José María Hermosillo, de Aguascalientes, fue el triunfador al obtener una oreja en el tercer novillo de la lidia en el Coliseo Centenario de Torreón. (Jesús Galindo)
Las familias de aficionados taurinos fervientes a la más bella de las fiestas se dieron cita en el Coliseo Centenario de Torreón, para celebrar la primera tarde del festejo novilleril. Los parches y metales anuncian la salida de los alternantes ataviados en abanico multicolor de seda y plata, el respetable los recibe con las palmas, dando apertura formal a la 2da Edición del Nacional Serial Novilleril Descubriendo un Torero.
La participación de los novilleros se dio por orden de antigüedad, en primera instancia André Lagravere (de Mérida, Yucatán) Vestido Rosa recibe al novillo "Tradición" ejecuta tanda de verónicas y rematando con rebolera enviando al burel al castigo, el novillo al sentir la puya sale de la suerte en repetidas ocasiones, última tanda con el capote rematando con media verónica, en la suerte de banderillas de tres pares se prendieron cinco aretes. Armado con la muleta inicia labor y es arropado por su enemigo, se levanta y continua con repetidas tandas de naturales rematados con el de pecho el público le reconoce con las palmas, en la suerte máxima luego de pinchar pasaportea a su enemigo, el novillero escucha palmas.
El segundo del cartel fue Pablo Vite vestido de verde botella y oro le salió al quite al novillo denominado "Por Siempre" ejecutando aterciopeladas verónicas con el capote rematadas con rebolera y dejando que el novillo acuda bravo a la suerte de varas, con el capote ejecuta chicuelinas en los medios muy coreadas con el "Ole" del tendido, de las banderillas sólo se prendieron dos de tres pares, en la suerte de muleta sale al tercio y le brinda al respetable para iniciar labor con derechazos de las tablas a los medios, repite tandas recibiendo las palmas, el novillo hace un extraño y empala al novillero sin consecuencias, la lidia continúa impregnada de peligro, a la hora de abreviar el burel dobla en el segundo intento, el novillero escucha palmas.
En tercer participante José María Hermosillo sale vestido de azul cielo y oro ante el ejemplar español de la ganadería de "El Vergel", Bravo novillo, castaño de pinta y bisco de cornamenta, al cual recibe con verónicas y le envía a la suerte de castigo y el cuadrúpedo acudiendo embiste con bravura al corcel, de los tres pares de banderillas dos se ejecutan a la perfección, Empuñando la muleta demuestra amplias facultades ante su embravecido enemigo colocándose en el sitio hasta hacerlo embestir una y otra vez escuchando las palmas por tanda, a la hora de la verdad hunde el acero hasta la empuñadura y el novillo fulminante muerde el polvo. Como resultado artístico obtiene una oreja y vuelta al ruedo.
Finaliza el festejo con la participación del lagunero Jesús Sotomayor ataviado en negro azabache listo a recibir a su enemigo denominado "Mi Sueño" que sale con bríos de la puerta de chiqueros, luego de la suerte de muleta y el castigo de varas, el "Güerito" decide ejecutar la suerte de banderillas el primer par bien colocado, el segundo con mucho valor lo ejecuta con banderillas cortas armando la escandalera en el tendido, muleta en mano inicia labor en los medios tanda de naturales rematados con el de pecho, con el enemigo fijo a la arena a base de tesón le arranca muletazos como sacándole agua a una piedra, finalmente decide abreviar y pasaportea a su enemigo en el tercer intento, escuchando las palmas del respetable.
Concluida la participación de los disputantes al serial, salió al ruedo el niño becerrista sensación del momento, Cristóbal Arenas "El Maletilla" (Ataviado en corto español color negro) para dar una magnífica demostración, con garbo torero y muestra de facultades lidió una vaquilla de dos años de edad, pases y quites con el capote y muleta despertaron el sentimiento de la afición lagunera que le coreaba con el "Ole" cada una de sus ejecuciones llevándose carretadas de palmas por lo hecho en el ruedo, toreando valiente en el sitio a pies juntos haciendo vibrar de emoción al respetable, desde el biombo el juez de plaza le otorgó dos orejas simbólicas coronadas con la vuelta al ruedo. El público motivado no abandonó el recinto hasta ver concluida su actuación gritando a una voz "Torero", "Torero", "Torero"…y más que eso irle a buscar para tomarse la fotografía y recibir el autógrafo del nuevo ídolo infantil del toreo.
