El himno de la Concacaf sonó en el Estadio Corona; la afición esperaba revancha de aquella derrota en Costa Rica, donde el equipo "tico" logró dominar a la defensa del conjunto dirigido en ese entonces por Robert Dante Siboldi, como técnico interino.
Ahora con Francisco Ayestarán se buscaba salir avante contra el equipo más importante de Costa Rica para calificar a los cuartos de final de la Liga de Campeones de la Concacaf; la gente se ilusionó al ver salir del túnel a los elementos titulares, el clásico grito de guerra se presentó en las tribunas.
La primera ocasión se hizo notar cuando Andrés Rentería burló un defensa costarricense para meterse de lleno al área, aunque al momento de disparar salió muy desviado, la gente se emocionó, incluso algunos de lado oriente gritaron el gol por la ilusión óptica, pero para su desgracia sólo fue un simple tiro que terminó en saque de arco.
Tan sólo unos minutos después Bryan Rabello hizo vibrar a una afición dolida. Su sentir salió con la anotación que el número 10 hizo de cabeza frente al portero tico Dany Carvajal.
La afición empezó a abuchear al rival caribeño; la fanaticada gozó los últimos minutos con un buen accionar del ataque lagunero, se generaba emoción y se reestablecía la confianza que se iba perdiendo partido tras partido. El primer tiempo finalizó con las palmas para los Guerreros.
CAEN LOS GOLES
A pesar de que al empezar el segundo cotejo Mynor Escoe anotó de forma soberbia al argentino Marchesín, la decepción duró poco, Djaniny Tabares devolvió la fiesta al Corona. Los gritos de Douglas Sequeira, técnico de Saprissa, fueron insuficientes para que su defensa parara al caboverdiano y su fascinante forma de bajar de pecho el esférico e incrustarlo en la portería.
Hasta Luis Ángel Mendoza se dio la oportunidad de darle una alegría a los laguneros con la tercera anotación, entre él y Djaniny estaba haciendo lo impensable, el camino a los cuartos de final de la "Concachampions" parecía trazarse para el español Ayestarán y su joven plantilla.
El Corona se volvió una caldera de emociones. Carlos Izquierdoz se hizo presente en el marcador al igual que Diego González, los extranjeros respondían con contundencia, la afición enloquecía con la primera goleada en el Corona y la primera victoria bajo el mando de Pako Ayestarán en casa.
A cinco minutos de finalizar el partido Alonso Escoboza colocó el sexto; la gente vivía la fiesta que no había podido celebrar y con una goleada célebre que les daba el pase a la siguiente ronda.
Djaniny Tabares salió entre aplausos al igual que todo el plantel lagunero, cosa que no sucedía en todo lo que va del semestre.
Santos en dos partidos logró anotar casi los mismos tantos que en 12 juegos que había disputado en liga, la afición agradeció el partido que devuelve la fe a la fanaticada guerrera.
Los seguidores santistas se dieron cita en buen número al estadio Corona para disfrutar de la feria de goles. (Ramón Sotomayor)
