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Gomezpalatinos que han triunfado en Bellas Artes

Crónica gomezpalatina

Manuel Ramírez López, Cronista oficial de Gómez Palacio

David Portilla, nació en Gómez Palacio, Durango, el 10 de septiembre de 1933 y desde pequeño mostró cualidades muy destacadas para participar, con fortuna, dentro de la música culta, tomando en cuenta sus facultades, disciplina y privilegiada voz. Su hijo, el también tenor, Alfredo Portilla, rememora que su padre, desde muy joven, a fines de los años 50´s, se dedicaba a laborar como chofer de una empresa embotelladora de refrescos, distribuyendo esos productos en el Centro de la ciudad de México, y al pasar, como tantas veces frente al Palacio de Bellas Artes, observó un anuncio que decía: "Hoy audiciones para la ópera". Sin pensarlo, le pidió a su ayudante que continuara trabajando, y que él luego lo alcanzaba. De esta forma, David hizo la prueba con una partitura que le facilitaron, quedando contratado de inmediato, para esa temporada. Así fue como Portilla empezó a formar parte del brillante grupo de cantantes talentosos del primer círculo de voces de la prestigiada academia de la ópera de Bellas Artes, despuntando como uno de los más importantes tenores mexicanos de su época, que hicieron vibrar los escenarios líricos en México, confirmándose el refrán que dice: "Cuando los dioses de la ópera dan su venia no hay fuerza humana que los contenga…"

Su gran debut, lo realizó a los 27 años de edad, en "L'amico Fritz", ópera en tres actos de Pietro Mascagni, en el Palacio de Bellas Artes, convirtiéndose en una de las voces centrales del elenco operístico nacional de los años 1960, 1970 y 1980. En su repertorio se encuentran obras como: Il Trovatore, ópera en cuatro actos con música de Giuseppe Verdi y libreto de Salvatore Cammarano; la obra Tosca, que es una ópera en tres actos, con música de Giacomo Puccini y libreto en italiano de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa; Turandot, ópera de Giuseppe Adami y Renato Simoni con música de Giacomo Puccini, en tres actos; Andrea Chénier, un drama de ambiente histórico con música de Umberto Giordano y libreto de Luigi Illica; I Pagliacci, drama en dos actos con música y el libreto de Ruggero Leoncavallo; la obra lírica española Marina, de Emilio Arrieta, y, Aida, la gran ópera de Guiseppe Verdi, entre otras muchas caracterizaciones. En 1964 cantó la Novena Sinfonía de Beethoven -conocido como El Himno de la Alegría-durante la segunda inauguración del Teatro Degollado de Guadalajara, así como en el acto inaugural de los Juegos Olímpicos de 1968 en la capital mexicana y de la nueva Basílica de Guadalupe. En 1970 participó en el estreno en México de las obras de Richard Georg Strauss, en el Palacio de Bellas Artes. El barítono Roberto Bañuelas, citando a David Portilla, comentó:

Fue un hombre que vivía con plenitud, él cantó de 1961 a 1985. Fueron 25 años de carrera constante, y siempre tuvo en sus manos el repertorio de mayor responsabilidad en el escenario. No fue un tenor que saliera a fingir que canta…Portilla siempre fue un tenor que cumplía, nunca le falló la voz ni la técnica...

Con el fin de rescatar las memorias sonoras del Palacio de Bellas Artes, y rendir un merecido homenaje a David Portilla, tenor lírico spinto y "tenore di forza", como era conocido y considerado como uno de los intérpretes mexicanos más destacados del siglo XX, en enero de 2012, fue presentada, en un disco compacto de edición limitada, una selección de 12 arias que fueron interpretadas en su momento por el tenor Portilla. Este trabajo de colección, forma ya parte del 40% del material digitalizado, de un total de 900 grabaciones del acervo con que cuenta la Fonoteca Nacional. El volumen dedicado a David Portilla es el tercero de las memorias del Palacio de Bellas Artes, y contiene arias de Turandot, Macbeth, Tosca y Pagliacci, entre otras. Cabe recordar que el segundo disco fue dedicado a la contralto Belem Amparán y antes se presentó una selección de la soprano Guillermina Higareda: "Aunque sería importante que se hicieran 10 mil discos de éstos para que más aficionados a la ópera los tuvieran, y que sepan cuáles han sido las figuras del canto en México", opinó el afamado artista Roberto Bañuelas.

Sobre este trabajo, abundó sobre la importancia de recuperar estas grabaciones: "porque el cantante en cada función sale a entregar toda su sabiduría, su inspiración, sus conocimientos, su trayectoria y no es posible que tanto esfuerzo quede en el olvido". En su larga trayectoria, David Portilla Estrada, también destacó en las obras: Traviata, Rigoleto y Electra, además de la interpretación magistral de "La forza del destino" en la Sala Netzahualcóyotl, del Distrito Federal. La inolvidable participación que tuvo en 1980, cantando "Nessun dorma" en el Palacio de Bellas Artes, fue considerada por la crítica especializada, al mismo nivel de las que realizaban el tenor spinto italiano Franco Corelli y Luciano Pavarotti.

Víctima de una insuficiencia cardiaca, falleció el lunes 9 de enero de 2006, en la ciudad de México el gran tenor gomezpalatino David Portilla Estrada, siendo depositados sus restos en el cementerio Español. Con su muerte se terminó una época trascendente de la música clásica en México, pues fue considerado entre los más importantes cantantes y representantes de la ópera mexicana.

