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Independientes de chocolate

MAITE AZUELA

En los juegos de niños cuando hay pequeños a los que no se quiere incorporar seriamente en algún equipo, con un guiño de ojo o alguna señal, se le comunica al resto de los jugadores que su presencia en la competencia es "de chocolate", de modo que el niño excluido pueda percibir que está siendo parte de lo que sucede sin que en realidad se tome en cuenta lo que hace.

Las reglas que nos obsequiaron los legisladores, retomadas casi intactas de la propuesta del Ejecutivo, y las complicaciones burocráticas determinadas por varios institutos electorales son un espejo de la ridiculización en la que colocaron la figura de los candidatos independientes.

Sobran argumentos para decir que la democracia ha provocado desencanto, incluso para titular análisis en los que se confunde la alternancia o la partidocracia con la democracia y se atribuye a la última el incremento de la corrupción. Definitivamente el sistema de partidos y el financiamiento público exacerbado incitan al derroche de recursos que no tienen buen fin. Pero seamos honestos, no es que estemos desencantados de la democracia, estamos decepcionados de una partidocracia a la que con enorme irresponsabilidad se le pone investidura de democracia. Lejos nos vemos de contar con los mecanismos reales de una democracia participativa en la que la fiscalización y la rendición de cuentas no estén amenazadas por las complicidades de los diferentes partidos que tienen monopolizada la contienda política.

Las candidaturas independientes fueron reguladas para simular que se abrían canales de participación política alternos a los partidos y su efecto ha sido consistente. Como un ejemplo revisemos los registros del Distrito Federal en donde solo 27 de los 145 aspirantes a candidatos independientes a jefes delegacionales y diputaciones locales consiguieron entregar el paquete con el número de firmas de apoyo requeridas. Habrá quienes piensen que este número de jugadores independientes es suficiente. Suponiendo sin conceder que eso resulte representativo, no es la cantidad sino el perfil de varios de los registrados lo que demerita terriblemente la figura de las candidaturas independientes.

El ciudadano Mario Arriagada Cuadriello logró librar el primer obstáculo constituyendo a toda prisa una asociación civil (requisito que es definitivamente injustificado) y buscó sin descanso las firmas de los vecinos. Como ciudadano realmente independiente, no contaba con apoyo alguno de partidos políticos así que se quedó en el camino de la aspiración. Junto a otros contendientes advirtió el corto tiempo para recabar la cantidad de firmas solicitada cuando se es un ciudadano sin maquinaria política, pero el IEDF se negó a ampliar el plazo.

En contraste, Demetrio Sodi y Arne Aus Ruthen, quienes ya fueron jefes delegacionales en Miguel Hidalgo por el PAN, sí consiguieron registrarse y pretenden regresar a dirigir la delegación jugando ahora por la vía "ciudadana". También están quienes ya fueron legisladores locales por el PRI y PRD, como Norberto Nazario e Hipólito Bravo que buscan la postulación independiente para pelear por la jefatura delegacional en Gustavo A. Madero y una diputación local por el distrito 37 de Tlalpan.

Habrá también muchos que no vean en las candidaturas independientes un valor agregado al sistema de participación política, sin embargo ya que están incorporadas en la Constitución, requerían verdaderas posibilidades de competencia. Sería utópico esperar a que militantes y políticos con carrera partidista no hicieran uso de la figura simulando distancia con los partidos a los que en realidad deben su registro, sin embargo debíamos aspirar a que las reglas permitan también a ciudadanos como Mario Arriagada registrarse y competir.

Antes de que se regularan las candidaturas, varios ciudadanos que impulsábamos mecanismos de participación política alternativos fuimos convocados por Mauricio López, entonces coordinador de asesores del secretario de Gobernación, para conversar sobre la regulación de las candidaturas y otras figuras de democracia participativa. No cedió ante la insistencia de que la propuesta del Ejecutivo contemplara reglas más flexibles para ciudadanos no partidistas y limitara en la medida de lo posible a los colados de los partidos. Ahora López preside el PRI en el DF y sabrá lo que es gozar de la ventaja de jugar mientras guiñe el ojo a sus contrapartes partidistas.

Analista política y activista ciudadana

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