La maravilla de la mente humana es la gran capacidad que tiene para plantear la pregunta correcta, adecuada y precisa que ha de llevarle invariablemente a obtener la respuesta anhelada que le lleve al conocimiento, punto de partida y destino del ser y hacer de hombres y mujeres a lo largo de su estadía por esto llamado vida.
Nada es más atractivo para el ser humano que el conocimiento. Es una necesidad vital, ella le da sentido, nos ayuda a explorar, explicar y entender esto que hemos llamado realidad, sea lo que fuere, quizá ese sincretismo mágico entre cultura y naturaleza, antípodas que en su omnipresencia todo abarcan, todo envuelven, todo significan; fusión mágica que todo rodea, aquello creado, pensado, soñado por el hombre y lo que es creado por sí mismo, que está.
Baste con recordar la gloriosa (y engorrosa etapa para algunos mayores que en su acartonamiento de la edad la consideran un fastidio) etapa de nuestros primeros años de los porqué, secuencia interminable que ha de llevarnos de una idea a otra, de interrogante a interrogante siempre interminable, en un círculo continuo de esa ansia por saber. Etapa de la vida en la que los sentidos están a plenitud, todos dispuestos a la caza de un mundo que es fascinante, pleno de maravillas y misterios que han de ser desentrañados, que es necesario ser conocidos, entendidos y comprendidos. Momento de la vida en que el descubrir nuestro derredor es siempre una odisea formidable.
Hay que decir también que, a veces, en este viaje en el espacio - tiempo que es la vida, vamos acomodándonos en la cotidianidad, encerrándonos tras escritorios o arriba de pedestales, engolosinándonos de la rutina y ese afán por aprender se ve disminuido, pero aún en estos momentos de modorra, siempre el conocimiento será un gran atractivo, a pesar del miedo o los temores que estén escondidos en esa ignorancia que nos aletarga.
En uno de los diálogos que tiene Antonius Bock (Caballero cruzado del filme de Ingmar Bergman "El séptimo sello" de 1957) con la muerte, ése que se realiza en el confesionario, se retrata magistralmente el ansia y la necesidad por conocer, en sus palabras "…quiero conocimiento, no fe, ni conjeturas, sino conocimiento… toda mi vida he buscado, me he preguntado y he hablado sin significado ni contexto…", es un diálogo desgarrador, donde se enfrenta el ansia por creer y el placer del conocimiento, un conocimiento que en el momento que se produce el diálogo aún está lejano. Son las propias necesidades de Bergman por saber.
El conocimiento no es un drama, es la mayor aventura, una aventura que en lo personal me ha llevado entre hojas de papel y electrónicas, manchas de tinta sobre papel o bits que entre unos y ceros dibujan en una pantalla signos y caracteres que nos muestran lo aprendido a lo largo de ya varios milenios. En este viaje por el conocimiento que es la vida, he aquí que el azar ha puesto en mi camino un libro extraordinario, compendio de los alcances a los que ha sido capaz de llegar la mente humana a través de la constante e interminable curiosidad de mujeres y hombres de todos los días.
Roger Penrose es un físico y matemático formado en las universidades de Londres y Cambridge. Investigador y divulgador de las nuevas teorías de las ciencias, autor de varios libros emblemáticos como "La nueva mente del emperador", "Las sombras de la mente", "Los ciclos del tiempo", "Cuestiones cuánticas y cosmológicas", "La naturaleza del espacio y el tiempo", estos dos últimos realizados en coautoría con Stephen Hawking; en su nuevo trabajo bibliográfico, nos presenta "El camino a la realidad", un recuento detallado de las leyes del universo, un viaje a través de los grandes descubrimientos de hombres y mujeres que nos han acercado como nunca antes en la historia a la comprensión de los grandes por qué de nuestra historia colectiva. Ese gran camino que va de las raíces de la ciencia, iniciando con la búsqueda de las fuerzas que configuran y hacen posible el mundo, sustentadas en el único lenguaje universal, las omnipresentes matemáticas. Viaje que inicia en un viejo conocido por todos, el mítico Teorema de Pitágoras, que no pocos dolores de cabeza ha dejado a lo largo de los siglos, pasando por los postulados de Euclides y su Geometría a los siempre presentes números y todos los tipos de ellos que hay, sean reales, discretos, imaginarios, complejos o hipercomplejos. En "El camino a la realidad", Penrose nos lleva por el conocimiento y como ha sido desvelado por la mente humana, de Newton a Maxwell, de la partícula cuántica al Modelo Estándar, el Big Bang, la Supersimetría, supradimensionalidad y las cuerdas.
La aventura del conocimiento es fantástica, emocionante y siempre alentadora… quizá estemos muy cercanos a responderle a Antonius Bock todas las dudas que la abruman.