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Legislando para bien; legislando con coraje

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

A últimas fechas, los diputados locales han estado muy activos en cuanto a su función principal se refiere: legislar. En esta semana que está por terminar, han modificado leyes que van a incidir sin duda en la sociedad, particularmente las ya aprobadas que es la prohibición de que los menores se puedan casar, así como que la edad mínima para poder obtener una licencia de manejo sean los 18 años es decir, hasta que se alcance la mayoría de edad.

La tercera modificación a la legislación vigente es que de no sobrevenir nada extraordinario, el Congreso local de Coahuila votará este día modificaciones a la ley para prohibir ex profeso las corridas de toros en la entidad.

Es interesante y hasta plausible lo que el Congreso ha decidido en cuanto a la modificación de la edad mínima para contraer matrimonio, ya que anteriormente aun cuando se era menor de dieciséis años, bastaba con el consentimiento de uno de los padres para poder contraer nupcias. Aquellos que tenían los 16 cumplidos ni siquiera necesitaban salvar ese requerimiento.

Los argumentos presentados en la motivación de la modificación de la ley señalan que la prohibición del matrimonio de menores es para intentar reducir los embarazos en mujeres adolescentes así como evitar que se sigan ocurriendo matrimonios donde la pareja sea conformada por una mujer menor con un hombre 15 o 20 años mayor.

Tan sólo del año 2010 para acá en Coahuila se tiene registrado en el estado la celebración de 10,055 matrimonios de menores, lo que indica que ciertamente es número significativo de mujeres que al casarse, prácticamente renuncian a derechos que tienen como individuos, como es el apartamiento de la educación; la necesidad de buscar trabajo ante las responsabilidades adquiridas de manera prematura que las condena a obtener empleos mal remunerados por la falta lógica de educación; ver truncado su derecho a tener un plan de vida individual promisorio.

En fin, si bien es cierto que la promiscuidad no se alterará con esta modificación al código civil coahuilense, al menos el Estado no validará que este fenómeno sea además convalidado con la ley. En tanto, hay que celebrar que el gobernador Moreira impida matrimonios entre hombres maduros y féminas adolescentes, por razones naturales.

En tanto, la elevación para obtener la licencia de manejo de los 16 a los 18 años, es una decisión también responsable, porque obliga a que los noveles conductores tengan un poco más de madurez antes de obtener su carnet de conducir, con lo que disminuye el riesgo particularmente para ellos, por aquello de los accidentes automovilísticos. A nivel nacional de cada 1,000 accidentes automotores, 16 son protagonizados por menores, en Coahuila la tasa indica 28 por cada 100. Hay razón entonces.

Cosa muy distinta fue la motivación para prohibir las corridas de toros, que aunque si bien es cierto desde que se diera a conocer la intención de la prohibición, muchas voces se manifestaron en ambos sentidos: había quienes defendían la tauromaquia así como otros tantos que alegaban que la fiesta brava necesariamente conlleva el maltrato al toro.

El debate al respecto por fortuna se dio de manera pacífica. Hubo manifestaciones en las calles, en el propio Congreso y hasta en las redes sociales, donde incluso se pudieron enardecer algunos ánimos, pero hasta ahí.

La realidad de las cosas es que se van a prohibir las corridas de toros en Coahuila porque al gobernador Rubén Moreira primeramente no le gustan, y segundo quiere darle una demostración material a su enemigo político, el empresario taurino Armando Guadiana Tijerina, de quién es el que tiene el poder en Coahuila, quién manda.

Es una pena que así como el gobernador actúa perfeccionando la legislación vigente en el estado, particularmente en lo que al código civil se refiere, en ocasiones también actúa por revanchas personales, como lo es prohibir la fiesta brava.

Quizá es cierto que las reses bravas, según los taurinos no sufren en el ruedo, sino que se excitan cuando son punzadas en la cruz del lomo con una lanza por los picadores. Ni tampoco les causa dolor los tres pares de banderillas que les son introducidas mediante sendas punciones. Tal vez la muerte por el estoque sea lo que menos dolor les cause. Esto sólo lo podrían determinar los científicos.

Es indiscutible que la crianza de la raza de toros de lidia genera más derrama económica y trabajo que una raza productora de leche o de carne, pero de confirmarse que ciertamente es maltrato, no se justificaría.

El problema a todo esto como ya se mencionó, es que Moreira lo hace por coraje, porque si fuera por maltrato, se debería también prohibir la charreada, porque no creo que a un toro cuando lo montan como en una de las suertes charras, no sufra maltrato cuando se le coloca verijero para apretarle los testículos le guste mucho ¿o sí? Habría pues que pedirle congruencia al gobernador.

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