Esta semana arranca la Copa América, el torneo sudamericano de donde surgirá el representante del Cono Sur para la Copa Confederaciones y que aglutina a algunos de los más importantes jugadores del orbe. México asiste, desde 1993, en calidad de invitado y en general, la actuación del Tricolor ha sido destacada. Incluso en un par de ocasiones ha disputado la final aunque nunca ha conseguido coronarse.
El arbitraje nacional también ha acudido a esta importante justa deportiva y la consideración de los altos mandos sudamericanos es alta. Para la presente edición será Roberto García Orozco quien dirija los destinos reglamentarios de los encuentros, asistido por dos estupendos elementos como son José Luis Camargo y Marvin Torrentera, ambos con mucha línea recorrida y poseedores de una vasta experiencia.
En el torneo mexicano no le ha ido del todo bien a García Orozco. De hecho, tuvo una liguilla signada por la polémica luego de sancionar un penal a favor de Pachuca en su juego ante el América, cuando el partido agonizaba, incidiendo en el triunfo tuzo y unos días después se abstuvo de señalar la pena máxima en una falta sobre Ariel Nahuelpán, perjudicando en esta ocasión a los mismos hidalguenses que quedaron fuera ante Querétaro.
Sin embargo tiene un sólido prestigio a nivel internacional. Estuvo en el grupo de élite de donde salieron los seleccionados para dirigir la Copa del Mundo en Brasil y se quedó en la orilla. Marco Antonio Rodríguez fue quien representó a nuestro país. También en alguna ocasión dirigió la final del Mundial Sub-20. Ojalá tenga éxito en su encomienda.
El problema en este tipo de torneos es que normalmente el mejor arbitraje lo tienen, por lógica, los países donde es más alto el nivel de competencia y futbolístico. Por ejemplo, los jueces sudamericanos que estuvieron en el pasado Mundial representaron a Brasil, Argentina, Chile y Colombia y es muy probable que estos equipos lleguen a instancias definitivas del evento, lo que obliga a estos nazarenos a dejar prematuramente la competición.
Entonces nos quedan los árbitros, dicho sea con todo respeto, que menos capacidad tienen, ya que sus torneos son poco competitivos y en algunos casos francamente malitos, por lo que hay que ver los partidos con el Jesús en la boca y el rosario en la mano.
Destacan por su cancha y nombre, además del paisano García Orozco, el local Enrique Osses, el brasileño Sandro Ricci, el colombiano Wilmer Roldán y el argentino Néstor Pitana que, como ya apuntábamos, todos ellos con experiencia mundialista. Del resto espero ese típico arbitraje acomodaticio y en algunas ocasiones tendencioso que caracteriza al futbol de la Conmebol.
En el Brasil vs México apareció el paraguayo César Quintana y en la única jugada con algún grado de dificultad, decidió mirar hacia otro lado cuando Fred arrolló a George Corral solo frente a la portería en lo que debió sancionarse como penal y expulsión del brasileño. Afortunadamente no va a la Copa América.
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