Finanzas Buen Fin Aguinaldo FINANZAS PERSONALES Buen Fin 2025

Gobiernos despilfarradores

SALVADOR KALIFA

El gobernador del Banco de México (Banxico) declaró en varias ocasiones durante el mes de diciembre que la depreciación de nuestra divisa estaba influenciada por variables externas, como la caída del precio del petróleo y la normalización de la política monetaria de Estados Unidos (EU), pero que los fundamentales macroeconómicos del país estaban sólidos.

Me temo que esa es una interpretación alegre de nuestra situación económica. El desplome del precio del crudo fue en el mercado internacional, pero sin duda tendrá repercusiones sobre nuestra economía, que en las condiciones actuales están lejos de ser pasajeras o temporales.

La cobertura de los ingresos petroleros ayudará este año, pero hacia delante el déficit externo será mayor, tendremos menos ingresos netos de divisas y se complicará el manejo de las finanzas gubernamentales, que dependen en una tercera parte de los ingresos petroleros.

Es más, los menores precios del crudo, que en esta ocasión todo indica se quedarán bajos por un buen tiempo, pondrán al descubierto la torpeza con la que hasta ahora se han administrado los ingresos extraordinarios del petróleo y la frágil situación de las finanzas públicas.

El origen del problema no está en la caída del precio del petróleo, sino en la manera irresponsable y torpe con la que las distintas administraciones y congresos desde Vicente Fox manejaron y dilapidaron los ingresos extraordinarios del petróleo.

La arrebatinga por esos ingresos llevó a que se aumentaran las partidas presupuestales de todos los niveles de gobierno, lo que alimentó el gasto federal, estatal y municipal, facilitando las múltiples expresiones de corrupción que se asocian a un gasto público creciente.

Las exportaciones petroleras durante las administraciones de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo totalizaron 49.6 y 64.8 miles de millones de dólares (mmd), respectivamente. El gasto público, por su parte, se mantuvo por debajo del 20 por ciento del PIB durante ambos sexenios, mientras que el déficit público anual no rebasó el 1 por ciento del PIB.

Los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, en particular este último, gozaron de una bonanza petrolera que despilfarraron sin que se notara beneficio alguno en el crecimiento económico.

En el sexenio de Fox los ingresos por exportaciones de petróleo (139.7 mmd) fueron más del doble a los registrados en el gobierno de Zedillo, mientras que las ventas externas de hidrocarburos en la época de Calderón (274.3 mmd) superaron en casi dos veces las de Fox, esto es, más que cuadruplicaron las de Zedillo.

Ese aumento en los ingresos petroleros se gastó en su totalidad, lo que se refleja en el hecho de que el gasto público como proporción del PIB pasó de 21.4 por ciento en 2006 a más de 25 por ciento en 2009 y se quedó en ese nivel hasta el 2012.

El gobierno de Calderón no se conformó con gastar todos los ingresos petroleros, sino que además incurrió en un mayor déficit público, que por primera vez en más de 18 años superó el 2 por ciento del PIB, para ubicarse al final de su administración en 2.6 por ciento.

El financiamiento de ese déficit se facilitó por la entrada espectacular de capital externo, motivado por la política monetaria laxa de la Reserva Federal, más que por el atractivo de nuestro país.

La administración de Enrique Peña Nieto (EPN) continuó la fiesta del gasto y el déficit en 2013 y 2014, así como en su presupuesto para 2015. Este año se librará, apenas, con un recorte mínimo del gasto público gracias a las coberturas petroleras, pero las complicaciones aparecerán en 2016.

Los ingresos extraordinarios de la bonanza petrolera y el mayor endeudamiento no se orientaron a proyectos de inversión de corto plazo, sino que sirvieron para abultar el aparato burocrático y realizar proyectos multianuales, altamente rentables para familiares y amigos, así como para los políticos involucrados.

El grave problema es que los distintos gobiernos, incluyendo ahora el de EPN, han considerado esos ingresos petroleros y esas entradas de capital como permanentes, en vez de extraordinarios y temporales, lo que los llevó a elevar el gasto público no financiero por encima de lo que es sostenible en el mediano y largo plazo.

Estamos, por tanto, en el umbral de lo que, salvo un repunte milagroso hacia los 70 o más dólares por barril del precio del crudo, será una temporada de vacas flacas, más grave a partir de 2016, cuando se acaben las coberturas petroleras de este año y se perciba, ante la inminente alza de tasas de interés, la magnitud de los recortes de gasto que tendrán que realizar el gobierno federal, así como los gobiernos estatales y municipales, para no comprometer la estabilidad macroeconómica del país.

Leer más de Finanzas

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Finanzas

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1088351

elsiglo.mx