La odisea vivida por la especie humana a lo largo del surgimiento de los primeros protohomínidos ocurrido ya hace varios millones de años, tantos que aún no tenemos una fecha precisa, lo cierto es que el camino andado de ahí hasta llegar a nuestro presente está plagado de hitos que parecieran encaminados a llegar a nosotros y a partir de nuestro presente nos llevará a estadios que sin duda serán sorprendentes.
El número de especies que están en la construcción del hombre es incierto, algunas con más o menos éxito, pero todas ellas de alguna manera aportaron elementos para la construcción de eso que hoy pudiéramos llamar el espíritu humano, un término romántico que pretende englobar la conceptualización de lo que somos y que de lo que algún día seremos. El espíritu humano, nada me es más atrayente a mi imaginación que pensar en él, que se nutre día a día con las observaciones y reflexiones que nos permite la cotidianidad, en ese permanente contacto con los otros, algunos más cercanos y queridos, otros no tanto, pero ambos extremos nos influyen, nos construyen.
El espíritu humano, eso, que sea lo que fuere, que nos distingue y nos conjuga, nos distingue de todos los experimentos que ha hecho la vida, plantea la gran diferencia entre los humanos y cualquier otra forma de vida conocida. Además, a su vez nos conjuga, nos agrupa en espacios culturales, sociales e incluso temporales, pues como todo aquello que vida tiene, el espíritu humano muta, se transforma, se adecua a las condiciones que el entorno cultural creado por nuestro hacer le impone. En él, cabemos todos, con todo lo que somos, y esto no deja de ser más que sorprendente.
Intentar delimitar vía el establecimiento de un significado, eso que entendemos por espíritu humano, me es en lo personal un ejercicio harto complejo y quizá siempre resulte inconcluso. Establecer en que momento ese espíritu nos inunda, esclarecer si es él quien nos envuelve o somos nosotros los que lo delimitamos… sin duda estas ideas, al menos para quien escribe, son uno de los puntos más altos a los cuales puede alcanzar la abstracción y se torna en una paradoja, una especie de uroboro en que espíritu y entidad se envuelven.
A pesar de lo dicho, es una idea más que atractiva, un sueño quizá por intentar entender los porqué que invaden nuestra cotidianidad. Pues en ese espíritu humano cabemos todos, hombres y mujeres, que en miles de millones de individuos lo integramos, es ese impulso que nos lleva a solidarizarnos con los otros, con aquéllos que ni siquiera hemos conocido antes y en muchos casos que nunca hemos de conocer; es el sueño que algún niño tuvo en su infancia por alcanzar los límites del Sistema Solar y poder ver de cerca al ahora planeta enano Plutón y que en su edad adulta pudo liderar el proyecto New Horizons que el 19 de enero de 2006 salió de Cabo Cañaveral con rumbo a los confines del Sistema Solar y que este 14 de julio de 2015 a las 07:49, hora del este de los Estados Unidos, se llevó a cabo la máxima aproximación a tan sólo 12,450 km.
El espíritu humano canta, canta a sus sueños, a todo aquello que lo conmueve, que lo impulsa a nuevos derroteros, que lo arraigan en su andar; canta y denuncia aquello que le parece injusto, que lucha por sus esencias. El espíritu humano se rebela ante aquello que le inquieta; ha sido el gran creador, desde la Guernica de Picasso hasta, en un viaje inverso, las cuevas de Altamira, de Ukhahlamba-Drakensberg, Sudáfrica o de cueva de Chauvet, algunas de las cuales se remontan a unos 32 mil años en el tiempo. El espíritu humano ha viajado desde el tam tam de los primeros tambores o los sonidos de las primeras flautas hasta Peter Gabriel o Frank Sinatra, pasando por una lista interminables de músicos, juglares y cantores que con su música tocan las fibras más íntimas del ser humano.
Pero ojo, también ese espíritu humano se encuentra en las recámaras de niñas que hacen de la intimidad de la habitación más personal y propia que tenemos dentro del hogar en un espacio para venderse, vender su imagen a los caprichos y el morbo de hombres y mujeres tan plenos y llenos de soledad que buscan en una pantalla sentir el paso de la sangre por las venas. Jóvenes que hacen de las obsesiones y soledades de otros un negocio siempre en la búsqueda de tener, que es la cultura que hoy predomina.
El espíritu humano es el cúmulo de todo lo que somos y seremos… mucho hay por decir, mucho por reflexionar; tinta, bytes, ideas y pensamientos por conjugar en un intento por saber algo más de nosotros, ejercicio sin duda apasionante, pleno en sorpresas y grato en encuentros; un reto que nos lleva de lo brillante de una Capilla Sixtina a lo grotesco de Auschwitz; del dolor de Ayotzinapa a la alegría infinita que provoca la risa de un hijo.
Facebook.com/ymahr
ymahr@yahoo.com
@Ymahr-Nogara