Siempre hemos estado acostumbrados a la extrema pobreza del futbol que exhibe la CONCACAF, de vez en cuando podemos disfrutar de un partido entretenido, pero es prácticamente imposible ver un juego con excelencia técnica y esperarlo es ingenuo. Es lo que hay y las nuevas generaciones de televidentes es mejor que se acostumbren a este triste espectáculo que esperar el milagro de que mejore sustancialmente. ¿En base a qué puede mejorar? Se supone que hay esperanzas, ya que varias selecciones que participan en la actual Copa Oro tienen futbolistas enrolados en ligas europeas de todo nivel, pero a la hora de mezclarse con sus compañeros de selección el resultado es lamentable, una inmensa cantidad de balones equivocados ya que todo parte de un principio básico, recibir el balón propiamente para después servirlo adecuadamente, pero si desde que estos muchachos no pueden parar una pelota, les rebotan y entonces al momento del pase están mal parados, adelantan mucho el balón, se trompican, se atropellan y esto sucede una y otra vez a lo largo y a lo ancho del campo.
Este futbol no metería ni 2000 aficionados en Europa o Sudamérica, es más ni en nuestra área, si La Copa Oro se organizara en cualquier otro país que no fuera en los Estados Unidos de Norteamérica ¿Quién rayos iba a gastar un dinero (que escasea y en serio) en ver un El Salvador contra Costa Rica o un Jamaica-Canadá? A los únicos que les puede interesar en mayor o menor medida son a los migrantes latinoamericanos con capacidad monetaria, esto es una obviedad insultante, los organizadores apuestan a que de vez en cuando se vea un partido al menos decente para justificarse cuando la realidad les interesa un cuerno la calidad del espectáculo mientras haya mexicanos y centroamericanos que buscan de dónde aferrarse a sus identidades eligiendo lo más fácil y accesible para ellos, el futbol y sus selecciones.
Este fantástico negocio, pagas por un espectáculo de primera y te ofrecen uno de tercera, y lo mejor ¡la gente vuelve al Estadio! a pesar de salir con un dolor de cabeza por los corajes de ver un partido con dos tiros a portería ¡en total! La raza vuelve una y otra vez con la esperanza de ver triunfar a su selección y si se puede dando un digno espectáculo.
Pero, sinceramente ¿Qué se puede esperar de CONCACAF? Si uno de sus exdirigentes el trinitario Jack Warner depositó a su cuenta personal un cheque donado por la FIFA y la Federación Coreana de Futbol por un monto de 750,000 dólares a las víctimas del devastador terremoto de Haití. ¿Qué clase de persona hace esto? ¿Hasta dónde puede llegar la indecencia de este señor? Todos sospechábamos de Warner y del ahora cobarde soplón de Chuck Blazer, pero esa fosa séptica destapada por el FBI no hay forma de contenerla.
Los gringos ya olieron el dineral que se maneja en FIFA y en CONCACAF y donde hay dinero en cantidades industriales nuestros primos están prestos para meter mano y la verdad se estaban tardando. Perder la sede del mundial de 2022 prendió a los gringos y le rascaron tantito para dar con la fosa y empezaron a tirar de la cuerda que al parecer no tiene fin, al momento y de manera increíble ningún nombre de algún directivo mexicano estrechamente ligado con los delincuentes tropicales ha salido a la superficie, al tiempo.
En fin, después de escribir esto, me preparo para ver al equipo de Herrera enfrentar a los guatemaltecos y si estuviera en Phoenix y llevara cien dólares en mi bolsillo andaría buscando un boleto. ¿En qué quedamos güey? Tienen todo el derecho de preguntarme e insultarme, qué les digo, yo hace rato que estoy atrapado en la red de este tóxico deporte y sigue siendo mi oficio ver y después comentar. Igual de aquí al final vemos grandes encuentros ¿no?
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