para empezar otra vez con más inteligencia".— Henry Ford
Romanticismos afuera, la política cumple el fin y tiene como propósito ganar elecciones. En un país joven como México, es muy importante saber abordar y hablarles a los jóvenes que por primera vez acudirán a las urnas.
Dichos votantes son hoy en día, consumidores de lo digital y de las plataformas de Internet y redes sociales. Por ende, el diseño de estrategias que se aproximen e interesen a la juventud y que hablen su mismo lenguaje, se ha vuelto muy importante para cualquier estratega de campaña.
Es difícil captar la atención de los chavos, de ahí que se apele a mensajes cortos, contundentes y atractivos, que en pocos segundos logre transmitir la mayor cantidad de conceptos e ideas posibles y al tiempo, quepa la posibilidad de que se vuelvan virales, es decir, que muchas personas los compartan y comenten al mismo tiempo.
Eso lo entendió, y bien, la campaña y el equipo de Enrique Peña Nieto rumbo al 2012. Supieron capitalizarlo. La gran popularidad de la señora Angélica Rivera, esposa del candidato, fue un "plus" que abonó y atrajo una gran cantidad de votos al PRI.
Recordemos que Rivera, a través de su teléfono celular, compartía en Facebook distintos aspectos de la campaña, inclusive momentos íntimos, que lograron "humanizar" a la pareja, retratarla como guapos, exitosos, responsables pero también "aterrizados" y "buena onda", y los hicieron asequibles a distintos sectores de la población.
La construcción de la imagen de la pareja presidencial, será un caso de estudio de cómo se pueden capitalizar y mimetizar dos mundos disímbolos -el espectáculo y la político- y convertirlos en una fórmula redituable en las urnas.
Sin embargo, las segundas partes nunca fueron buenas y habrá que rediseñar la estrategia en el improbable caso de que por ahí otra pareja -Manuel Velasco y Anahí, se me ocurre- pretenda repetir un cuento de hadas que ahorita, es todo menos eso.
Hoy, a la señora Angélica Rivera parece que casi se le esconde. De haber sido una gran aliada y apoyo para el presidente, pasó a convertirse en un lastre que en lugar de beneficiar a ambos integrantes de la dupla, la lastima y perjudica.
Desde la aparición del video donde la señora Rivera pretendió explicarnos, quizá con la mejor de las intenciones, pero la peor de las formas, la adquisición de la Casa Blanca de Las Lomas, todo han sido dislates y metidas de pata que sistemáticamente han minado tanto la imagen del presidente, como la capacidad operativa del Gobierno. Así de grave.
Tan cierto, que hoy los candidatos del PRI ni presumen cercanía con el presidente, ni hacen campaña con él ni vamos, lo mencionan. Saben bien los estrategas que hoy la figura de Enrique Peña Nieto no reditúa electoralmente ni tiene efectos positivos en las urnas.
En Estados Unidos, por ejemplo, Barack Obama puede ser lo impopular que queramos y es tóxico para ciertos candidatos el mencionarlo en sus mítines, pero no así la primera dama, Michelle Obama, quien goza de una gran popularidad y de quien seguramente varios echarán mano rumbo a las siguientes elecciones.
Desgraciadamente, aquí en México, en estos momentos ni el presidente Peña ni su esposa Angélica Rivera son populares. Peña nunca pudo contar con las simpatías y el apoyo de la juventud y Rivera, heroína de quienes consumen historias rosas en televisión, ni siquiera a dicho sector social le es grata.
¿Así que qué sugieres que hagamos, querido lector? Tan no tenemos la respuesta, que Anahí y Manuel Velasco optaron por una boda "sencilla" y terminaron por no invitar a la pareja presidencial como testigos de su enlace. Los Peña Rivera son, aunque se lea horrible y se entienda peor, veneno en las urnas.
Todo son conveniencias en la política y hoy, la sola mención de la pareja presidencial en cualquier acto de campaña, es todo menos conveniente. Menudo problema para el PRI…
Nos leemos en Twitter, sin lugar a dudas
@patoloquasto