En Monterrey están de plácemes puesto que se ha anunciado, con bombo y platillo, la contratación del técnico campeón del futbol mexicano, cesante hasta el día de ayer, Antonio Mohamed.
Como todo el mundo sabe, el "Turco" dejó a las Águilas del América luego de conseguir el título apenas en diciembre del año pasado. Aparentemente entró en conflicto con la directiva al enterarse de que su cama estaba tendida y se coronara o no, Gustavo Matosas estaría en el nido de Coapa a partir del Clausura 2015. Esto sin contar con algunos roces que tuvo con jugadores, siendo el más publicitado el de Paul Aguilar, a quien incluso separó del plantel en plena liguilla.
Se llegó a decir que el vestuario americanista estaba "roto" por culpa del técnico, sin embargo, la demostración de unión, camaradería y sacrificio mostrados en la lucha por el campeonato, parecieron desmentir esa afirmación.
Mohamed es un personaje. Desde su época de jugador con Toros Neza mostró ese descaro y esa conexión con la tribuna que les está reservada sólo a los elegidos. Parte fundamental del colorido de ese cuadro dirigido por Enrique Meza era precisamente el liderazgo de Tony.
Con ese equipo llegaron incluso a una gran final donde fueron masacrados por las Chivas, sin embargo, tuvieron tres oportunidades claras en el primer tiempo para haber hecho la travesura.
Mohamed conoce el medio futbolístico nacional y la ciudad que ahora lo acoge como una especie de hijo pródigo, ya que en su etapa como futbolista vistió durante cuatro torneos la camiseta de Rayados, de ahí el revuelo que su contratación ha causado.
Ahora bien, al margen de la euforia, ¿qué encuentra el "Turco" a su llegada a la Sultana del Norte? Pues a un equipo que no juega a nada, con una inversión millonaria, un público fiel y solamente cuatro puntos en el actual torneo, lo que lo tiene colocado en la posición 17, un mísero puntito arriba del colero Morelia.
Pienso que la capacidad de este hombre no está a discusión, sin embargo, a veces las circunstancias no son del todo propicias y un plan que parece perfecto falla, sin que la lógica haga su chamba en el cambiante y extraño mundo del futbol.
La realidad es que Rayados y su afición no merecen estar en la cola ni jugando un futbol de lágrima que aburriría hasta al más optimista. La directiva ha hecho un esfuerzo y ojalá se refleje pronto en la cancha y en la tabla de posiciones.
El público regio es muy noble y adorará a Mohamed en la medida que los resultados se den.
También debo enviar un abrazo a Carlos Barra, el técnico despedido. Se trata de un gran chaval a quien le soltaron, creo yo, demasiado pronto una responsabilidad mayúscula.
Ahora le toca prepararse, ver mucho futbol y esperar su revancha particular. Suerte a ambos.
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