La crítica más dura que se ha hecho al titular del Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto, la realizó el semanario inglés The Economist en enero pasado, cuando afirmó que el presidente de México "no entiende que no entiende". El señalamiento apunta a una ignorancia que, por su naturaleza, es sumamente peligrosa: la persona está segura que sabe, tanto, que es incapaz de darse cuenta de que no es así.
Todos andamos por la vida bajo la convicción de tener dominio sobre ciertos temas. Pero, ¿cómo saber que realmente entendemos eso que suponemos comprender? Un síntoma del verdadero conocimiento - me parece - lo da la mesura. El que sabe, entre otras cosas, reconoce la posibilidad de estar equivocado, por eso va con precaución en sus decisiones. Caso contrario, el ignorante, se desboca y decide medidas sin que asome en él conciencia alguna sobre los riesgos en los que está incurriendo, por eso es peligroso.
Entre más grandes sean las responsabilidades, más dañinas pueden ser las decisiones. De ahí que, se deba mantener lo más lejos posible a los ignorantes de los altos cargos. El que verdaderamente sabe, por ejemplo, es incapaz de aceptar un puesto para el que no está debidamente preparado. En contraste, los que no entienden que no entienden van por la vida de una posición a otra, como ocurre con Alfredo Castillo Cervantes, un día titular de la Procuraduría de la Defensa del Consumidor, otro comisionado para la paz en Michoacán, y otro, presidente de la Comisión Nacional del Deporte.
Pululan en México casos así, en donde los saqueadores del erario, con tal de no soltarse de la ubre, aceptan cualquier tarea, entiendan o no de qué trata. Se escudan bajo el pretexto de que, lo importante su supuesta pericia en "administración pública" y sus "dotes políticas". No obstante, al ver el desastre en que están convertidas la mayor parte de las instituciones mexicanas, queda claro que en verdad no entienden lo que hacen.
Por supuesto, el problema es mayúsculo cuando, entre las decisiones que tienen algunos de estos ignorantes que ocupan altos cargos públicos a nivel federal, en los estados y los municipios del país, está la de escoger a su equipo de trabajo. Alguien que no entiende que no entiende, escoge cualquier cosa - su amigo, su socio, al que le debe un favor político, etc. - para que ocupe un cargo, el que sea.
Es así como la ignorancia se multiplica de forma exponencial… y los daños también.