Aunque a veces los podemos encontrar en otras latitudes, hay animales que tienen nacionalidad propia, como es el caso de los canguros de Australia o los pandas de China.
En México, tenemos muchos seres que nos representan en el mundo animal, por ejemplo, el mapache. Me encanta el mapache porque parece que siempre anda disfrazado medio de montañés y medio del Llanero Solitario.
El mapache es como algunos amigos que te saludan, te estrechan la mano y parece que te la quieren fracturar. Es que el mapache está diseñado para apretar con las manos y de ahí viene su nombre: la palabra mapache tiene raíces náhuatl, que son matli = mano y pachoa, que significa apretar.
Aunque se parece el nombre, hay otro animalito mexicano que es muy diferente al mapache. Me refiero al tlacuache, cuya presencia no es muy agradable. La palabra tlacuache viene del náhuatl tlacua (comer) y tain = algo pequeño. O sea, que tlacuache lo podríamos traducir como bocadillo, parece que porque, a pesar de su fisonomía asquerosa, para los aborígenes era un delicioso bocado. ¡Buen provecho, pero yo paso!
Un animal muy parecido al tlacuache, porque pertenece a la misma familia, es la zarigüeya, cuyo nombre también es aborigen, pero de otros lugares: zarigüeya viene del guaraní sarigwweya. El guaraní es el idioma de varios millones de seres que habitan tierras paraguayas y del noreste de Argentina.
En México, tenemos también un felino muy parecido al jaguar que llamamos ocelote, del náhuatl ocelotl, y una especie de buitre carroñero que es el zopilote (tzopilotl). La carroña es carne podrida, sí, ésa que a usted y a mí nos provocan ganas de vomitar, para los zopilotes es un banquete digno de un gourmet.
También, con la terminación "ote" tenemos en México al moyote (moyotl), que es un mosquito. En mi tierra norteña, por la influencia hispana, le llamamos zancudo, porque tiene las zancas, es decir, las patas traseras enormes en proporción al tamaño de su cuerpo.
¡Ah, y que no se me olvide el guajolote, que ahora por influencias extrañas le decimos pavo! Para mí, es mejor su nombre autóctono que viene de huei=grande y xolotl, que significa monstruo. O sea, que el nombre del guajolote significa gran monstruo y nada más viéndole la cara y esa carnosidad que le cuelga como un enorme moco, entiende uno por qué se le llamó así.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
¿Es correcto decir "me voltié" o "lo patié". Aurora Moreno.
RESPUESTA:
No, lo correcto es "me volteé" y "lo pateé".
Me retiro con esta reflexión: Para tener éxito en la vida, se necesitan tres cosas: audacia, audacia y más audacia. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.