Nacional Salario mínimo Seguridad Narcotráfico Generación Z Pensión Bienestar

La infancia en tres idiomas

HIJOS DE MIGRANTES MICHOACANOS EN ESTADOS UNIDOS CRECEN ENTRE TRES CULTURAS

Migración.  En El Valle de Coachella, California, existe un pedazo de Michoacán en los tráileres que ahora habitan los migrantes que llegan al lugar para piscar la tierra.

Migración. En El Valle de Coachella, California, existe un pedazo de Michoacán en los tráileres que ahora habitan los migrantes que llegan al lugar para piscar la tierra.

AGENCIAS

Y ocurrió en un pequeño pueblo con vista a un campo de fresas. Las palabras de María fueron de un lado a otro como mariposas en el aire, rozándole los oídos a todos en la "traila" (casa rodante).

Primero se emocionaron, porque ya había cumplido seis años y nunca había dicho "nande", "mother" o "madre". Pero después se rascaron la cabeza, tratando de descifrar qué había dicho.

-Fue una combinación, algo muy raro, la verdad no entendimos nada, pero creo que su primera palabra fue algo así como mamá-, recuerda Sonia Ramírez, migrante michoacana de blusa bordada y enaguas hasta los pies.

Le entra una risa larga y entrecortada que sacude su cuerpo color canela. Le cae en gracia las palabrotas que lanzan los niños cuando los llevan a vivir muy chiquitos a Estados Unidos; como María, de un año en aquel tiempo.

-Pos' es que imagínate en la casa nos gritoneamos en purépecha; entró al preescolar y todos los "jijos" maestros puro inglés. Íbamos a la tienda y la señora decía 'va a llevar las tortillas' en español. Y el vecino es de Jalisco, con su musicota. Pobrecitos no saben ni qué. Tarde, pero pa'luego aprenden- dice.

Viven en un valle llamado Coachella, en California, un lugar amurallado por palmeras tan altas que cuando las mece el viento de marzo, parece que se quiebran. Aquí han llegado miles de niños purépechas porque sus padres emigraron a piscar los surcos de esta tierra fértil.

Poco saben de México: han escuchado que su "nanita" -abuelita- es la mujer de las fotografías, que está sentada en un huerto de árboles de limón en un lugar llamado Michoacán. Que les da risa, porque cuando hablan por teléfono es bien rezongona.

El acercamiento más cercano con su "nanita" es esa fotografía que pende de un cuadro con foquitos de colores, de esa mujer a la que le cuelgan cabellos grises de la nuca. A la que pareciese, que de pronto, le cayeron todas las arrugas del mundo en el rostro.

La fotografía está en una pequeña sala de un casa móvil estilo californiana -de porche y caída en dos tejas- en un tráiler park llamado la "Chicanita". Decorada con un altar a la Virgen, y acomodados en una mesa, las fotografías de todos los muertos Ramírez, en Michoacán.

María ha empezado a hablar. Va del "so, i wanna play con mi muñeca" a quejidos en purépecha. Es difícil entender cuando mezcla tres idiomas a sus seis años. Cuando sus padres se gritan en purépecha y su maestra, una joven anglosajona intenta enseñarle el "one", "two".

- ¡Asteru chanaia ka inchantia!-, grita Sonia a su hija, que juega despistada con sus muñecas sobre la tierra. La niña frunce la nariz, y remilgosa entra con el ceño fruncido. Su madre le ha dicho que se meta y deje de estar jugando.

 LOS NIÑOS TRILINGÜES

Beatriz González no necesita gritar: mira directo a los ojos y casi no parpadea. Anda de un lado a otro, tratando que no se alboroten decenas de niños en las bancas del Centro Escolar de Coachella. Es coordinadora de actividades extracurriculares, que realmente es un programa para que los niños, jóvenes hijos de jornaleros no estén solos en casa.

Es difícil saber cuántos niños purépechas hay, dice, porque son una comunidad muy reservada. Además, es raro que un migrante diga que es mexicano y se encuentra sin papeles, pero así sin dudarlo afirma hay "miles".

