Qué bueno que subimos los impuestos, sostuvo en Durango este 13 de enero el presidente Enrique Peña Nieto, porque así no tendremos que bajar el gasto público. "De no haber sido por la Reforma Hacendaria, y ante la caída que ha habido de la producción petrolera y en los precios del petróleo, hoy estaríamos en una condición muy adversa. Hubiésemos tenido que recortar el gasto e impedir que se construyeran más hospitales, más escuelas, más carreteras."
Yo no sé si realmente el gobierno ha construido muchos hospitales, escuelas y carreteras en el último año. Es verdad que en este sexenio se concluyó la autopista Durango-Mazatlán, obra que comenzó en el gobierno de Felipe Calderón, pero hasta donde yo sé el proyecto, como muchos otros, fue realizado y financiado por capital privado.
Lo que sí sé es que el aumento de impuestos de 2014 representó un fuerte golpe al consumo y a la inversión productiva y se convirtió en uno de los factores más importantes de que la economía nacional creciera sólo 2 por ciento el año pasado contra el 4 por ciento pronosticado en un principio por el gobierno.
Para los que pagan impuestos, México es ya un país con tasas impositivas muy elevadas. Las personas físicas pagan una tasa máxima de 35 por ciento de impuesto sobre la renta. Las empresas cubren más del 50 por ciento de sus utilidades, una vez que se suman el ISR empresarial de 30 por ciento, el 10 por ciento de participación de utilidades y el 10 por ciento de impuesto sobre dividendos.
¿Cuánto se paga en otros países? Las tasas máximas para personas físicas sí suelen ser más altas, pero se aplican a niveles de ingresos mayores. Trabajadores que en otros países no pagarían impuesto en México entregan 20 por ciento o más de sus ingresos al gobierno. La poca recaudación de la que constantemente se queja el gobierno no surge de las tasas sino de la evasión. Un 60 por ciento de la población económicamente activa trabaja en la informalidad. Grandes sectores de la economía, por otra parte, están exentos del pago de impuestos.
Las tasas empresariales en México son más onerosas que en otros países. Además, México va a contracorriente del mundo. En este momento hay una tendencia internacional a reducir los impuestos corporativos para generar mayor crecimiento. El Reino Unido, por ejemplo, ha disminuido su tasa de 24 por ciento en 2013 a 22 por ciento en 2014 y a 20 por ciento en 2015. Suecia registra un impuesto corporativo de 22 por ciento, Singapur de 17, Hong Kong de 16.5 y Francia de 33.3 por ciento. En Canadá las tasas federales fluctúan entre el 11 y el 15 por ciento y las provinciales entre 0 y 16 por ciento.
El nivel de las tasas, sin embargo, es sólo parte del problema. En México las deducciones fiscales son significativamente menores a las de otros países. Esto eleva de manera importante la tasa real. Por otra parte, en México los contribuyentes no reciben servicios gubernamentales congruentes con sus impuestos. Muchos tienen que pagar por seguridad, salud y educación privadas ante la mala calidad o la falta total de servicios gubernamentales.
El gobierno debería preparar ajustes al gasto público para compensar la caída de los precios del petróleo. Hay mucho de dónde cortar. Es absurdo que estemos gastando 17 mil millones de pesos en regalar televisores o 5 mil millones para los partidos políticos o decenas de miles de millones de pesos en subsidios para el nuevo tren bala entre Querétaro y la ciudad de México. Pero recortar el gasto es precisamente lo que no quiere aceptar el presidente. La grandeza de los gobiernos mexicanos se mide, al parecer, por el dinero que despilfarran.
TERRIBLE MEXIBÚS
Las protestas contra la línea 2 del Mexibús han estallado inmediatamente después de su inauguración. Como se prohibirán otros transportes para que el Mexibús no tenga competencia, decenas de miles de usuarios tendrán que tomar tres transportes en lugar de uno. El Mexibús les significará un mayor gasto y mayor incomodidad.
Twitter: @SergioSarmiento