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La corrupción... desde siempre

Mirando a fondo

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

ENTRADA.- Por enésima vez en un foro, esta vez el organizado por el Centro de Investigación y Docencia Económica, se expuso ante el presidente Enrique Peña Nieto el lamentable estado que guarda en este país la administración de justicia.

En la reunión se tocó el llevado y traído tema de la justicia en México, tema nada nuevo si usted quiere, pero que se ha venido arrastrando desde la misma fecha en que el Imperio Español se asentó en el corazón de la Gran Tenochtitlan. En aquellos tiempos se inauguraron los maratónicos juicios que inició el mismísimo Hernán Cortes para defender el enorme marquesado de que disfrutaba desde Cuernavaca hasta la Nueva Antequera hoy Oaxaca. Igual camino siguió su hijo Martín Cortés, para defender sus títulos y propiedades que heredó en su calidad de benjamín del conquistador.

SOPA.- Aquellos voluminosos expedientes iban y venían sobre el Océano Atlántico en frágiles carabelas hasta las Cortes de Sevilla, todos con el mal signo de que las partes, los abogados, los jueces y amanuenses morirían antes de que se llegara a dictar una sentencia definitiva. Si esta era la administración de justicia entre los poderosos, ya nos podemos imaginar cómo estaría la justicia para los pobres.

En el mismo tenor siguió la administración de justicia durante todo el Virreinato, en la Independencia, la República Centralista, el Imperio de Maximiliano, La Reforma, el Porfiriato, la Revolución y así hasta la era de las redes sociales, los teléfonos celulares y iPhone que hoy vivimos.

PLATO FUERTE.- Nuestra historia comprueba que los mexicanos no han podido crear un sistema de administración de justicia, ya no de mediana calidad: ni de tercera clase. Tenemos una justicia en lo general ineficaz, mediocre, pequeña, sin aliento ni espíritu justiciero y lo que es peor: proclive a la corrupción. La justicia pronta y expedita que han ordenado se cumpla todas las constituciones políticas que en México han sido, es totalmente desconocida por jueces y autoridades.

El Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) expuso al Presidente Peña Nieto el lamentable y deteriorado estado que guarda nuestra justicia. Aunque de fondo no se dijo nada nuevo, es de interés divulgar el planteamiento sobre tema tan fundamental.

Al respecto el presidente Peña Nieto dijo: "En México la justicia en sus diferentes materias está rezagada, olvidada y rebasada. Es excluyente, lenta, compleja y costosa, además de inaccesible y poco útil, por lo que genera espacios de ilegalidad, impunidad, corrupción y abuso". Todas estas verdades de a kilo.

Se reconoció que cuando se habla de justicia pareciera que sólo se refiere a aquello que tiene que ver con el ámbito penal, cuando de los millones de asuntos (más de dos millones 100 mil al año según el CIDE) que se ventilan en distintas instancias, solamente 13 % tiene que ver con el ámbito penal, los otros son del ámbito laboral, administrativo, civil y mercantil". En su mensaje Peña Nieto consideró que los males de la justicia están presentes desde hace décadas y se agravaron por el crecimiento de las ciudades y la población.

Entre las medidas tomadas por Peña Nieto se destaca, el pedimento al CIDE para que elaborara propuestas y así dar pasos para nuevas reformas jurídicas. El CIDE y otras 14 instituciones relacionadas con la ciencia jurídica, participaron en aquel foro en donde surgió el diagnóstico y las propuestas entregadas a Peña Nieto.

Lo que sí quedó a la vista, es que el mexicano clasemediero, los obreros y los pobres han pasado gran parte de su vida mendigando en las antesalas de las oficinas miserias de justicia sin ningún resultado real. Mujeres haciendo colas en las oficinas de los DIF para denunciar violaciones y violencia intrafamiliar, pobres arremolinados en las agencias del ministerio público suplicando se castigue a los delincuentes que los agraviaron. Miles de ciudadanos sentados en las escaleras de los tribunales en donde sus jueces ganan sueldos de cientos de miles de pesos mensuales, esperando una caridad de justicia; millones de parias rondando por años las oficinas de los gobiernos estatales y municipales en espera de una resolución administrativa que nunca llega.

POSTRE.- Hartos de todo esto, el ciudadano abandonó las reglas que norman las gestiones y la aplicación de la ley, para irse por el camino fácil de la corrupción y tratar de solucionar sus problemas. Así de fácil, así de simple y así por siempre desde hace más de 500 años.

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