Herencia. Don Pedro Arreola forma parte de la cuarta generación de ferrocarrileros de su familia.
Son cinco generaciones de ferrocarrileros las que cuenta Pedro Arreola en su familia; él pertenece a la cuarta generación, pero su hijo continúa con la tradición, por lo que no descarta que haya más.
En el Día del Ferrocarrilero, dice que en dos ocasiones la muerte lo quiso alcanzar en las vías del tren, pero no pudo, lo que le permitió vivir de este trabajo durante 39 años y lograr su jubilación.
"Yo me inicié en los Ferrocarriles Nacionales de México el 8 de septiembre de 1970, cinco años después ya era garrotero de patio, que son los que forman los trenes en el patio y en 1980 me hice garrotero de camino y luego caminero".
Su primer encuentro con la muerte fue en 1996 cuando se descarriló el tren en el que iba y volcó.
"Estaba haciendo mucho frío, yo iba en un cabús y antes del accidente recorrí la ventana, cuando cayó el tren caí sobre la ventana, si no lo hubiera hecho ya no te estuviera contando", dice.
Este accidente le costó el trabajo, porque lo atribuyeron a un descuido de él, ya que era quien dirigía la máquina. Pedro Arreola acepta el error, pero asegura que las condiciones laborales no eran las óptimas, ya que no tenían derecho a descansos, permisos o vacaciones, lo que fue tomado en cuenta en la demanda que interpuso para ser reinstalado a su trabajo.
Duró poco más de un año en el pleito legal y una vez que se reintegró, pasó un mes para que desaparecieran los Ferrocarriles de México.
Otro accidente que libró fue por un error de los jefes. "A mi me llamaron para ir a un viaje en donde no era necesario y pregunté por qué, pero me respondieron que no preguntara y me fuera al viaje. Fuimos a Jiménez y de regreso a Gómez Palacio estaba un montonal de gente por un choque de trenes, era el que me tocaba a mi", dice. El choque fue a la salida de Hipólito, Coahuila y hubo varios muertos, entre ellos los maquinistas.
Pero la suerte del destino le sonrió, ya que tras la privatización del ferrocarril lo recontrataron en Ferromex y pudo jubilarse con un mejor sueldo.
Duró 11 años laborando para esta empresa, que asegura, les dio mejores condiciones laborales, así como máquinas más modernas.
Pedro dice que desempeñar este trabajo es la herencia de su familia, ya que el primero fue su bisabuelo "Ya lo trae uno, ahora mi hijo anda en unas cuadrillas, él es la quinta generación".
En el Día del Ferrocarrilero Pedro Arreola celebró junto con sus compañeros de la Sección 27 del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, con la tradicional peregrinación y un convivio.