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La mezclilla se va de fiesta

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AGENCIAS

¿Quién no se ha ido de antro enfundado en sus jeans favoritos? Aquél que lo niegue, me temo, está mintiendo o es una especie en peligro de extinción. No sólo son los mejores aliados en el día a día, también son fieles compañeros de la noche.

Saberlos fusionar con otras prendas y texturas que eleven su estatus para llevarlos al siguiente nivel creativo es la misión para que, en tu próxima escapada nocturna, los pantalones y otras creaciones confeccionadas en mezclilla impongan estilo, tal como en algún momento ocurrió en la legendaria discoteca neoyorquina Studio 54, donde Steve Rubell, al menos en un principio, se negaba a permitir el acceso a todo aquél que osara presentarse en jeans, regla que rompía si se trataba de una rutilante celebridad o de algún chico particularmente sexy. Sin embargo, con el paso del tiempo y las significativas modificaciones que fue sufriendo la era Disco, Rubell tuvo que bajar la guardia y abrirle las puertas de su exclusivo local al único material que ha vencido todas y cada una de las barreras sociales, económicas y culturales: la mezclilla.

Más que global, universal

La historia de los jeans es suficiente para escribir una enciclopedia de varios tomos. Uniforme de "cowboys", granjeros y rebeldes; bandera hippie para los habituales del Golden Gate, y manifiesto pop desde que Andy Warhol lo consagró en su diseño de portada para Sticky Fingers. La saga de los jeans comenzó en 1850 cuando Levi Strauss diseñó ropa de trabajo para vestir a los buscadores de oro de San Francisco, usando tela para carpas. Al agotarse el stock, lo reemplazó por una tela de la Francia medieval que se tejía en Languedoc. Materia prima de las velas de la Niña, la Pinta y la Santa María, capitaneadas por Cristóbal Colón, la Sergé de Nîmesse se hizo más popular para la industria como denim. Sí, es un material con mucho pasado.

La creación de Strauss se perfeccionó en mayo de 1873 gracias a las aportaciones de su socio, el estadounidense Jacob Davis. Los precursores fueron los overoles de lona marrón hasta la cintura, que tenían botones para trilladores, un bolsillo trasero y otro para el reloj. Más tarde, se sumaron los remaches de cobre destinados a reforzar las costuras de los bolsillos, que solían deteriorarse con el peso de las piedras que guardaban los cazadores de tesoros. En 1886, Strauss hizo de la resistencia el primer logro de su invento: los primitivos jeans aparecieron con una etiqueta de cuero ilustrada con dos caballos tirando de los extremos de un par de pantalones. Y en efecto, eran prácticamente irrompibles.

De los obreros a las celebridades

En 1917, H.D. Lee empezó a publicitar sus creaciones en el terreno de la ropa de trabajo. Desde el comienzo, el diseño funcional fue una cualidad de la marca, al punto que sus bolsillos fueron pensados para llevar herramientas. En 1924, los Lee Riders 200 ingresaron al guardarropa de los cowboys, y en 1929 surgieron los primeros jeans con cremallera. Otro aporte de Lee fueron los jeans a la medida y los overoles infantiles. En los años 60, la marca lanzó una línea exclusiva para mujeres llamada Fit for Girls. Aunque nunca estuvo muy cerca de las últimas tendencias, a finales de los 90, la firma llegó alto cuando Madonna usó una de sus chaquetas en el video "Ray of Light".

Otra pionera de la mezclilla fue la empresa Blue Bell Overall. Fundada en 1904 en Carolina del Norte, con el tiempo cambió su nombre a Wrangler y vistió a las tropas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Influenciado por el eslogan "Real cowboys dont wear Levi's", Robert Redford decidió encargar a la compañía 12 mil pares para vestir al elenco de The Horse Whisperer (1998), su primer película como director.

