"La belleza es como el humanismo", dijo Ceballos: "Cuando alguien tiene la integridad de Gandhi o la inteligencia de Newton, hablamos de 'virtudes humanas', como si todos pudiéramos imitarlos; sería más apropiado hablar de 'excepciones humanas'. Lo mismo pasa con la belleza. Nos han impuesto valores que casi nadie cumple; ser hermoso es para especialistas".
"Fontanarrosa dice que en la ciudad belga de Verhoeven hay un congreso mundial de feos", aportó Verónica.
"¡¿Dónde son las inscripciones?!", se entusiasmó Chacho.
"Si buscan monstruos, que no cuenten con nosotros; si buscan feos normales, tenemos potencial", dijo Ceballos.
"Lo normal no puede ser feo", Absalón se mesó la barba con aire de sabio chino.
Algo le ha pasado a Absalón. Más que viejo, luce derretido. En algún momento fue guapo; ahora parece un muñeco de cera el día en que se descompuso el aire acondicionado del museo.
"No es por presumir pero, salvo Verónica, integramos una buena delegación para el congreso ése", terció Chacho.
"Tienes razón: Verónica no es un hombre feo", comentó Ceballos, que morirá sin decir un piropo convincente.
Absalón intervenía de vez en cuando y yo me limitaba a escuchar. Es difícil competir con el ímpetu conversacional de Chacho y Ceballos; además, llevaba días tratando de usar una frase y buscaba colarla en la tertulia, pero el momento no llegaba.
Ciertas ideas son, simultáneamente, un enigma y una revelación. Oí a un destacado evolucionista hablar de la inmortalidad de las bacterias y pensé en una frase para salir de alguna encrucijada con desconcertante exactitud: "¡Sólo las bacterias son eternas!".
La vida perenne existe, acreditada por la ciencia, pero atañe a una zona de la biodiversidad en la que apenas reparamos (¿quién establece vínculos emocionales con las bacterias?).
La conversación se estancó en el tema de los feos; Ceballos habló de la tiranía estética que obliga a los japoneses a creer que los ojos redondos son mejores y a los mexicanos a soñar en rubias: "¿Se acuerdan de Jimmy? ¡Vivía de rubio!".
Jaime Sánchez participó fugazmente en nuestras reuniones. Dejó de asistir cuando supo que no trataban de él.
"Era guapo pero insoportable", opinó Verónica.
"¿Cuándo te gustarán los feos normales?", le preguntó Chacho.
Ella desvió el tema: "La vida es como los anuncios de desodorantes ambientales". Pensé que también Verónica había atesorado una frase y ahora la soltaba.
"¿A qué te refieres?", se interesó Ceballos.
"Es difícil promover el ambiente. En esos anuncios sale un perro simpático, una casa acogedora, una puesta de sol, un coche último modelo, una chica guapísima, lo que sea con tal de que sea bueno, hasta que de pronto aparece el motivo de tanta felicidad: alguien abre un frasquito y el aire huele rico; desde el principio estaban anunciando desodorante pero no lo sabías".
"Me gustaría saber de lo que hablábamos desde el principio", Absalón entrecerró los ojos.
"De nosotros, los feos promedio; eso no tiene chiste; nadie nos va a premiar en Bélgica", lamentó Ceballos.
"No te subestimes".
"Nuestra fealdad no es llamativa", Ceballos empeoró su argumento al encender su irritante cigarro electrónico.
"¡Ya salió el complejo! Los mexicanos podemos competir donde sea; es cuestión de actitud".
"La fealdad no es una actitud", Absalón acarició su barba, demostrando lo que sí es una actitud. "La fealdad es un prejuicio, depende de la mirada, no del objeto mirado".
"Como la belleza", dije. Iba a citar la Filosofía de la composición de Poe, pero me pareció pedante. Además, Verónica agregó:
"O el amor".
Se hizo un silencio incómodo. Nos habíamos concentrado en el tema de nuestra fealdad como una manera barroca de no hablar de la belleza de Verónica.
Ella vio su celular: "¿Por qué todo termina?", preguntó con honda tristeza. Una amiga le informaba por whatsapp que acababa de tronar con su novio: "Parecían la pareja ideal".
"El amor es eterno mientras dura", Absalón citó a Vinicius de Moraes, pero lo hizo sonar como el mensaje de una galleta china.
Iba a decir mi frase cuando Verónica preguntó:
"¿En qué momento lo atractivo se vuelve repugnante?".
Preferí callar. Preferí escribir un artículo sobre los malentendidos con los que nos comunicamos hoy en día.