proyectos de investigación que fomenten el desarrollo de la región de origen. En estos casos de éxito, se reformularon los planes de acción ante la movilización del talento altamente capacitado, a través de programas de estímulo que promueven no sólo su retorno, sino además la capitalización del saber a través de la economía del conocimiento.
El término "fuga de cerebros" (o brain drain por sus siglas en inglés) se originó en 1963 por la Royal Society de Gran Bretaña definiendo así el fenómeno social en el que un grupo significativo de profesionales se iba del país, como ocurrió con los científicos británicos que se fueron a los Estados Unidos buscando mejor calidad de vida.
El Banco Mundial prefiere hablar del término "movilidad de cerebros" cuando se refiere a las migraciones de población altamente calificada y estima que el fenómeno se hace oficial cuando por lo menos el 10% de la población con estudios superiores está migrando a otros países o regiones. En el pasado, cuando se hablaba de "fuga de cerebros" porque el talento que se iba no regresaba a su país de origen, y esto se convertía en una ganancia para el país receptor y una pérdida para el país de origen, tal y como lo explica Andrés Oppenheimer en su libro Basta de Historias:
Chile adoptó una filosofía que se estaba aplicando en Asia y Europa Central y que iba en dirección totalmente opuesta a la idea tradicional de que la "fuga de cerebros" perjudica a los países y regiones emisoras y beneficia a los receptores. Las experiencias exitosas de India China, Taiwán, Irlanda y Polonia, entre otros, demostraron que los países en vías de desarrollo se pueden beneficiar enormemente de lo que antes se llamaba «fuga de cerebros», y que hoy se denomina "circulación de cerebros".
La tendencia actual implica, más que la fuga, la circulación de cerebros. Casos como el de China, Singapur e India, promueven que el talento cruce las fronteras de las regiones o países para ir a desarrollar todo su potencial con el objetivo principal de que retorne a desarrollar mejoras en su país y región de origen. Oppenheimer sostiene que: "Lo que antes se veía como "la fuga de cerebros" hoy es vista como "la circulación de cerebros", y en algunos países como "la ganancia de cerebros", más que cerebros fugados, los profesionistas transnacionales se convirtieron en el motor del éxito económico".
Andrés continúa diciendo: "Al igual que India, China está apostando a que lo que antes se llamaba "fuga de cerebros" se convierta en un fenómeno positivo para el país, el gobierno chino sigue viendo con buenos ojos la salida hacia otros países, de sus mejores estudiantes apostando a que a la larga beneficiarán al país, ya sea regresando con mayores conocimientos o quedándose en el exterior contribuyendo a su región y país mediante intercambios académicos, contactos comerciales e inversiones", como ya hay muchos casos de éxito similares de jóvenes profesionistas laguneros como Raúl Urteaga Trani (actualmente Coordinador General de Asuntos Internacionales de la SAGARPA), Alejandro Galindo Lozano, Jorge Alberto González Sánchez y muchos otros más, quienes además de estar en las ligas mayores de los negocios, promueven a La Laguna y contribuyen a su desarrollo.
Es necesario analizar los factores que originan este fenómeno, pero es evidente en la mayoría de los casos de quienes emigran, uno de los principales factores es la búsqueda de oportunidades no sólo de una mejor calidad de vida, sino también, de realizar las expectativas profesionales para alcanzar las metas y ambiciones asociadas a la implementación y desarrollo de conocimiento. El riesgo de no emigrar es la alta probabilidad de que cuando la persona no logra insertarse en la sociedad profesional, científica o académica de su interés, concluye por alejarse del ejercicio de su actividad profesional.
Eleonora Ermólieva, Doctora en Economía, investigadora del Centro de Investigaciones Iberoamericanas del Instituto de Latinoamérica de la Academia de Ciencias de Rusia, en su investigación "¿Fuga o intercambio de Talentos?" publicada en 2011 concluye que las causas más comunes de las fugas de cerebros son las siguientes:
"Escasez de inversiones en investigación y desarrollo tecnológico, lo que limita las oportunidades de científicos y académicos para un trabajo y condiciones de vida adecuados; inestabilidad y baja efectividad política y económica en los planes de desarrollo ; aumento del desempleo y subempleo de graduados universitarios; mejores opciones de retribución económica en el extranjero; falta de programas de actualización profesional que aseguren el acceso a nuevas tecnologías, así como a la competitividad del nivel mundial".
La realidad es que el talento se moviliza porque quienes se desplazan a otras partes buscan satisfacer intereses de orden profesional y personal, las personas se dirigen a escenarios en los que puedan ser un capital intelectual, libremente creativos, sustancialmente innovadores y evidentemente que en la misma medida pueda satisfacer sus necesidades más allá de las básicas de subsistencia, es decir, ser prósperos. Por lo tanto las personas con alto nivel de formación, están más interesadas en participar de la economía del conocimiento que de la producción en serie de bienes y servicios.
A final de cuentas, cada individuo debe hacer un balance entre las ventajas y desventajas de emigrar para evitar subutilizar su talento en la región o país de destino sin dejar atrás sus raíces, reembolsando valor agregado a su origen.