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La Columna de Brizio

UN TROMPO A LA UÑA

ARTURO BRIZIO CARTER

Para la jornada 5 del campeonato mexicano le siguió la tos al perro, en el sentido arbitral, con trabajos francamente muy deficientes.

Se llevó la palma el silbante Ricardo Arellano, quien ¿condujo? el encuentro entre Monarcas y América allá en la hermosa y hospitalaria ciudad de Morelia.

Jamás se enteró de los "piques" que se fueron dando en la cancha, particularmente entre Marco Palacios y Darwin Quintero, hasta que la mecha quedó tan corta que la explosión era inevitable.

En una acción dentro del área purépecha, el "Pikolín" se barrió con todo, al puritito balón y eso molestó al delantero aguilucho quien, ya de ardido, le dio un puntapié que el expuma aprovechó para exagerar.

A esas alturas el juez estaba tan desconcertado que no vio ni midió la magnitud de la acción y tampoco fue bien auxiliado por el asistente Chucho Sevilla Palafox, por lo que el "Científico del gol" permaneció en la cancha cuando debió mirar la tarjeta roja.

La semana pasada, Carlos Fierro, delantero de Chivas, fingió una falta dentro del área que se marcó como penal, dando una ventaja desleal a su equipo.

Los miembros de la Comisión Disciplinaria, luego de mirar el video, decidieron sancionar al pillete con un juego de castigo al percatarse de que efectivamente había engañado al silbante Luis Enrique Santander.

La bronca de este tipo de castigos a "toro pasado" radica en la discrecionalidad con que se aplican. Eso hace que la justicia de la Disciplinaria sea selectiva y según el sapo, sea la pedrada, cargándoles la mano a los equipos chicos y solapando a los grandes.

El tema de Quintero adquiere, por ello, especial relevancia. Si realmente Eugenio Rivas y su gente quieren ganar la credibilidad perdida por una comisión manejada a capricho de quien detenta el poder en la Femexfut, tendrá que ser congruente y aplicar con mano de hierro el reglamento.

En ese mismo encuentro se presentaron otras acciones que podrían merecer la revisión de esta vilipendiada comisión: la artera patada que Daniel Arreola le pegó a Michael Arroyo y la "plancha" sin balón que Rubens Sambueza la metió a Jorge Zárate.

En ambas se mostró solamente la cartulina amarilla, siendo que la del "Dani" es de esas jugadas de catálogo, de curso de arbitraje para ejemplificar lo que está prohibido hacer en un terreno de juego y la de Rubens, el típico ejemplo de la revancha personal cobrada a punta de patadas.

El silbante Arellano, tan disminuido en su autoestima, tenía que haber mostrado la tarjeta roja.

Habrá que estar atentos para saber si se abre una investigación de estos hechos y si de aquí en adelante, los miembros de la Comisión Disciplinaria están dispuestos a echarse…un trompo a la uña.

apbcarter_1@hotmail.com

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