El campeonato mexicano se está volviendo adulto y hay cosas que parecen no tener demasiada lógica, aunque lo hecho y dejado de hacer en el terreno de juego sea lo que mande al mirar la tabla de posiciones.
Ver a Monarcas al fondo del tablero tiene todo el sentido del hijo desheredado. Al cuadro purépecha lo desmantelaron para reforzar al Atlas y están pagando las consecuencias. Despedir a Alfredo Tena para dejar a Roberto Hernández parece otra decisión audaz y puede que hasta descabellada. Ojalá componga esa nave que naufraga con tres miserables puntitos.
El Ferrari que le compraron a Gustavo Matosas parece que arranca pero de pronto echa reversa. Le ganaron a Pumas por la mínima pero yo si fuera seguidor de las Águilas estaría muy preocupado. La ofensiva auriazul llegó cuando quiso frente a Moisés Muñoz y no anotó en mucho por la capacidad del meta americanista y porque mis bravos guerreros universitarios dispararon más al bulto que a la portería. Ni modo y no piensen que escribo por ardor.
Chivas ganó de visita, remontando, alejándose de la quema y colocándose en lo que los expertos llaman "zona de calificación". Capaz que su dueño empieza a creer que deveras pueden ser campeones.
Santos cae en casa y sigo creyendo que lo de Caixinha es un matrimonio con la directiva y un espejismo que no dará títulos. Perdiendo con Atlas bajó cinco peldaños y está, por ahora, fuera de la liguilla.
Sin pretender hacer un resumen de la liga, me llama poderosamente la atención lo realizado hasta el momento por tres animales: Perros, tiburones y jaguares.
Lo de Xolos en Tijuana es realmente para el análisis. Le dan vida a un entrenador desahuciado como Daniel Guzmán y el tipo responde como los grandes. Refuerzan con sentido al plantel, retoman la costumbre de hacerle pagar al visitante el impuesto de jugar en pasto artificial y se encuentran comandando el torneo con 16 indiscutidas unidades.
Jaguares es un proyecto bien pensado y mejor ejecutado. Con la continuidad como premisa, se sobrepusieron a la goleada que les propinó el América para regresar a la senda del triunfo en casa. Diecisiete juegos sin derrota en el "Víctor M. Reyna" hablan por sí solos además de estar en el pelotón de aquellos que si hoy acabara el torneo estarían en la fiesta grande.
Mi favorito en esta historia es el tiburón, vestido de rojo y radicado en Veracruz. Arrancó el campeonato como un viable candidato al descenso y hoy marcha dándose de codazos con los líderes y es el único cuadro invicto. Carlos Reinoso ha hecho valer su experiencia y liderazgo, haciendo que el equipo luche pero también juegue bien al futbol.
Juegan a tope y pelean cada balón como si fuera el último. Sólo así se puede salvar un equipo que está en peligro. Una lección para el resto.
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