Se les nota: la piel color cobre, los ojos chiquitos de negro intenso, las cabelleras largas en las niñas, los cuerpos diminutos en los niños. Explica que los hijos de los jornaleros purépechas son excepcionales: son trilingües, hablan tres idiomas.

Según el vicepresidente de la Federación de Michoacanos en California, Rosalío Platas actualmente viven unos cien mil mexicanos en Coachella, de los cuales 95 % es originario de Michoacán, representando al sector más grande del valle agrícola.

 LAS PALMITAS

En la escuela Las Palmitas de Thermal, se estima que hay unos 750 niños mexicanos. De éstos al menos 3 % habla purépecha. Aunque la secretaria, el director y las profesoras se dirigen a los estudiantes sólo en inglés, es la escuela con la mayor cantidad de niños michoacanos.

Te reciben cuadros de jornaleros piscando en el campo y folletos informativos en español. Hoy los profesores han reunido a cuatro niñas y dos niños de ascendencia michoacana y entonces el festival multicultural comienza.

Las gemelas Viviana y Araceli de diez años son casi idénticas. Sólo que "Cheli" tiene los ojos más rasgados, pero sus cabellos son negros y lacios. Sus padres emigraron de Michoacán y ellas nacieron en Estados Unidos: por eso al tratar de hablar español se cohíben un poco.

La mezcla de culturas es como un carnaval: dicen que cuando salen de la escuela van al parque a jugar Softboll- "Saftball", pronuncian casi en inglés perfecto- su caricatura favorita es "Frozen", Monster High.

"Mi comida favorita es el pozole", dice Viridiana, y entonces la secunda "Cheli": -¡Ay sí la mía también! Presumen que saben hablar "tarasco" como le llaman ellas y empiezan:

-Cuando mi abuelita está enojada grita bien chistosa ¡Juia tirenia Kokani. Asteru chanaia Ka inchantia!- Su pronunciación es veloz y no tartamudean, pareciese que también es su idioma natal: ven a comer rápido, métete y deja de estar jugando. Los regaños son las primeras palabras en purépecha los niños michoacanos que llegan Estados Unidos aprenden.

Las gemelitas de piel color cobre, de ojitos rasgados y cara chatita conocen todos los regaños en dialecto y su comida favorita es el pozole. Pronuncian a la perfección "Ball" y su juguete favorito es una muñeca de ojos azules y pelo amarillo llamada Elsa de la película "Frozen".

Mirtha es una niña de cinco años. Chimuela se le caen los dientes de leche y comienzan a salir los definitivos. Es muy pequeña, pero platica con naturalidad su realidad: sus padres son originarios de Michoacán, llegaron a Coachella a la pisca del chile y uva; a su hermano mayor Roberto lo deportaron y ahora viven su sobrinito y su nuera en su pequeña casa.

-"Dog", "I love you", "dragon", "car", "library", "boys"-, la niña va al primer año de la primaria y está aprendiendo rápidamente a hablar en inglés. También conoce algunas palabras en purépecha como esa amenaza que le lanza su madre cada que se porta mal: "Me voy a regresar a México si no te portas bien".

-¿Conocen alguna caricatura, novela programa de televisión en español?

-No- responden en unísono, con pena, atrincheradas.

Bruce, de 7 años, habla bien el inglés y un poco de purépecha. En él predomina la cultura anglosajona como en miles de estos niños.

Datos

⇒ La Confederación de Michoacanos en California estima que hay 100 mil jornaleros en Coachella; el 95 % de éstos es de Michoacán.

⇒ Los jornaleros purépechas comenzaron a llegar hace más de 50 años a ese valle en la ciudad de California, uno de los campos agrícolas más antiguos en la zona.

⇒ Hasta 1965 jornaleros filipinos se encargaban de la pisca, pero en esa época se fueron a huelga y en la actualidad ya no hay ciudadanos originarios de ese país.

⇒ En todo México hay 121 mil 409 purépechas y de éstos 109 mil 361 se concentran en el estado de Michoacán.

Leer más de Nacional

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Migración.  En El Valle de Coachella, California, existe un pedazo de Michoacán en los tráileres que ahora habitan los migrantes que llegan al lugar para piscar la tierra.

Clasificados

ID: 1110193

elsiglo.mx