Ocurre que, como nunca antes en la historia de la humanidad, el cambio es vertiginoso, la imaginación y creatividad del hombre ha rebasado con mucho la capacidad de respuesta de la naturaleza, esto ha derivado en extinciones de animales y plantas, abatimiento de recursos naturales… más la velocidad de cambio a que ahora está sujeta la sociedad, está aumentando la brecha entre sociedades, entre aquéllas que tienen acceso a las innovaciones que las tecnologías ponen al alcance de unos y en utopía para otros. Este cambio es tan radical que hoy genera incluso paradojas que son un reto para la sociedad global que hoy se vislumbra.
En el documento La educación del Siglo XXI. Una apuesta para el futuro, de la Fundación de Innovación Bankinter (2011), en uno de sus apartados, "La familia: el núcleo donde empieza todo", manifiesta que se ha demostrado que cuando los padres se involucran en la educación de sus hijos, "éstos obtienen mejores notas, presentan una menor tasa de absentismo y abandono escolar, y mayores aspiraciones", y aquí inician las paradojas citadas, pues a pesar de lo dicho y de la relevancia de esta implicación, el porcentaje de padres y madres que se involucran en el proceso de aprendizaje de los hijos es menor del 5%. Adicional a lo dicho, de acuerdo con investigaciones realizadas por el Dr. David Noel Ramírez Padilla, en el presente uno de los grandes desafíos para la formación de un ser humano con miras a este Siglo XXI es que la institución familiar se está desdibujando, está sufriendo un debilitamiento que puede dejar grandes vacíos en la formación de los hombres y mujeres de este siglo.
Sin lugar a dudas, cada momento histórico, cada tiempo y cada cultura ha de enfrentar grandes y pequeños retos que al ser resueltos en una u otra vertiente derivarán en sociedades diferentes, es inevitable en este continuo proceso evolutivo, tanto cultural como natural o social en el que estamos inmersos y al cual no podemos escapar. La visión que una cultura tiene de sus instituciones fundamentales, la valía que se les asigne en un momento histórico preciso determina el hacer y quehacer de un grupo. El debilitamiento de una institución social hará que otra predomine y esto genera cambios.
El avance en el conocimiento y la tecnología que es el pan de todos los días del ya avanzado Siglo XXI ha generado cambio e inquietudes que orientan a profesionales de diversas áreas del conocimiento para enfrentarlos y sortearlos con más o menos éxito. Hoy estamos, según algunos, en plena Sociedad del Conocimiento, un momento histórico en que predomina el desconocimiento entre generaciones y ello conduce al empleo de codificaciones diferentes que generan hablas particulares que no facilitan la comunicación.
Hoy, los jóvenes tienen una serie de características, de acuerdo con los estudios del Dr. Ramírez Padilla, que son desconocidas por aquéllos que han de contribuir a su formación; las nuevas generaciones son: desesperados, viven a una velocidad en que la inmediatez es primordial; están hiperconectados, tienen el mundo y todo lo que en él hay al alcance de unos cuantos clicks; viven sobreprotegidos por padres y madres que cargan un sentimiento de culpa por las ausencias en casa; desean la inmediatez, todo ya, sin espera y sin esfuerzo; y sin herramientas para aguantar la frustración. Las generaciones de hoy, viejos y jóvenes, viven en un mundo inmerso en las tecnologías digitales y la virtualización de la vida; en un ambiente permisivo, hedonista, individualista y materialista que ha dejado de lado instituciones como la ya citada familia y que han dejado de necesitar cada día más a Dios, haciendo que la trascendencia se quede en las redes sociales virtuales.
En la publicación de la Fundación de Innovación Bankinter, se establece un decálogo de principios para la educación del Siglo XXI que valdría la pena considerar: Educación universal, global y prioritaria; La democratización de la educación; Educación inspiracional; Educación continua; Educación eficiente y emprendedora; Educación integral; Educación personalizada; Formando a los ciudadanos del futuro; Educación 2.0; Educación colaborativa. Éstos son los retos que hemos de enfrentar para hacer a los hombres y mujeres del futuro; los profesionistas del Siglo XXI que habrán de tener una serie de competencias: liderazgo, visión global, pensamiento crítico, trabajo colaborativo, comunicación oral y escrita, emprendimiento e innovación, curiosidad intelectual y pasión por el autoaprendizaje, ética, solución de problemas y manejo de la tecnología… y todo esto con el apoyo de una sociedad que aún tiene que resolver los retos que su propia evolución cultural y social le plantea cada día y siempre nuevos y que nos tiene atrapados en el vértigo del cambio, sin tiempo para disfrutarlo.
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