"SÓLO DOS LEGADOS DURADEROS PODEMOS DEJAR A NUESTROS HIJOS: UNO, RAÍCES; OTRO, ALAS". HODDING CARTER
Tengo varios meses de observarlos, ellos son unos jóvenes de algo más o menos veinte años, son tan parecidos que parecen mellizos, gemelos; generalmente, uno de ellos es el que más frecuentemente acompaña a un adulto mayor, cuyo parecido con los jóvenes no cabría la menor duda de pensar que es el padre. ¡Se parecen tanto entre sí! Aquí se demuestra como heredamos de nuestros ancestros sus características físicas y tal vez sicológicas y emocionales, se corrobora cómo heredamos a nuestros descendientes mucho de lo nuestro; en este caso, no cabe la menor duda; en el rostro de ambos jóvenes, en sus ojos percibimos su nobleza, sus buenos sentimientos, su bondad, el gran cariño y amor que profesan a su padre, a este adulto mayor, ¡como yo! Pero con una característica inconfundible ¡Es invidente!
Seguido los veo en este lugar; en ocasiones, el señor lo encuentro en compañía de otros adultos mayores, en una mesa donde se encuentran varios de ellos, mientras los jóvenes, cuando van juntos, en el vestíbulo del lugar, ensimismados en su charla o bien en su celular, laptop o tableta; cuando va tan sólo uno de ellos, en una mesa cercana a donde se encuentra su padre en compañía de sus amigos, pendiente de cualquier necesidad que éste pudiera tener. En varias ocasiones, veo al joven conducir a su padre al baño y me conmueve ver la ternura con la que lo hace. En este momento, los tengo a un costado de mí, a tan sólo uno de ellos acompañando a su padre y realizando algo que nunca me había tocado observar y que me ha emocionado hasta el alma, hasta las lágrimas: ¡Le está leyendo un libro!
Tengo semanas, meses de estarlos viendo, de estarlos observando; seguido se encuentran en este lugar, al igual que yo, y quisiera saber si de la gran cantidad de comensales que seguido estamos aquí, también les habrá llamado la atención como a mí.
En una ocasión, no resistí el deseo de acercarme a uno de los jóvenes, no supe a cuál de los dos, pues, ¡son tan parecidos! Y decirle, ¡cuánto lo admiraba!, no es muy común que los jóvenes dediquen mucho tiempo a los padres y mucho menos con el gusto y cariño que lo hacen ellos y con una sonrisa y una noble mirada me lo agradeció.
En ocasiones, a este inusual trío o pareja, ya que no es muy frecuente que estén los tres, generalmente el padre se encuentra en compañía de un grupo de conocidos o amigos y él o ellos muy cerca del grupo, charlando entre sí o revisando sus celulares o laptop; percibo de que llevan una buena relación entre sí.
Seguido los veo por aquí, ya bien sea en la mañana o por la tarde-noche; en ocasiones conduciendo, uno de ellos amorosamente a su padre al baño o ya bien de salida, asido de su brazo con paso lento pero seguro, orgulloso este último de la nobleza de sus hijos.
En una ocasión, creía que el que en estos momentos acompañaba a su padre y tranquilamente le leía un libro, era al que en una o dos ocasiones le he dirigido unas palabras, un saludo, una sonrisa, ya que con el segundo nunca lo hemos hecho, si acaso un leve saludo y por su actitud de seriedad, concluí que era el otro y me atreví a preguntarle que si eran gemelos, a lo que ambos, padre e hijo contestan que no era así, e inclusive se llevaban no menos de cuatro o cinco años de diferencia…
Con frecuencia, los veo en el lugar donde seguido, acompañado del periódico, uno o dos libros, y mi libreta de apuntes, leo al calor de varias humeantes tazas de café y no dejo de admirar a tan nobles hijos y a un orgulloso padre que por su invidencia se deja conducir amorosamente por ellos…
"QUÉ GLORIA MÁS GRANDE PUEDE HABER PARA UN HIJO, QUE LA CONDUCTA HONROSA DE SU PADRE". SÓFOCLES
¡FELIZ DÍA DEL PADRE!