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La Columna de Rosell

RAFAEL ROSELL

Desde que Emilio Maurer y Francisco Ibarra al principio de la década de los noventa gestionaron y obtuvieron la invitación para que la Selección Nacional participara en la Copa América y los clubes mexicanos en la Copa Libertadores de América, el futbol mexicano había competido con dignidad sobre todo en la Copa América. Veamos, desde su debut en 1993 hasta la edición del 2007, es decir, siete ediciones, nuestro representativo había logrado dos subcampeonatos y tres terceros lugares, nada mal. México se había ganado el respeto continental mostrando carácter, personalidad y, claro, buen futbol. Los medios sudamericanos poco a poco fueron reconociendo el potencial del futbolista mexicano, México llegó a colocarse como la tercera potencia del Continente sólo atrás de los gigantes Brasil y Argentina, sobre Uruguay, Colombia y Paraguay.

Auténticos cracks vistieron la playera verde de la Selección azteca en el torneo Continental, Hugo Sánchez, Luis Hernández (campeón goleador con seis tantos en la edición del 97), Luis García, Benjamín Galindo, Jared Borgetti, Ramón Ramírez, Claudio Suárez, Jorge Campos, Cuauhtémoc Blanco por mencionar algunos. No había rival que no se preocupara por enfrentar al invitado incómodo. Pero nuestra realidad nos abofeteó, pertenecemos a Concacaf, una Confederación que ha sido dirigida por un hato de ladrones cínicos y corruptos. No nos gusta pero debemos de darle la mayor importancia a las competencias que "Los Piratas del Caribe" (el higadín de José Ramón Fernández de Quevedo así los bautizó) organicen.

Concacaf obliga a presentar a los mejores jugadores de cada asociado a sus torneos y aquí es conveniente hacer un alto, ¿cómo sabe Concacaf quiénes son los mejores de cada país? ¿Sabe más que los entrenadores nacionales? Si el ahora impresentable "Piojo" Herrera hubiera llevado a Chile a Oribe Peralta, Jonathan dos Santos y Héctor Moreno por ejemplo, ¿Concacaf se hubiera inconformado? Pues claro que no, fue decisión de Miguel Herrera. Aun así era imposible cumplir a cabalidad en Chile, sólo él, el señor Spot creía que el futbol mexicano podía hacer algo que ningún otro país del mundo puede, parar dos selecciones competitivas. Sucedió en Argentina 2011 y se repitió en esta Copa de Chile. No fueron fracasos, fracasar suena benigno para el inmenso ridículo que se ha hecho en las últimas dos ediciones. Con eso de que ahora los técnicos ya le perdieron el miedo a la palabra fracaso, sugiero que ahora le llamemos ridículos, encarar al entrenador en turno y preguntarle: "Miguel, ¿consideras que tú y tus jugadores han hecho el ridículo? Sería interesante ver la reacción ante esta pregunta en los tres últimos responsables de los más recientes desaguisados, Sergio Almaguer, Leonardo Cuéllar y el señor Spot.

Todo lo ganado en prestigio y respeto se ha ido por el caño en las últimas dos Copas América, Conmebol también tendría que mostrar cierta dignidad y priorizar un poco más el espectáculo que el dinero y decir: "sabes que México si vas a salir con tus jaladas mejor no vengas y se acabó" de invitado temible a invitado paletón y ridículo que lejos de aportar algo desdora la competencia.

Ahora sólo queda ganar la Copa Oro con lo mejorcito que se posee, de lo contrario la continuidad del "Piojo" Herrera estará en serio peligro.

rrosell50@hotmail.com

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