ENTRADA.- La construcción de una democracia no es asunto fácil. Son pocas las naciones y esto después de varios siglos de luchas ciudadanas, que han logrado estructurar un sistema político basado en los principios democráticos, esto es, con la participación de la mayoría de sus ciudadanos para elegir libremente a sus gobernantes.
SOPA.- Los casos más notables en esta materia son sin duda alguna Inglaterra, Francia, Estados Unidos de Norteamérica, la Comunidad Helvética, Suecia, Noruega, Dinamarca entre otros pocos.
La característica muy especial de esos países es su alto nivel de ingreso por habitante, su alto desarrollo económico-industrial y el alto nivel educativo. Son naciones en las que el ciudadano medio tiene garantizada su seguridad social, un buen sistema de pensiones, la educación de sus hijos y la certeza de conseguir un trabajo bien remunerado. Estos logros no se dan solos y son el resultado de prolongadas políticas manejadas por "políticos de verdad" no por los inútiles como los que estos últimos doce años han venido manejando el país. En aquellas naciones han logrado establecer un equilibrio más o menos razonable entre aquellos que tienen poco y aquellos que tienen un poco más.
Son países en donde la desigualdad social y el ingreso de las personas, no registra las alarmantes diferencias como en México. Somos una república que registra, por una parte, millonarios, pero por la otra, 45 millones de desposeídos que apenas pueden subsistir.
PLATO FUERTE.- En este escenario demográfico se tienen que desarrollar las campañas políticas ya sean federales, estatales o municipales. Se trata de un campo minado de pobres en el que los candidatos buscarán el voto de todos, entre ellos, el sufragio de esos 45 millones de desposeídos.
Los politólogos de café que en su gran mayoría desconocen la realidad del país, han tenido a bien llamar al sistema de regalos a probables electores, como "la compra del voto" y no es exactamente así. Nos empeñamos en construir una democracia electoral sobre terrenos pantanosos y minados. Quisimos hacer un sistema democrático sobre cimientos endebles y frágiles y estamos viendo los resultados.
Toda proporción guardada, es como si quisiéramos hacer una elección en el corazón de la selva chiapaneca o en la sierra de Oaxaca plenas de extrema miseria, igual que una elección en el Condado de Yorkshire del Sur en Inglaterra para elegir un representante a la Cámara de los Comunes o de los Lores.
Ahí no podríamos imaginar a un lord regalando cubetas de plástico o despensas para conseguir el voto de los flemáticos ingleses. La miseria obliga a muchas cosas, entre otras, a vender el voto. La miseria creó a las "Tutas", los doctores Mireles y demás autodefensas. La miseria procreó a los asesinos de los 43 normalistas y a los mismos normalistas. Ha sido el soterrado y profundo sistema económico y social instaurado en Michoacán y en Guerrero por el crimen organizado el que inventó a esos mexicanos electores que por pura y mera miseria cotizan la emisión de su voto.
De ahí que sea la endeble democracia que hemos creado sustentada sobre terrenos movedizos y la pobreza generalizada, la que de una u otra manera inventó la necesidad de las despensas, los bultos de cemento y las cubetas de plástico de mil colores.
Tenemos una democracia a nuestra altura y además, la más cara del mundo. Sistema manipulado por grupos familiares que operan los partidos políticos a su gusto y capricho, pero siempre sacándoles el mayor beneficio económico posible a sus propios intereses.
Tenemos un sistema democrático que usa bombardear inmisericordemente a la población con millones de mensaje radiofónico que la ponen en un estado casi catatónico. Tenemos un sistema en donde los partidos de la chiquillada y otros también, no tienen entre sus militantes ni 300 posibles para ser candidatos a una elección federal; pero que sin embargo reciben mensualmente millones de pesos para el disfrute y goce de su dirigencia; partidos políticos que se coaligan entre sí sin guardar ningún decoro o vergüenza; de todos colores, que no respetan ni ideología ni programas: azules con verdes, verdes con morados, esmeraldas con amarillos, rojos con negros y así hasta el infinito.
POSTRE.- En una democracia como la nuestra, ¿Que de extraño raro o inusitado es que los candidatos regalen cubetas multicolores de plástico, bultos cemento, botes de pintura o despensas?
DIGESTIVO.- Esta es la democracia que quisimos o pudimos hacer, no nos quejemos.