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La fe y la amistad

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

Se dice que la fe, es como "el pájaro que canta en lo más oscuro de la noche, como que sabe que pronto habrá de amanecer". Sin fe, dice el evangelio, no somos nada,

Dejo esto asentado, porque sin fe no podemos superar una enfermedad. Fe y voluntad es un binomio inseparable.

Lo he dicho, tengo razones para seguir aquí: Dos hadas y tres duendes. Dos de ellos son como toros: fuertes, robustos y el otro, de peso normal, pero todos alegres y risueños. ¡Quiero verlos crecer a todos!

Los niños, son el tesoro de cualquier familia. Son pequeños maestros que nos enseñan muchas cosas.

Ellos son sinceros, honestos, y somos nosotros los que los llenamos de prejuicios y miedos. Ellos les llaman a las cosas por su nombre; El cojo, es cojo y el ciego es ciego. Parecerían crueles, pero la verdad es que son sinceros.

Lo dijo el propio Jesús: Si no os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Qué felices son los niños que sólo tienen tres obligaciones: Comer, dormir y sonreír.

Deberíamos ser como ellos. Pero la vida cotidiana nos llena de obligaciones y luego nosotros nos encargamos de hacernos los importantes frente a los demás, cuando deberíamos de disfrutar más de la vida y aprender de ellos.

Me enorgullezco de tener amigos muy antiguos, como es el caso de Diego Jiménez, que esta semana me visitó y recordamos que desde que él estaba en preparatoria y sin que yo le diera clases, hicimos amistad que conservamos hasta la fecha. Esos son los amigos que debemos cultivar más.

Por eso también los niños son felices, porque a ellos les basta tener en sus bolsillos una cuerda de trompo, un hilo de pescar, un yoyo o una resortera en la bolsa trasera y un montón de canicas cascadas y desde luego una mente llena de sueños con la fe puesta en que habrán de realizarlos.

En cambio nosotros vivimos angustiados queriendo tener más sin saber para qué o supuestamente para pasar una vejez tranquila, cuando ni siquiera sabemos si Dios nos permitirá llegar a ella.

La filosofía oriental sostiene con mucha razón que hay que vivir en el mundo del ser y no del tener, pero la filosofía occidental sostiene todo lo contrario y así entre nosotros sino tenemos el mejor coche o la casa más grande somos infelices y nos pasamos la vida buscando cosas, satisfactores, que quizás nunca conseguiremos y en cambio nos producirá frustración.

Yo por eso prefiero juntarme con mis sobrinos- nietos porque quiero aprender de ellos y desprenderme de todas las cosas que no me sirven. La sencillez es un valor muy preciado al igual que la humildad y ambos debemos practicarlos si realmente queremos tener una buena vida.

Sé que estas reflexiones llegan a destiempo, porque el mes del niño ya pasó, pero nunca es tarde para ponernos a reflexionar sobre lo valioso que son los niños y cuanto aprendizaje obtendremos de ellos si los observamos con avidez de aprender.

Pero como "nadie puede aprender lo que cree saber" menos apreciamos su sabiduría y terminamos echándolos a perder al transmitirles todos nuestros miedos y frustraciones.

Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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