ACTO 1: LÓPEZ PORTILLO Y LA COLINA DEL PERRO
"Son casas normales, de la media del rumbo, nada fuera de lo común. El terreno nos lo dieron barato, casi al costo; el dueño no quiso hacer negocio con la familia del Presidente", decía ufano Don Pepe en las páginas de "Mis Tiempos", su minúscula biografía de mil cuatrocientas cuartillas. Así nomás, así de cínico. Y yo preguntándome, querido lector, qué podrían tener de común y normal cinco mansiones con cuatro mil metros de construcción cada una, apostadas sobre un terrenito de ciento treinta mil metros en pleno Bosques de las Lomas, una de las urbanizaciones más caras y exclusivas de la capital del país.
ACTO 2: “EL PARTENÓN” DE EL NEGRO DURAZO
Tampoco entendí los dichos de El Negro, voraz cocainómano, falso general de división y amigo de la infancia de Don Pepe, sobre El Partenón, su casita de descanso en las colinas de Zihuatanejo, Guerrero, construida con un sueldo de policía -de jefe, pero finalmente servidor público- y que tenía, según me cuentan, discoteca, seis elevadores, alberca, estatuas en mármol de Carrara y cualquier otra excentricidad posible gracias al dinero a raudales y el mal gusto como falla de origen en cualquier nuevo rico. "¿Si viera cuántos sacrificios y desvelos nos costó la casa? Mi esposa iba de arriba a abajo con la carretilla, cargaba ladrillos, era la más entusiasta y participativa", aseveró el Negro cuando la prensa hacía preguntas incómodas. La Colina del Perro, de José López Portillo, y El Partenón de Arturo Durazo Moreno, representan la corrupción y los excesos característicos de toda una época de triste memoria de la cual parece, nada aprendimos.
ACTO 3: ARTURO MONTIEL. CONTACTO EN FRANCIA
Y ya que hablamos de bienes raíces y en el tenor de reseñar propiedades de bella estampa arquitectónica, amable lector, qué bonito es el Distrito Dieciséis de París; qué chulo, caro -el euro anda por las nubes- y exclusivo. Allá, sin ser molestado -es que los amigos de la prensa son rete metiches y escandalosos- Arturo Montiel vivía sin freno las pasiones otoñales y la gozadera que supone el matrimonio desinteresado con una mujer menor y guapota, conocedora ella de los vericuetos de la lengua de Voltaire. Y claro, cuando Arturo se fatigaba de sus periplos por el París de Edith Piaf, ahí estaba el pequeño chalet de Ixtapa o la casa de Valle de Bravo que también aparecieron en los periódicos mexicanos. ¡Prensa metiche e intrusiva! Arturo el ahorrador, el estratega, el que planifica tan, pero tan bien, que hoy anda por las calles, tan campante y tranquilo como la novia envidiada sobre la que habla cierta canción sudamericana. Como el whisky, el Juan caminante.
ACTO 4: LA CASA BLANCA
De los más de siete millones de dólares arroja el avalúo, no sólo saltó a la vista el precio que excede al valor promedio de una casa en Las Lomas, sino el que aparezca en el Registro Público de la Propiedad a nombre de un grupo de empresas que obtuvo contratos multimillonarios cuando Peña Nieto fue gobernador del Estado de México, también ya siendo presidente y que además, hoy se sabe, otra de sus filiales recibió del PRI más de cuarenta millones de pesos por concepto de renta de aviones privados, durante la campaña presidencial.
¿Pueden y deben el presidente de México y su esposa, adquirir un compromiso moral y económico de esa índole con un empresario? ¿Hablamos aquí de una operación legítima, como afirma Presidencia, o de un "toma y daca" entre un particular y el Ejecutivo? ¿Con qué está pagando mes a mes tal deuda?
¿De qué tamaño tendría que ser su patrimonio personal, en los que ya están documentadas propiedades en el extranjero como un departamento en Miami al que ella misma aludió en entrevista, pero no así inversiones, valores bursátiles u otros activos al afirmar su oficina respecto a los requerimientos de transparencia, que no está obligada a aclararlo al no ser funcionaria?
¿Es realmente tan rica la señora de Peña o vive, como tantos miembros de la farándula, muy por encima de sus posibilidades? ¿El presidente le ayuda con los pagos? ¿Quién sostiene el hogar? ¿Ambos? ¿Por qué nos sorprende que la familia del presidente pueda habitar en Las Lomas de Chapultepec cuando tantos políticos lo hacen?
ACTO 5: MURAT EL TERRATENIENTE
Con espectaculares vistas a Central Park, el edificio Time Warner ubicado en la glorieta de Columbus Circle, es sede del hotel Mandarin Oriental, uno de los más exclusivos de la ciudad a razón de 800 dólares por noche en su habitación "standard" con vista al Río Hudson. El precio por mirar a Central Park aumenta considerablemente.
Dicho inmueble en algún momento albergó al penthouse más costoso de la ciudad, con un precio de salida de 45 millones de dólares al término de su edificación. Según corredores de bienes raíces, al ser inaugurado, el precio de salida de los departamentos más sencillos del edificio Time Warner era de 6 millones de dólares, pero dado el boom inmobiliario de la zona, actualmente hay que desembolsar 15 millones por un "Classic Six", que incluye dos recámaras, dos baños, sala, comedor, cocina; por cierto, esta suma no garantiza vistas completas a Central Park.
Entre los inquilinos del Time Warner se menciona a 17 de los hombres más ricos del mundo, al cantante puertorriqueño Ricky Martin, a la estrella de los Patriots Tom Brady, además de oligarcas rusos, personajes bajo investigación judicial, y empresas apostadas en diversos paraísos fiscales.
"Al otro lado de la frontera, José Murat Casab. Líder de una prominente familia política mexicana. Su familia ha adquirido seis propiedades en Estados Unidos", sentencia la primera entrega de un reportaje que el miércoles promete detallar los inmuebles de Murat y de otros personajes que se han valido de empresas fantasma que, dada la legislación vigente en el país vecino, no permite rastrear la ruta del dinero de las empresas vendedoras.
Gonzalo N. Santos, cacique de dudosa reputación, solía afirmar muriéndose de risa, que la moral era un árbol que da moras. Porque precisamente eso hacen tantos pillos, y en nuestras caras, cuando abrimos los periódicos y asistimos, sin quererlo, a sus actos de enriquecimiento inexplicable: reírse de nosotros.
Nos leemos en Twitter, sin lugar a dudas:
@patoloquasto