El año futbolístico está acabando, salvo en algunas ligas que no acatan la voluntad divina y siguen jugando en las fiestas decembrinas, siendo uno de sus últimos suspiros el mal llamado mundial de clubes, que se celebró en el lejano oriente, concretamente en Japón.
Bueno sería recordar que durante muchos años se jugaron en paralelo la copa europea de clubes y la copa "Libertadores de América" en el cono sur. A alguien se le ocurrió enfrentar a los dos campeones, en un juego a visita recíproca, para así tener al mejor equipo del mundo.
Posteriormente, nació el formato en el viejo continente de lo que hoy conocemos como la "Champions" y una firma automotriz decidió patrocinar esa final, haciéndola en territorio neutral y a un solo partido. Generalmente se hacía en la tierra del sol naciente.
Entonces apareció doña FIFA, cuyos corruptos tentáculos quieren acaparar hasta las "cascaritas" callejeras y se adueñó del concepto. Para dotarlo de cierta legitimidad, creó los otros torneos regionales en sus respectivas confederaciones, como la "concachampions" y de esa manera se pudo invitar a los campeones de esas áreas futbolísticas.
Sin embargo, el poderío sigue estando en Europa y Sudamérica y el torneo se diseña para que, salvo una sorpresa mayúscula, sigan siendo los representantes de esa geografía los que jueguen la gran final.
Los equipos mexicanos han pasado con más pena que gloria por ahí, logrando en un par de ocasiones meterse a semifinales, con los representativos de Necaxa y Monterrey. De ahí en fuera, la neta para puras vergüenzas han dado.
El último papelón lo hizo el América, cayendo ante un equipo chino y mostrando la tremenda indisciplina que ha acarreado todo el año. La cereza del pastel la pusieron Rubens Sambueza y Darwin Quintero tirándose de cabezazos en pleno partido y ante los ojos del mundo. ¡Se lucen con las visitas, diría mi jefa!
Teóricamente, las Águilas serían considerados el quinto mejor equipo del mundo, dada su posición final en el evento. ¿Usted lo cree así?, yo tampoco, por eso no le confiero validez a este dizque "mundial".
Pero bueno, se dio la final elegida por los organizadores y el River Plate se midió ante el Barcelona, dejando constancia de su inferioridad. Quizá los "millonarios" no sean el segundo mejor club del orbe pero queda claro que en el Barsa están los artistas del balón.
La manera de tratar la pelota, de circularla, desesperando al rival que en ocasiones debe pensar que hay 20 camisetas blaugrana en la cancha y sobre todo, el respeto absoluto al juego mismo, a su esencia y al espectador, hacen de este equipo algo único en su especie.
A este Barcelona sí le compro, con mundial de clubes de por medio o no, que es el mejor equipo del mundo. Es un concepto capaz de superarse a sí mismo.
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