La tarjeta en de crédito en tiempos de crisis
La economía mexicana atraviesa por momentos difíciles; la situación obliga a la ciudadanía a informarse y conocer bien los instrumentos financieros cotidianos, como las tarjetas de crédito, a fin de usarlos con responsabilidad y eliminar riesgos por cambios inesperados.
La luna de miel entre el gobierno federal y los organismos internacionales ha terminado desde hace ya algún tiempo. En la mayoría de los indicadores bursátiles y económicos alrededor del mundo se sitúa o califica a la economía mexicana con cifras poco alentadoras. Como último ejemplo de este tipo de desencantamiento está el poco interés del capital extranjero en invertir en la oferta petrolera. A esto se suma un peso débil cuya caída aún no toca fondo. Las expectativas de crecimiento son declaradas en cierto porcentaje y a los pocos días son corregidas. Pero siempre en detrimento.
Ante estos fenómenos económicos el grueso de la población opta por hacer oídos sordos, como mecanismo de defensa, quizá, para evitar el estrés, al fin y al cabo “Dios proveerá”. Esta es una reacción normal ante conceptos que no se dominan, pero que hacen parte de la vida diaria.
A continuación se abordan situaciones cotidianas que los mexicanos estamos viviendo en estos momentos a fin de ofrecer ideas de cómo afrontar de mejor manera la situación económica a corto y mediano plazo.
RELACIONES
La relación que existe entre los indicadores externos y nuestra vida cotidiana son muy estrechas, por ejemplo, que las expectativas de crecimiento sean bajas crea desconfianza en la inversión, lo que a su vez provoca que la demanda del dólar aumente y por ende su precio. Estas dos cifras repercuten en instrumentos de tasa de interés variable como las tarjetas de crédito.
La situación se torna aún más complicada debido el poco interés de los capitales extranjeros para invertir en PEMEX. Los precios bajos de la mezcla mexicana de petróleo está actualmente en sus niveles más bajos y por consecuencia el Estado mexicano se ve limitado en sus recursos, siendo reflejo de esto los recortes presupuestales.
Los precios aumentan y cada vez los alimentos, transporte y actividades de la vida diaria nos parecen más un lujo que una necesidad. Es aquí donde radica la importancia de planear financieramente un plan de pagos y crédito valiéndose de un instrumento de crédito fácil de conseguir en alguno de los bancos, esto a través del crédito que le otorguen.
¿CONSUMIR O NO CONSUMIR?, ESA ES LA CUESTIÓN
Es evidente que últimamente en casi todos los negocios requieren prestar dinero, los tarjetahabientes reciben cada vez más ofertas para contratar tarjetas departamentales o sus bancos les aumentan la línea de crédito. Esto tiene que ver con la necesidad de que las personas consuman aunque sea mediante este recurso.
Entrando en materia, el primer punto que de seguro será controversial, son las tarjetas de crédito. Según el Banco de México existen 22 millones 896,000 plásticos en el país. Lo que las coloca como un medio muy importante para poder adquirir bienes y servicios. La recomendación es usar esta herramienta de manera adecuada para que en vez de ser un problema sea una opción para salir del apuro.
Lo primero que hay que considerar es que no es un dinero extra, sino un préstamo a corto plazo que si no se liquida generará intereses, que son muy altos, puesto que son para el consumo; en promedio, las tarjetas de crédito tienen un interés anual que ronda entre el 42 y el 49 por ciento.
En términos cotidianos, esto significa que, por ejemplo, si alguien compra con tarjeta de crédito un artículo de mil pesos y no liquida el total de esa compra antes del día de corte, automáticamente el banco hará los cálculos de los intereses dividiendo la tasa de interés anual entre 12 y multiplicando el capital por este porcentaje ( a esto hay que sumarle las diferentes comisiones que los bancos manejan).
Por otra parte, existen dos conceptos que confunden a muchas personas. Estos son “día de corte” y “pago mínimo”. El día de corte, como su nombre lo indica, es el día en que se separan los cargos y los abonos de la tarjeta de crédito.
El pago mínimo, en cambio, es la cantidad de dinero que se debe depositar para cubrir una cantidad del dinero que se pidió prestado (capital) y el interés que corresponde al período señalado.
Si se dominan estos dos conceptos es posible maniobrar con las cantidades de dinero que deben abonarse y planificar en qué fechas es más conveniente hacer compras fuertes o importantes a fin de tener más tiempo para liquidar la cantidad prestada. En la siguiente tabla se explica más a detalle.
En la tabla se puede observar que el mejor momento para comprar con tarjeta de crédito es unos días después del corte, ya que es cuando se puede prolongar más el tiempo del préstamo.
Cabe hacer mención que con el pago mínimo solo se cubren los intereses y una pequeña parte de capital. Es decir, si solo se abona el mínimo tardará varios meses o años en terminar la deuda según la cantidad que se adeude a la institución. La cantidad de tiempo que demorará en pagar toda la deuda varía según las condiciones de los bancos y por lo general viene como una nota en el estado de cuenta.
Visto de esta forma, las tarjetas son un instrumento que sirve para traer dinero del futuro al presente. Por ejemplo, supongamos que un usuario tiene la deuda del teléfono, un servicio que si no se paga el día fijado por la empresa se suspende, es decir, es un gasto que de todas formas se tiene que hacer, pero resulta que faltan tres días para que a dicho usuario le depositen; en ese caso puede usar su tarjeta de crédito para salir del apuro y ya cuando le sea depositada su nómina va a liquidar su adeudo antes del corte sin generar intereses.
RECOMENDACIONES
Se debe ser muy puntual al momento de liquidar los saldos, esto debe quedar muy claro al momento de contratar cualquier tarjeta de crédito. Es menester hacer todas las preguntas que surjan al momento de leer el contrato que se va a firmar, ya que esto evitará futuras sorpresas por el cobro de comisiones o cuotas.
Lo más recomendable es no prestar bajo ninguna circunstancia la tarjeta de crédito, de hacerlo, es necesario verificar que se puede comprobar fiscalmente el origen del dinero con el que se saldará el cargo. Esto porque en la legislación fiscal actual existe una figura llamada “discrepancia fiscal”, que resulta cuando el Servicio de Administración Tributaria compara los ingresos declarados por los contribuyentes contra los depósitos a cuentas de débito, inversiones financieras y pagos a tarjetas de crédito. De modo que si los ingresos reportados son menores que la cantidad que se deposita en las cuentas de débito y crédito, el organismo puede solicitarle al contribuyente que se acerque a acreditar la procedencia del dinero que resulte como diferencia.
Por ejemplo, si un comerciante declara ingresos de 12 mil pesos al mes, pero sus estados de cuenta reportan pagos de tarjetas de crédito por 18 mil, podría ser sujeto a una aclaración. Cabe señalar que la autoridad no ha fijado monto o las características de las cuentas y movimientos que investigará, pero es mejor no correr riesgos.
A mediano plazo, en caso de ser necesario contraer una deuda significativa, es aconsejable contratarla a meses sin intereses o a pagos fijos, esto con la finalidad de que las turbulencias económicas no nos sorprendan con un crecimiento de la deuda a causa de las tasas de interés.
En fin se puede concluir que en estos momento de volatilidad económica, no es tiempo de satanizar ningún instrumento de financiamiento, sino, por el contrario, tratar de comprender su funcionamiento, sus pros y contras para así sacarle el mayor provecho.
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