A todos (o tal vez, a casi todos) nos gusta hablar del sexo. Aun para los que ya andamos un poquito más allá de la madurez, el sexo es un tema fascinante, siempre con el sabor de lo prohibido, aparte de que a menudo tiene cosas nuevas con qué sorprendernos.
Cuando me enteré (hace "un buen" de años) de que había algunos y algunas que quieren que les den una buena tunda porque eso les excita y se derriten de placer con una punta de trancazos, pues me quedé con cara de ¿what? ¿Cómo crees? Pensaba yo incrédulo ante la posibilidad de que existieran los masoquistas y además los sadistas que gozan haciendo sufrir a los demás.
Pero a estas alturas (y a estas anchuras), ya la existencia de masoquistas y sadistas no sorprende a nadie y entonces empiezo a investigar y me encuentro con que hay una gran cantidad de parafilias, es decir, desviaciones sexuales que hacen gozar al máximo a los que las sufren (o las gozan), gente que se deleita y se calienta con las acciones más extrañas, algunas repugnantes y horrorosas, otras que no son tan terribles, pero aún así sorprenden enormemente y te dejan lleno de incógnitas.
¿Cómo puede haber alguien que tenga emetofilia, o sea, que se excita con el vómito propio o de los demás? Imagínate que va el emetófilo caminando por la calle y ve salir de la cantina a un borracho tambaleándose que se inclina y empieza a "cantar la guácara" ahí mismo en la acera y el emetófilo se siente tenso y emocionado y empieza a poner ojitos de borrego a medio morir, como si estuviera en la cama con Miss Universo y de pronto se lanza en busca de algún lugar o compañía donde desahogar sus placenteras emociones.
Pues existen personas con emetofilia, como también los hay con coprofilia, que es la acción de excitarse manipulando o hasta ingiriendo los desechos orgánicos propios o de otra persona, y le digo así a esos desechos por no citar otros nombres más populacheros y grotescos.
Nada más porque no quisiera seguir citando desviaciones asquerosas, ya no le menciono la eproctofilia, que es la de las personas que disfrutan profundamente las flautulencias (mientras más "aromáticas", mejor) y me quedo pensando en mi primo Gerundio, que haría muy feliz a su pareja si ésta fuera eproctofílica de hueso colorado (y de nariz colorada, también).
Un poco más comprensibles, aunque a nuestros ojos no sean justificables, encontramos por ejemplo la hirsutofilia de los que se excitan con los vellos corporales… o sea, tipos a los que les encantaría tener como novia a una de esas muchachas que muestran con orgullo abundantes mechones de pelo por aquí, por allá y por acullá, por debajo, por adentro, por afuera y por detrás, por el norte y por el sur y en fin, por dondequiera que la veas, y que en su baño encuentras cualquier cosa menos un rastrillo de afeitar.
Me llaman la atención también la fobofilia, que es el gusto morboso por encontrarse en medio de alguna situación peligrosa u horrorosa; la zelofilia de los que se excitan cuando los celan obsesivamente y la pedofilia, que no tiene algo que ver con las flautulencias, sino con la disposición a excitarse con muñecas, muñecas de plástico, de trapo o de vinil inflable, pero nunca con muñecas de carne y hueso, porque eso ya no caería en el campo de la anormalidad.
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Recaredo:
La dirección de su correo electrónico es comodijo2@hotmail.com
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Ernesto León: ¿Es correcto decir "aquí cercas" está mi casa?
RESPUESTA:
La palabra cerca en el caso que usted menciona es un adverbio de lugar y el adverbio es una forma invariable de la oración, no debe tener número, género, ni ningún otro accidente gramatical, por lo tanto, decir cercas es incorrecto.
Reflexión para terminar: A ningún pobre le consuela saber que siempre ha habido ricos y pobres, ¿cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.