A mis alumnos de siempre
Siempre he sido un poco iconoclasta -aún sin saberlo conscientemente- y gracias a ello, agnóstico e irreverente hasta la herejía; de hecho el agnosticismo me embriaga a tal grado, que me cuadra sobremanera la recolección de herejías; cuasi siempre teológicas, aunque extendiendo el término un poco hasta abarcar a ideas y sueños; ilusiones y múltiples hierbas; desde el ámbito científico al vulgar y al profano; de lo altamente literario a la cultura popular, de lo apócrifo a lo canónico. Robando las palabras de Julio Iglesias, "soy de aquéllos que sueñan con la libertad…".
Y en esos sueños en que he construido mi andar por esto que se llama vida, el caos es el gran garante, ese caprichoso azar que día a día nos sorprende con una realidad que es más mágica, sorprendente e impredecible de lo que a veces quisiéramos para nuestra tranquilidad, siempre en detrimento de las buenas costumbres, que a fin de cuentas, han de ser derribadas y abatidas una y otra vez, siempre en pos de una nueva forma de vivir.
Este que he sido a fin de cuentas se reflejó en el estudiante que fui; apasionado por el saber, enemigo de visiones únicas e inescrutables, alumno irregular en cuanto a la permanencia perpetua entre paredes, ávido de preguntar siempre, acumulador eterno de interrogantes; nunca satisfecho con verdades inalterables.
Voy del Halcón Milenario a la Teoría de las Supercuerdas; de los evangelios gnósticos a Injustice; de The Walking Dead a Giovanni Papini; de Óscar Chávez a la semiótica; de Klitos o Clitos o Cklitos a Gokou; de los videojuegos a La naranja mecánica a una taza de café con un capricho de Paganini… numismático, con una fijación actual por la notafilia; coleccionista de instantes, de cómics, de ficciones y de retazos de vida… irreverente siempre.
Y he aquí, que todo lo anterior es sólo el preámbulo para hablar de los jóvenes (¿de hoy?); y permítaseme dejar la interrogación así, explicitada, pues he de clarificar que pienso que todos los jóvenes son de hoy a pesar de tiempo o época. Siempre irreverentes, inconstantes y gracias "a quien fuere" inconscientes; pues en esa inconsciencia está la búsqueda eterna y permanente por alcanzar los ideales y los sueños que todo joven siempre ha tenido. Siempre iguales y siempre diferentes.
En mis alumnos veo un tipo particular de jóvenes que me gratifican, que van a contracorriente de lo que la mayoría pudiera pensar de la juventud de hoy. Mis estudiantes son endemoniadamente críticos, hábiles en el manejo de las tecnologías, conocedores de diversos medios de comunicación los cuales se convierten en una extensión de su realidad (esa "realidad aumentada" que sin dudar pronto nos alcanzará y que redefinirá el devenir de tiempos, acciones y por ende culturas; esto a pesar de los "viejos" que a veces no lo entienden y quienes han olvidado su propia juventud).
Los jóvenes de hoy tienen nuevos espacios que los multiplican, que los potencializan… tengo alumnos altamente comprometidos con su propio desarrollo, con una claridad de miras que hacen de su hacer cotidiano un camino cierto ante el futuro que les depara un mundo cada vez más pequeño. Son líderes natos, con los mismos sueños y las mismas utopías que alguna vez todo quien ha sido joven ha tenido; con la decisión de ir tras ellos cual quijotes de un Siglo XXI plagado de molinos de viento que no los detienen, que no pueden detenerlos.
Mis alumnos (y quizá como todos los estudiantes que se aglutinan en escuelas, colegios, universidades e institutos… al menos ésa es mi esperanza) se embarcan en batallas que parecieran imposibles, causas perdidas, sueños utópicos que realizan, se solidarizan con aquéllos que se encuentran en desventaja, cuestionan a profesores, se apasionan por conocer más de sus querencias particulares. Son un nuevo tipo de "nerds" (perdón por la palabra, pero no encuentro otra), con mucho conocimiento, comprometidos con aprender cada día más, empeñados en realizar trabajos excelentes, ingeniosos y altamente creativos… y siempre andan a la moda. Saben lo que ocurre en el mundo y lo cuestionan, nos cuestionan… son irreverentes y eso siempre lo he de agradecer.
A veces pienso que hoy los jóvenes no tienen una ideología, un bastión el cual defender a ultranza, una verdad por la cual vale la pena luchar… más ocurre que quizá ése sea su mayor logro, y su ideología es no tenerla, y con ello han logrado su mayor éxito, pues sin ataduras el vuelo puede ser más libre, más pleno y más equitativo. Las ideologías han generado bandos que se asumen con la verdad absoluta y quizá un mundo sin ellas nos lleve a una realidad más tolerante y respetuosa.
Gracias a mis alumnos, a todos, desde aquél que ha estado atento a aquél que ha luchado por no dormirse e incluso a quien que cayó en brazos de Morfeo.
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