Amo los libros… la lectura es una de mis grandes pasiones desde el día que descubrí que unas manchas en un papel eran el camino que las ideas han emprendido en la búsqueda de nuevas visiones. Los libros han sido parte fundamental en mi vida; una de las primeras citas que tuve con mi mujer fue en una librería, ahí, entre libros se funda mi historia de amor y se va entrelazando por una pasión más compartida, ese gusto nuestro por la música, por cantores y canciones que nos hablan de cómo la realidad puede ser atrapada en unas cuantas líneas de texto y que entrelazadas por silencios y sonidos se multiplica exponencialmente.
Durante mis primeros años, la música siempre ha estado presente, se convirtió en un elemento más del entorno, los viejos LP o los pequeños de 45 rpm eran tocados una y otra vez en una vieja consola que alimentaba los silencios de la música que en casa se hacía entre cada aventura vivida con mis hermanos, las canciones en ella reproducidas iban acompañadas por un ruido de fondo producto del roce de una aguja desgastada, que en alguna ocasión rebotaba una y otra vez en algún surco de los múltiples que están en derredor del disco; pero aun así, el placer que la música reproducía siempre fue grato.
Uno de los recuerdos más vívidos que tengo fue el día que mi hermana mayor llegó a casa con un Walkman, un nuevo aparato para escuchar música, pero ¡sin bocinas!, tengo muy clara la impresión que causó en mí la primera vez que escuché música a través de unos audífonos, era como escuchar la música dentro de mi cabeza, y lo más sorprendente, sin el ruido constante que se escuchaba en la vieja consola de la casa. Quizá sea ése el día en que por primera vez tuve conciencia de lo que la tecnología podía lograr, aún hoy, que lo recuerdo, sigo sonriendo por aquel maravilloso encuentro con la música.
De ese día a hoy, he transitado en una avalancha continua de desarrollo tecnológico que ha modificado en mucho la cotidianidad, esa realidad que nos es tan próxima y nos ha acercado a unos con otros más de lo que nunca antes en la historia lo hemos estado. Hablando de recuerdos, aún tengo presente a mi madre batallando con una vieja televisión -ésas que no sabían de más colores que el blanco y negro y toda esa gama cromática que entre uno y otro hay- y todo para que mis hermanos y yo mismo pudiéramos ver alguna de las series que en aquel momento se transmitían en la televisión de aquellos años… mismas series que hoy la Internet, DVD o Blu-Ray nos han llevado de regreso a casa, como si del regreso de un hermano que partió hace mucho tiempo y hoy vuelve a contarnos de aquéllos que éramos en nuestra infancia perdida.
Solemos decir que la tecnología aleja, divide, deshumaniza, pero olvidamos algo muy claro, somos el resultado del uso de la tecnología, desde aún antes de surgir como especie, ya los homínidos han empleado herramientas que les han permitido modificar su entorno, construir espacios de mayor seguridad. La tecnología es sin duda un fenómeno cultural propio del ser humano, tan humana como nuestra propia concepción de la realidad; es a través de ella que nos relacionamos con la realidad, que nos permite construir puentes entre esos otros que sin ella quizá no tendríamos conocimiento.
La tecnología no deshumaniza… es más, no tengo claro si es posible que nosotros podamos deshumanizarnos, es algo tan absurdo como pretender salirnos de nuestra cultura. Ocurre que quizá la concepción de aquello que conocemos como "ser humano" es algo tan complejo que nos rebasa y que es necesario seguir construyendo elementos culturales para poder acercarnos a la enorme complejidad de aquello que nos hace ser "humanos".
Hoy, la tecnología hace posible que en un gadget de última generación traiga a cuestas bibliotecas completas, con una enorme diversidad de temas, de autores, de tiempos, miles y miles de libros que se almacenan en dispositivos que en cualquier momento podemos consultar, leer o recrearnos. En un pedazo de silicio, tengo toda mi colección de música construida a lo largo de ya varias décadas, más de quince mil canciones, que con un solo toque de pantalla puedo escuchar. Dos de mis pasiones a tan sólo un click… y todo ello compartido con el amor de mi vida con otro click.
Esa satanizada tecnología hace posible que mi mujer comparta conmigo videos de alguna de las muchas proezas que hace nuestra hija. Ha hecho posible el reencuentro con los amigos que el tiempo y la distancia han alejado, pero que a través de ella vuelven a dar calidez a nuestro espíritu. No, la tecnología es tan humana como nosotros, es una pasión que acerca pasiones y querencias.
Amo los libros, ésos que son de papel, pero también amo la evolución de ellos resultado de la tecnología y sin duda garantiza que sigan acompañando al ser humano en su deambular por la realidad.