En diferentes partes del mundo, se están organizando iniciativas para aprovechar las ventajas competitivas de la Reducción de la Huella Ecológica en nuevos mercados. A continuación se expone de forma muy resumida el caso de Costa Rica.
Este proyecto lo impulsó el Fondo mundial para la naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) en Costa Rica, aunque después de conocerlo, es evidente su potencialidad para replicarse en cualquier otra región. La iniciativa reunió a la industria y agroindustria costarricense, para escuchar sobre las ventajas competitivas que tiene reducir la Huella Ecológica del Agua y Energía para el acceso al mercado, a sus empresas y lo más fundamental el uso responsable de los recursos naturales del planeta.
Los planteamientos de WWF y de las empresas participantes son además de prometedores, muy cercanos a la sustentabilidad ambiental que representa reducir la huella hídrica y la huella de carbono.
Lawrence Pratt, director de una escuela de negocios (INCAE), presentó un análisis de la reducción de la huella ecológica como una estrategia de competitividad. En su presentación, comenta que la evolución de las ventas al detalle de productos orgánicos en países como los Estados Unidos y los que integra la Unión Europea es a la alza: entre 1997 y 2006 creció de 3 billones de dólares hasta casi 18 billones, lo que plantea importantes oportunidades, además, dado que la tasa de cambios es muy acelerada, las compañías deben adquirir con rapidez, experiencia en la innovación de esta área. Aspecto que se debe expresar en programas novedosos de buenas prácticas, en las que diversos insumos químicos altamente tóxicos son reemplazados.
Una embotelladora local (de Costa Rica), de esas que producen la bebida más consumida en México, hace eco a una política de la transnacional cuando se propone reducir su huella ecológica de agua "regresando a la naturaleza la misma cantidad de agua que utilizamos en la elaboración de nuestras bebidas en nuestras embotelladoras, con calidad que soporte la vida acuática." Para ello establecieron protocolos técnicos de saneamiento en circuito cerrado, reutilización de soluciones de saneamiento, recuperación de agua en proceso de lavado de botellas, recuperación de agua de enjuague de botellas, lubricación en seco para bandas transportadoras, recuperación de agua de retrolavado de filtros de carbón y tratamiento al cien porciento de las aguas residuales.
Además, su estrategia de cambio climático consiste en "compensar al cien porciento la emisión de gases con efecto invernadero provenientes de las plantas. Reducir significativamente las emisiones provenientes de la flotilla y equipos de refrigeración."
Para esto, adopta nuevas tecnologías para ser más eficientes en el consumo de energía y reducir las emisiones de dióxido de carbono. Asimismo, sus movimientos consideran las horas de mayor tráfico y produce un mínimo de ruido. En general, aplica medidas preventivas para evitar fallas que afecten la eficiencia de los procesos.
Su estrategia de empaque sostenible, considera "reciclar una cantidad de empaque equivalente al cien porciento de los empaques primarios y secundarios que se generan." Para ello, se puso en marcha el Programa Planeta, consistente en un programa ambiental, que participa en la solución a un problema nacional de manejo de desechos sólidos en Costa Rica, mediante el programa de recolección y reciclaje de envases de plástico (P.E.T.)
"La recolección del material es realizada por medio de centros de acopio, a los cuales se les paga un valor de rescate." Además, se aligeraron los empaques minimizando el material utilizado en la producción de botellas de PET hasta en un 20 porciento, entre otros.
La embotelladora complementa sus actividades ambientales apoyando en la organización de áreas naturales protegidas, con señalética y dotación de áreas de refresco para los visitantes.
Otra empresa participante, revisó con mayor detalle la eficiencia energética como ventaja competitiva en mercados internacionales. La eficiencia energética es el "conjunto de actividades encaminadas a reducir el consumo de energía en términos unitarios, con el fin de proteger el ambiente y reforzar la seguridad de abastecimiento." Para lograrla, es necesario educación ciudadana, información, persuasión, incentivos, normatividad, cambio cultural, cambio tecnológico, inversión en equipos y visión de largo plazo, acciones donde participa el Estado, la sociedad civil y el sector empresarial.
David McLaughlin del WWF, hizo las siguientes recomendaciones a las empresas participantes: "recomendamos que los inversionistas evalúen la dependencia de sus carteras en los recursos hídricos y su vulnerabilidad a los problemas de disponibilidad y contaminación del agua. Los sectores generación de energía, minería, fabricación de semiconductores y de alimentos y bebidas, están particularmente expuestos a los riesgos relacionados con el agua.
La exposición a la escasez y a la contaminación de agua no se limita a los procesos de producción in situ, de hecho, puede ser mayor en las cadenas de suministro de las empresas que en sus propias operaciones."