"Probablemente, el uso del denim se habría masificado mucho antes, si un día de 1915 en que el director David W. Griffith descubrió a la joven actriz Lilian Gish con un par de estos pantalones no la hubiera expulsado del set de filmación y enviado a su casa, quejándose de su atuendo en una carta dirigida a su madre", apunta Victoria Lescano en su libro "Followers of Fashion" (Interzona, 2004). Hubo que esperar a que llegara la década de los 50 para que el cine popularizara los jeans entre los jóvenes de la época. En la cinta The Wild One (1953), Marlon Brando creó su propio vestuario con unos jeans y la chaqueta de cuero de su guardaespaldas. La película Rebel Without a Cause (1955) sirvió de pasarela para que James Dean popularizara el uso de la mezclilla, al igual que Elvis Presley en Jailhouse Rock (1957).

Pero Marilyn Monroe se les adelantó a todos ellos. En 1945, a la edad de 19 años y llamándose aún Norma Jeane Baker Mortenson, posó para André de Dienes vestida con jeans y una camisa anudada en el desierto de Mojave. Tiempo después, dejó azorados a sus compañeros de un curso de literatura en la Universidad de California al presentarse a clases enfundada en un ceñido pantalón de mezclilla con un top para levantar pesas. Si eso ocurrió hace décadas, lo que ahora acontece va más allá del simple escándalo ocasional; es una necesidad de dotar a la mezclilla de un lenguaje que le garantice un espacio en ese ámbito que aún se encuentra parcialmente reservado para los diseños de "cocktail": el fulgurante hábitat de las fiestas nocturnas. Buenas nuevas: la avanzada del denim ya es imparable.

Claves del denim fiestero

Porque la mezclilla no sólo aporta frescura y vitalidad al atuendo, sino también un sugestivo toque de desenfado y "sex appeal", las mejores fórmulas para salir de fiesta requieren una buena dosis de audacia.

*¡A brillar se ha dicho! No hay nada más efectivo que homologar unos jeans que posean cierta pátina vintage o incluso algunas desgarraduras con materiales fulgurantes, tales como tejidos metalizados, lentejuelas o satén. El contraste es fuerte, pero el shock está garantizado. Haz la prueba.

*Juega con las proporciones. Atrévete a llevar pantalones de mezclilla de cintura alta con un "cropped top". Esta ruptura en la uniformidad de líneas dota al look de una sutil sensualidad imposible de ignorar. Mostrar un poco de piel, ¡con clase!, no falla.

*Dile "sí" a otros materiales. ¿Has considerado la idea fusionar la mezclilla con chiffon, encaje, brocado, seda, lamé o incluso faux fur? Los vaqueros no se hicieron para usarse únicamente con chaquetas de cuero negro o algún blazer más o menos aburrido.

*Más allá del índigo. De acuerdo, los jeans azul profundo o negros son ideales para la noche, pero no son las únicas opciones. Los pantalones con diversos colores, procesos y tratamientos -como "acid wash2, deslavados, craquelados o perforados- pueden ser una buena opción para vestir, por ejemplo, con una chaqueta tipo "tuxedo".

*No todo es "skinny". OK, suelen ser favorecedores y millones de mujeres no piensan renunciar a ellos; sin embargo, cuando se viste algo muy ceñido en la parte superior -como un corsé o un bustier-, los jeans pueden ser más holgados. Un corte baggy siempre es chic, y un diseño acampanado es realmente boho.

*De la cintura para arriba. Ya que vas a usar mezclilla para causar sensación en ese club que tanto te gusta, no te limites a llevarla sólo en los pantalones. Camisas, chaquetas, tops e incluso blusones pueden ser una buena alternativa para que la minifalda no se quede colgada en el clóset.

*El poder de los accesorios. Elegir el "clutch" adecuado, los "stilettos" más acordes y la joyería idónea es "la cereza del pastel" para tu ecuación nocturna. Regla de oro: no olvides que si la ropa ya contiene el suficiente brillo y discurso "bling-bling", tus complementos deben ser discretos; por el contrario, si las prendas son tranquilas, puedes subir el volumen estilístico de los accesorios.

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