El tercer juego dirigido por Pako Ayestarán fue un desastre de increíbles proporciones, el todavía campeón (con la Corona bamboleándose en su cabeza) cayó por segunda vez seguida en casa bajo el mando del vasco y por quinta ocasión desde el inicio del torneo. A continuación enumeraremos las deficiencias no del Santos Laguna sino del Atlas y así nos daremos una idea de lo mal que se vio otra vez ante su público el equipos lagunero.
El equipo de Gustavo Matosas se presentó en el Corona desvirtuando a la Academia, temeroso, con los once detrás del balón continuamente, deshaciéndose del balón para esperar que el rival se equivoque, no ligaban tres pases seguidos, las razones que convirtieron a Matosas en el "Rockstar" de la Liga MX este viernes cayeron por tierra, no tomó ningún riesgo, no adelantó líneas, nunca salió de su papel de visitante precavido, sus delanteros se dedicaban a marcar las salidas del cuadro local, la misión, soportar y escapar de la Comarca con el empate.
Pero no contaban con encontrarse con un grupo de zombis con playeras verde y blancas que salieron a la cancha a tal grado confundidos y desconcertados que los rojinegros no tuvieron más remedio que ganar el partido. Digamos que los planes y la estrategia del decepcionante Matosas sufrieron, lo quisiera o no, un cambio, provocado por el peor local de la Liga, en pocas palabras el Atlas "fue forzado" por el pésimo Santos a ganar. Decir que Santos Laguna jugó mal sería elogiarlos, simplemente no jugaron a nada. Difícilmente se podrá encontrar otro partido tan descorazonador como el del viernes. Todos nos dimos cuenta de la debilidad del Atlas, todos hacíamos cálculos del momento del partido en que los jugadores del Santos Laguna se sacudieran las telarañas mentales que les nublaban la capacidad de discernimiento, pero no , el tiempo se acabó y los futbolistas de verde y blanco culminaron su impresentable partido cayendo merecidamente cero a dos. Merecida derrota para Santos sí, pero inmerecida victoria para Atlas.
Otra vez, que un equipo medroso y limitado, te derrote en tu casa 2-0, da una idea de la proporción de la pobreza extrema de futbol que exhibiste sin ningún recato ante veinte mil aturdidos e incrédulos aficionados, que apenas hace unas semanas fueron testigos de la histórica goleada al Querétaro que permitió la llegada de la quinta estrella. En estos momentos la realidad del campeón en casa es cruel y despiadada, da la impresión de una resaca inacabable después de la borrachera de goles de la final, el dolor de cabeza se convirtió el viernes pasado en una insoportable migraña.
A la hora de abandonar el magnífico escenario por quinta vez al hilo derrotados y tristes, los laguneros observan en las puertas de salida el mítico letrero, "La Casa del dolor ajeno" y más que una sonrisa irónica de "si como no", hacen una mueca de amargura y bajan la cabeza. Es un momento obscuro, no es el primero ni será el último, se viene la parte final del torneo y las oportunidades de exorcizar el demonio que se ha apoderado de la cancha del Corona serán numerosas, los dos siguientes juegos en casa serán consecutivos, martes y sábado, Dorados y Toluca. El torneo se ha escapado y ahora solo resta recuperar el orgullo y la dignidad que siempre ha caracterizado a los habitantes de estas tierras y no igualar a los Pumas del Apertura 2009 que después de ganar el campeonato terminaron en el lugar 17.
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