Sabíamos que iba a resultar difícil cambiar radicalmente en un mes la forma de juego del Santos Laguna, sabíamos que la venta de cuatro cracks (los únicos en el equipo dignos de ser llamados así) en el 2014 complicaría el regreso al protagonismo del club lagunero, sabíamos que la transfusión de sangre joven al maltrecho Guerreros es una apuesta bienvenida pero arriesgada. Todos estos factores estaban tomados en cuenta en el momento en que el joven y estupendo árbitro César Ramos dio por iniciado el Clausura. Pero, ¡Dios mío!, lo que atestiguamos junto a un poco más de quince mil náufragos fue desastroso. Cada futbolista del Santos era una isla desierta, aislados por el Veracruz, poseedor de uno de los mejores sistemas defensivos del torneo pasado (junto con la Máquina fueron las mejores defensas, permitiendo quince goles) Aun así, la ilusión de arrancar ganando en casa se reforzó cuando no se cumplían tres minutos de juego, pero la cruel realidad pronto nos hizo ver que el gol del debutante argentino Diego González fue un mero accidente.
Pedro anunció que jugaría con un solo contención y terminó iniciando con dos, González y el jovencito debutante en Primera División, Ulises Rivas Gilio, la verdad, las condiciones del campo aconsejaban postergar para mejor ocasión el debut del chavito, pero Caixinha decidió mandarlo al combate naval en lugar de alguien más avezado en estas lides como Rodolfo Salinas, para el caso, Ulises y el resto de sus compañeros terminaron a la deriva, inermes, en mar abierto, aislados, sin poder asirse a nada, el resultado era inevitable los Tiburones uno a uno fueron devorando a unos indefensos y confundidos Guerreros. Del plan de un solo contención "clavado" para el minuto once del segundo tiempo y viéndose empatado Pedro decide sacar a un intrascendente Escoboza y meter a Salinas, para ahora tener tres medios defensivos: Rivas, González y Salinas. No sirvió de nada, el tiburón seguía nadando a sus anchas, con paciencia depredadora esperaba el error de su víctima que con escalofriante frecuencia los cometían uno tras otro. Con la pelota nadie generaba futbol, todos lucían extraviados, perdidos, llegar con balón dominado al borde del área jarocha significaba un esfuerzo sobrehumano, Santos Laguna era un grupo de jóvenes desesperados atrapados en arenas movedizas, cada vez que se movían con rabia tratando de llegar al arco de Melitón más se hundían. Algo extraordinario tendrá que hacer Pedro, de aquí al sábado cuando se visite al Cruz Azul, para que este equipo luzca como un conjunto y no como un grupo de anárquicos sin ton ni son. De los debutantes, el arquero Agustín Marchesín salvó de dos goles más a su equipo y tiene todo para ser ídolo, "Pulpito" González aun en medio del caos debió de tocar más el balón, su participación con la pelota fue ridículamente baja. Ulises Rivas mostró que reúne lo necesario para intentar consolidarse en Primera, a diferencia de otros jóvenes contenciones laguneros no se conformó con sólo tocar en corto, intentó darle panorama a la salida del equipo, desgraciadamente le tocó formar parte de un partido de debut donde su equipo entró desarmado desde el minuto uno. Carlos Orrantia y Edson Rivera contribuyeron al desorden, corriendo como si estuvieran atrapados en un laberinto. Todo parece indicar que para la jornada dos Pedro tendrá que volver a experimentar con una nueva alineación que contemplara a Jesús Molina, Adrián Aldrete y Luis Ángel Mendoza. Trabajo, mucho trabajo se viene, la derrota en casa contra uno de los peores de la Liga es un golpe contundente, veremos cuánto tiempo le toma al equipo compensarlo, obvio ganar en el Azul lo haría, pero la mejoría del conjunto lagunero en relación al desastre del viernes tendría que ser abismal.
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