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La Columna de Rosell

Rafael Rosell

Era tocar fondo, confirmar la debacle y despedida de la liguilla, arrear banderas, soportar como se pudiese y esperar los fichajes de emergencia para intentar conformar un equipo que compita con decoro. No derrotar a Monarcas denotaría eso y más. Morelia está plagado de futbolistas bloqueados mentalmente, hundidos en el último lugar el noventa por ciento del 2014-2015, sus jugadores en lo individual y en otros equipos suelen ser mejores futbolistas, con la playera de la Monarquía son un engendro impresentable. Santos Laguna tuvo un chispazo de mejoría, uno solo, por fin un buen centro del joven lateral derecho Abella y por fin un remate de cabeza del hombre que mide uno noventa, Djaniny Tabares.

El resto, más de lo mismo, una terrible ineficacia para manejar el juego, independientemente de no poder anotar el segundo gol (que con este Santos no garantiza nada) la desesperante forma de perder el balón con una frecuencia y rapidez que saca de quicio a su técnico y a sus seguidores. Una ves más el rival mereció más, creo mínimo tres de gol que fueron desperdiciadas por sus delanteros por una razón clara y contundente, son muy malos.

Este triunfo santista lejos de hacer sentir esperanzas de liguilla le sirvió a Caixinha para confirmar lo hablado en los quince días previos al partido por sus jugadores Djaniny y Salinas lo declararon y el mensaje se leía así: basta de ponderar el trabajo de la semana, basta de hablar de las características de workaholic del entrenador portugués, de una vez por todas que se represente en el marcador, ya no tanto en la cancha, ganar, sumar tres puntos, luego alegamos.

En el transcurrir del partido del viernes, los laguneros ganaban cero a uno y llegaban, atropelladamente, pero llegaban, amenazando con marcar el segundo pero a Pedro le entró la aprensión faltando veinte minutos, sacó a Tabares que ya le había demostrado a los defensores purépechas que aunque parezca que decidió dormir la siesta en pleno juego, de improviso se despabila y ya te vacunó. Al salir el africano e ingresar a Escoboza, Roberto Hernández director técnico del Morelia fue con todo, aún con la expulsión de Zamorano que estuvo en el campo 16 minutos, la sensación del empate una vez más invadió los corazones laguneros, era inminente, Molina no puede más y Pedro faltando diez minutos (incluyendo el alargue) decide meter al campo al tibio contención Sergio Ceballos, se cometen faltas cerca del área de González, se coquetea con la fatalidad, pero al final el rival es demasiado malo para concretar, Santos después de muy pobres exhibiciones logra por fin su cuarto triunfo en doce partidos. A pesar de ese momento de agradable lucidez que significó la jugada del gol, los mejores hombres de Santos fueron su arquero Julio González y su central Oswaldo Alanís. El arbitraje otra vez mal, Jorge Isaac Rojas exageró en marcar continuamente en contra del visitante, aún así, insisto, la pobreza de juego de Monarcas no le permite aprovecharse de nada.

Las señales para una milagrosa clasificación no son buenas, se sigue cayendo en un mar de imprecisiones, cualquier otro rival de la forma en que jugó Santos el viernes le hubiera arrebatado puntos, pero los Guerreros compiten en la Liga MX, la Liga de la Dimensión Desconocida donde nada es verdad ni nada es mentira todo depende del color de la tarjeta con que el árbitro te mira.

rosell50@hotmail.com

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