Dos gigantes universales nos visitan, emblemáticos, extraordinarios, únicos, maestros como pocos en la historia de la humanidad. Contemporáneos y ambos precursores de una de las revoluciones culturales más relevantes en el tránsito del ser humano: Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti, son estos viajeros en espacio y tiempo, que allende la historia y el espacio presentan en el Palacio de Bellas Artes sus ideas y sueños; por un lado, la muestra "Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos", la cual reúne 30 obras originales del pintor y escultor florentino, además de 45 piezas de artistas influidos por su arte; por otro lado, "Leonardo da Vinci y la idea de la belleza", comprendida por 11 obras suyas, entre ellas el estudio para el ángel de "La Virgen de las rocas".
Ambas muestras se han convertido en un potente imán que seducen e invitan a acudir a la capital del país, contemplarlas, estar frente a frente al Cristo portacroce de Miguel Ángel, o compartir el sueño de Leonardo de que algún día el hombre volaría al contemplar su "códice sobre el vuelo de las aves" y decirle que después de todo, lo logramos…
Sin duda, esto del Espíritu Humano, sea lo que sea, es un generador de grandes maravillas, obras que nos llevan a concebir, contemplar palmo a palmo con la belleza; ese concepto cultural tan nuestro que ha sido capaz de alcanzar cotas extraordinarias en su conceptualización. El viaje ha sido largo y sinuoso: del Poema de Gilgamesh a Las mil y una noches, pasando por La divina comedia, Don Quijote de la Mancha, El idiota, Cien años de soledad, Fausto, La Ilíada, El proceso, Ensayo sobre la ceguera" en la literatura; o en la pintura, iniciando el recorrido por las cuevas de Altamira, La Gioconda, El grito, El juicio final y "a Guernica", sólo por mencionar algunas.
La lista que comprende las maravillas del ser humano es vasta, extensa y siempre en crecimiento: va de Yesterday a la Quinta Sinfonía de Beethoven; o de las Cuatro Estaciones de Vivaldi a El Danubio azul o Las bodas de Fígaro, y así hasta llegar a El Padrino, El ciudadano Kane, Blade Runner, Pulp Fiction, Apocalypse Now, Naranja mecánica… obras que incluso hacen de la barbarie humana una pieza estética que desnuda alma y espíritu, enfrentándonos a la dualidad existente en el hombre… y he aquí que surgen un par de interrogantes: ¿qué nos distingue en el concierto de la vida?, ¿qué es esto que llamamos humanidad?
Aquí pudiéramos explorar una infinidad de respuestas, con más o menos valía y que puedan satisfacer el statu quo. Hemos sido capaces de llevar la inteligencia humana a derroteros insospechados, somos un cúmulo de miles de millones de átomos que decidimos andar juntos a la caza de ilusiones. Algunas respuestas pudieran ser nuestra capacidad de reír, de llorar, de pensar, de comunicarnos… de crear una cultura.
Una intersubjetividad hacedora de una cultura creadora de mitos que terminan por convertirse en lastres que segregan, excluyen, discriminan en miras de preservar aquello que consideramos natural, cuando, como bien dice Yuval Noah Harari, "desde una perspectiva biológica, nada es antinatural. Todo lo que es posible es, por definición, natural. Un comportamiento verdaderamente antinatural, que vaya contra las leyes de la naturaleza, simplemente no puede existir".
Y en esta realidad intersubjetiva que nos hemos impuesto, cabe todo, de lo excelso a lo grotesco, de las maravillas citadas a las grandes aberraciones, de La insoportable levedad del ser a hombres grotescos, viles y bajos; que también el espíritu humano se carcome, se enloda y se arroja a los actos más brutales y lacerantes que se pueda pensar o imaginar, como esos obispos católicos que hoy serán llamados a cuentas por el Vaticano por su defensa a ultranza a sacerdotes pedófilos y pederastas que abusaron y abusan de niños y niñas en todos los rincones del planeta. Esos hombres de Dios que cual mafia se defienden entre sí y acusan a aquéllos que según su pensar actúan de manera antinatura, pronto habrán de rendir cuentas, al menos eso se espera ante la creación del tribunal especial en el Vaticano a instancias del Papa Francisco y los nueve cardenales que lo asesoran; cabe señalar que en México la lista de obispos protectores de pederastas lamentable y tristemente no es corta.
Para hablar de la creación del hombre, es menester señalar en lo posible todos los estadios a los que ha llevado y estirado esto que llamamos cultura; y ahí caerán un gran abanico de eventos que al reconocerlos nos puede indicar un camino diferente y quizá mejor. Este viaje al Palacio de las Bellas Artes, así como la búsqueda de justicia en todos los ámbitos, son un buen recorrido a la reflexión sobre el quehacer humano.
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