Alfredo Portilla, su hijo, que actualmente es también un afamado tenor, recordó que su padre siempre fue consecuente en su vida profesional con las cualidades que cotidianamente demostraba, haciendo coincidir sus virtudes de artista, con los valores que siempre demostraba en su relación familiar y social, donde la honestidad, era su característica principal: "Había dentro de él un maravilloso ser humano con una energía siempre latente, hombre muy generoso y de una nobleza sin límites. Por eso, a pesar de su desaparición física en 2006, a la edad de casi 73 años, la gente lo continúa buscando, requiriendo, anhelando sus funciones y su hermosa voz, para alimentarse de ella". Tanto Alfredo, como María de Lourdes, su hermana, han seguido el ejemplo de su padre, continuando en el mundo de la música culta, participando en las corrientes contemporáneas principales de la ópera en México.

Saúl Juárez, Director del Instituto Nacional de Bellas Artes, afirmó: "La ópera en México no se puede concebir sin la presencia de David Portilla". Por su parte, el barítono Roberto Bañuelas, describió con toda precisión al gomezpalatino, diciendo: "En el campo operístico se dan tres casos: los que aprenden gracias al maestro, los que aprenden sin maestro y los que aprenden a pesar del maestro. Yo pienso que Portilla aprendió a pesar de los maestros que tuvo, lo aprendió en base a los grandes cantantes que escuchaba, es decir, se inspiraba y fundaba con los mejores".

El 21 de diciembre de 1905, en ocasión del centenario de la fundación de Gómez Palacio, en una brillante ceremonia realizada en el Teatro Alberto M. Alvarado, se entregó un reconocimiento a este gran artista gomezpalatino, recibiéndolo en su nombre, algunos miembros de su familia, por encontrarse delicado de salud el tenor, a pesar de su ausencia, fue inolvidable la ovación que recibió del numeroso público, al mencionarse su distinguida trayectoria que lo coloca en uno de los sitios más relevantes de la música operística de nuestro país.

Recordamos que otra gran triunfadora en el Palacio de Bellas Artes, y de la que ya hemos hablado, fue la excepcional diva, Pina Carrillo, auténtica luminaria del bel canto, que brilló en la Scala de Milán. En 1951, participó en un concurso del Teatro de La Scala de Milán y de las casas Sonzoño y Ricordi, compitiendo contra cientos de cantantes, siendo seleccionada entre las 30 mejores voces del mundo, para cubrir el elenco de la obra "Cavallería Rusticana" de Pietro Mascagni, durante la temporada de ópera de 1952 a 1953, en la que representó el papel de "Santuzza", obteniendo un triunfo clamoroso y los mejores comentarios de la exigente crítica especializada de Italia. En esa temporada, actuó bajo la dirección de los grandes maestros Arturo Toscanini, Wilhelm Furtwängler, Sir Thomas Beechman y Herbert von Karajan, entre otros genios de la música.

Actualmente, sobresalen en el canto operístico nacional, dos gomezpalatinas que han obtenido importantes lugares en el privilegiado campo de las mejores cantantes de México. Una de ellas, Angelina Rojas Picones, pertenece al grupo "Solistas Ensamble" del Instituto Nacional de Bellas Artes, fundado desde 1984 por el maestro Rufino Montero Gutiérrez, con el fin de investigar y difundir la música vocal en todas sus especialidades: canto gregoriano, monodias de la antigüedad, música de trovadores, polifonía, oratorio, ópera, zarzuela y música contemporánea. Angelina alterna con mezzosopranos, tenores y bajos, con quienes ha realizado diversas giras por el país y por los Estados Unidos, convirtiéndose en el primer grupo vocal mexicano en actuar en el Carnegie Hall de Nueva York. Han realizado diversas producciones discográficas con obras de Blas Galindo, Carlos Chávez y Silvestre Revueltas. También han estrenado óperas de los maestros Roberto Bañuelas y Federico Ibarra, teniendo como directores de escena a Ragnar Conde, Rubén Herrera, Jorge Pais, Jaime Razzo y Moisés Manzano. También participó en la producción de un disco de la Sinfonie Nr.8 -del gran compositor y director de orquesta bohemio-austriaco, Gustav Mahler-, con la Orquesta Sinfónica de Xalapa.

Otra sobresaliente cantante es Diana Elizabeth Valencia Arango, nacida en Gómez Palacio, radica desde pequeña en la ciudad de Chihuahua, donde ingresó al Instituto de las Bellas Artes de la UACH. Mezzosoprano, de excepcionales cualidades artísticas, y en su carácter de cantante de ópera, se ha presentado con los roles de: "Suzuki" en la tragedia japonesa "Madama Butterfly"; "Zita" en la obra Gianne Schicchi, ópera cómica en un acto con música de Giacomo Puccini y libreto en italiano de Giovacchino Forzano; "Lola", en "Cavalleria rusticana"; "La condesa", en Rigoletto. En oratoria y música de concierto, ha interpretado como solista "El Mesías" de Handel, "Gloria" de Vivaldi, "Misa de coronación" de Mozart, entre otras bellas piezas. Ha participado en el Palacio de Bellas Artes en la "Cuarta Gala Latina" acompañada por el maestro Plácido Domingo. Al igual que David Portilla, estas tres excepcionales cantantes, recibieron el reconocimiento de "Ciudadanos Distinguidos", el año de 2005, en ocasión del Centenario de la fundación de Gómez Palacio, por su brillante trayectoria en el campo de la música selecta.

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