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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Sufrimientos de la tocayita de la diva

JUAN RECAREDO

¿Qué opinaría usted si le digo que Elizabeth Taylor no tenía los ojos de un rarísimo color violeta, que nunca ganó un Óscar o que nunca estuvo casada con Richard Burton? Me va a decir que estoy loco, pero no es así. Lo que pasa es que me estoy refiriendo a otra Elizabeth Taylor que fue una reconocida escritora.

Esta muchacha originalmente se llamaba Dorothy Betty Coles, y como su famosísima tocaya nació en Inglaterra, pero veinte años antes que la Sra. Burton, a la chica le parecía muy cursi su nombre, así que un día decidió cambiárselo por el de Elizabeth, sin saber que ese detalle le traería posteriormente un montón de complicaciones.

La vida le hizo una serie de jugarretas que la llevaron a que no pudiera brillar con luz propia a pesar de que era una valiosa escritora y que tuviera que aceptar vivir a la sombra de una de las más grandes celebridades que ha dado Hollywood. A los 24 años, cuando la estrella apenas tenía 4 de edad, Elizabeth Coles se casó con William Kendall Taylor y por esa causa desde entonces se identificó como Elizabeth Taylor.

Estudió en la Abbey School de Reading, pero tenía el mismo problema que yo: era malísima para las matemáticas y eso le impidió hacer estudios universitarios, así que se puso a trabajar. Cuando su marido andaba peleando en la Segunda Guerra, ella llenaba sus soledades poniéndose a escribir y así fue que publicó su primera novela "En casa de la Sra. Lippincote".

Como esta primera obra los críticos "se la chulearon mucho", siguió de frente y llegó a publicar 11 novelas, cuatro libros de cuentos y un libro para niños, recibiendo siempre grandes elogios de la crítica que incluso la llegó a comparar con Jane Austen, otra famosa novelista británica que vivió en el siglo XVIII.

A medida que la Taylor de Hollywood se iba haciendo más y más famosa, la situación se hacía más molesta para Elizabeth la escritora, principalmente porque la actriz era reconocida por sus frivolidades, su afán por coleccionar joyas y maridos, mientras que la escritora era una intelectual, y en lo personal, no era más que una tranquila ama de casa, con dos hijos y un marido, a la que no le gustaba la publicidad, al grado de que cuando la entrevistaban sólo contestaba con monosílabos.

Constantemente, recibía cartas de fans de la Taylor hollywoodense que se confundían creyendo que la actriz era también escritora y además la hacían objeto de muchas "inocentes" bromas por su homonimia, que le llegaban hasta el corazón, causándole profundas heridas y frustraciones.

En 1975, cuando la fama de Elizabeth la actriz empezaba a descender en "caída libre", murió Elizabeth la excelente novelista, que paradójicamente ahora es cada vez más conocida precisamente por haber sido tan poco conocida mientras vivía.

Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es comodijo2@hotmail.com

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

José Salazar: ¿Estaría bien dicho "tengo las mejores intenciones para con su hija"? ¿Es correcto usar "para con"? En caso de ser correcto, ¿podría usarlo para decir tengo las mejores intenciones para contigo?

RESPUESTA:

La forma "para con" se considera correcta. Es correcto decir "para contigo".

A ver qué le parece como despedida esta reflexión: Aunque todos sabemos que un día vamos a morir, nos comportamos como si fuéramos a vivir eternamente. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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