Me encantan los dichos ya que creo encierran, algunos de ellos, lecciones equiparables a las de las fábulas de Esopo, siempre con sus tan gustadas y gastadas moralejas, sin embargo, hay algunas francamente estúpidas y que nunca acabaré de entender.
"La suerte de la fea, la bonita la desea", la tiene que haber inventado un orate. Para empezar, soy un convencido que ninguna mujer, por el simple hecho de serlo, puede merecer el calificativo de "fea".
Quizá para los estereotipos, sobre todo occidentales de la belleza, casi siempre dictados por Hollywood y sus esbirros, habrá damas que luzcan menos agraciadas pero el tema central es por qué demonios una bonita puede desear su suerte.
O qué, ¿son las bellas tontas?, ni Marilyn Monroe se creyó eso, entonces, fuera las verdades absolutas y entendamos de una vez por todas que la suerte, si es que existe, es un asunto meramente personal.
La selección mexicana obtuvo su boleto a la copa confederaciones debido a una extrema dosis de fortuna.
Si usted no lo ve así, amable lector, me permito recordar la terrible Copa Oro donde de ninguna manera debió llegar a la final. Frente a los "ticos" se marcó un penal agónico que le permitió avanzar a semifinales y ya instalados en esa instancia, un arbitraje inmisericorde ayudó a levantar el ánimo de un cuadro derrotado en lo futbolístico y lo mental pese a que enfrentó, casi una hora, a un Panamá que jugaba solo con 10, derivado de una injusta expulsión.
El silbante norteamericano Mark Geiger "mató", como se dice en el argot, al cuadro "canalero" mientras Jamaica daba cuenta de los gringos, esfumando la "final soñada" y abriendo el camino a la corona para el tricolor.
Luego del despido de Miguel Herrera, por las causas de todos conocidas, vino el interinato a cargo de Ricardo Ferreti cuya misión era lograr el pase a Rusia para el torneo que lleva a las selecciones ganadoras de los torneos regionales en cada confederación.
El "Tuca" se aventó a lo grande jugando con 3 centros delanteros. Quizá quiso aprovechar el viaje para quitarse la etiqueta de defensivo y ratonero que sus detractores le cuelgan a la menor provocación.
Además, respetó el esfuerzo de sus dos puntales para reaparecer en tiempo récord luego de sus lesiones. Rafael Márquez y Andrés Guardado, arrancaron el encuentro pese a no estar en plenitud.
Es aquí donde creo que México contó con mucha, mucha suerte, porque pese a ser inmensamente superior a la peor versión de los Estados Unidos en años, llegó al límite de las fuerzas de sus dos mejores elementos empatado en el marcador.
El juego iba directo a penales y sólo lo rescató el golazo de Paul Aguilar. Sin ser "aguafiestas" la verdad, se contó con demasiada suerte.
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