Tanque elevado depósito de agua, 1938 y la inauguración del recolector de aguas negras Chonito, 1942.
Lerdo ha sido una ciudad típica y tradicional, su Centro Histórico se contemplaba en varias manzanas urbanizadas, rodeado en sus aledaños por bonitas huertas y viveros de flores. Estos lugares se regaban con agua rodada del río Nazas por medio de acequias que surcaban la vistosa ciudad. Sus calles principales empedradas que le daban a la vista un gran espectáculo de belleza, del Centro hasta la Matamoros, la Guerrero, Coronado y la Cuauhtémoc; sus banquetas altas de material de piedra laja de los cerros cercanos. Todo esto quedó en el pasado a partir de las década de los 40 del siglo XX, nuestra Ciudad poco a poco se fue transformando a la modernidad, creció la población y los centros urbanos se activaron las actividades económicas, en la cabecera municipal y en el área rural, y en lo cultural se preservó parte de nuestro patrimonio arquitectónico y artístico.
Se recuerdan las tradiciones y sus fiestas de antaño, que hoy son un sostén de la estructura social y han contribuido a evitar la pérdida de identidad. En ese sentido el gobierno y el pueblo de Lerdo, siempre se han distinguido por ser unos fervientes patriotas celebrando los distintos acontecimientos cívicos que se han suscitado dentro de nuestra historia nacional, como son los días 15 y 16 de Septiembre de cada año. En ese aspecto quedó registrado en la historia el acto solemne celebrado el 16 de Septiembre de 1895 en el Kiosco de la Plaza Constitución y que presenció el Coronel Don Ramón Castro, siendo Jefe Político del Partido de Mapimí, conmemorando la conversión de la Villa a Ciudad Lerdo. En esa época dentro del primer centenario de la Independencia Nacional se mandó instalar en el frontispicio del Palacio Municipal centenares de foquillos incandescentes distribuidos con los colores de la Bandera Nacional, en las puertas centrales del balcón, las ventanas y entrepaños, complementando este bello espectáculo de singular creatividad las majestuosas torres de la Iglesia, los habitantes adornaron los frentes de sus casas y las calles, parques y jardines. Fue un día importante que la comunidad lo festejó con desfile de carros alegóricos, participando los niños de escuela y los sectores sociales. Por la noche se efectuaba el baile de gala.
Todavía los viejos de Lerdo recuerdan las grandes fiestas patrias que celebraban a partir de los años de 1930; se colocaban banderas tricolores de papel en los árboles de la plaza y en el Kiosco, en las calles. En el frente de las casas los ciudadanos instalaban banderillas tricolores, en los alrededores de la plaza se colocaban puestos de vendimia, tacos de barbacoa, atole y tamales; loterías y ruletas. Y empezaba la fiesta; palo encebado, 4 marranos, carreras en costales o maneados. Ya tarde soltaban globos llenos de humo, los cuales se elevaban a una gran distancia, después el popular baile en la calle frente al palacio. Para darle colorido a las fiestas se organizaban carreras de caballos en pistas provisionales en medio del canal de Tlahualilo o la acequia de las Moras, ubicadas al poniente de la ciudad, se presentaban los jinetes montados en sus caballos para participar en las competencias de la "sortija", en la cual trataban de colocar o ensartar las argollas. Estos acontecimientos también lo realizaban el 5 de Mayo.
Por muchas décadas del siglo XX fue costumbre de los habitantes de Lerdo que desde que empezaban las pizcas de algodón en La Laguna, las familias empezaban a ahorrar algo de sus ganancias como pizcadores para poder adquirir su ropa y su calzado. Había niños, jóvenes y adultos que estrenaban hasta 2 pantalones y 2 camisas; una para el día 15 y otra para el 16. En esos días de fiestas por la avenida Francisco Sarabia se dejaba ver la algarabía que parecía una romería del pueblo que venía a pie, desde los poblados ribereños, de San Carlos, Estación Río Nazas y los más cercanos, que cruzaban el río para asistir a los eventos patrios.
En los primeros años del siglo XX, la participación de la población en las manifestaciones artísticas fue de gran trascendencia, lerdenses que tuvieron inquietudes culturales, por la música, el canto, literatura y teatro, como: Don Melquíades Campos Esquivel, músico, maestro y compositor, Néstor Mesta Chaires el Gitano de Lerdo, gran tenor y triunfador nacional e internacionalmente. José Jaramillo García, lerdense que radicó en España, quien tuvo una brillante carrera como pianista y compositor. A través del tiempo Lerdo ha tenido innumerables músicos y conjuntos musicales, como el Quinteto Lerdo. El ameritado maestro Amado Illarramendi Fierro, como cronista e investigador de la historia de Lerdo.
En literatura, aunque cuando no haber nacido en Lerdo, fue un claro hijo adoptivo, me refiero al poeta potosino Lic. Manuel José Othón, cuyas inspiraciones poéticas las desarrolló especialmente en la belleza de sus mujeres, en el campo y especialmente en el atractivo del desierto lagunero, componiendo uno de sus mejores poemas "El Idilio Salvaje". Y por último don Octaviano Rivera Esquivel, literato, poeta y periodista, oriundo de Cd. Juárez. Uno de los lerdenses más destacados en el Siglo XX, fue el piloto Aviador Francisco Sarabia Tinoco, quien sobresalió en la aeronáutica civil, llamado el Aguilucho, pero también don Vicente Verdugo Villegas, quien fue el promotor del primer monumento edificado en memoria a la Madre.
Los servicios básicos como el agua potable, el drenaje y la pavimentación, se empezaron instalar en la tercera década del siglo XX. Con estos adelantos se dejaron de utilizar los pozos artesanos donde sacaban el agua con un carrillo con burra tradicional. En 1938 se conformó un grupo de lerdenses y crearon la Junta de Mejoras Materiales de Lerdo, siendo el Lic. Sebastián Vera, como Presidente, el Ing. Joaquín Echávez Herrera, Secretario; David García Muñoz, como Tesorero. Se realizó la primera instalación del agua abarcando las primeras manzanas del Centro de la ciudad, dejando atrás las tradicionales norias que abastecían a las familias que habitaban en las grandes construcciones. Es como da principio al control de agua por tubería controlándola hasta la puerta de las habitaciones de los insignes moradores. En ese entonces el General Lázaro Cárdenas del Río siendo Presidente de la República, visitó Lerdo con motivo del reparto agrario en La Laguna, a quien los directivos del Comité de Aguas en una audiencia le solicitaron materiales para la conducción de agua, para lo cual proporcionó 400 metros de tubería de 8→ pulgadas que la trajeron del puerto de Tamaulipas, y ésa la instalaron en la Red General llegando hasta el Parque Victoria.
Para un mejor suministro del agua se construyó un tanque elevado para depositar grandes cantidades de agua, por las noches lo llenaban y por las mañanas abrían las válvulas para distribuirla. Esas obras quedaron consolidadas poco después, ampliándose las redes de Agua Potable, Drenaje, pavimento y guarniciones a toda la zona, gracias a la gran asistencia técnica del Ing. Lawrence L. Schultz, todo con la cooperación de los vecinos. En 1942, siendo Presidente de la Junta de Mejoras Materiales de Lerdo el C. Pedro Franco Armendáriz, se inauguró la caseta del cárcamo al norte de la ciudad, conocido como "Chonito", teniendo la participación en la inauguración en ese entonces del Gobernador Gral. Elpidio Velázquez y siendo Presidente Municipal el músico lerdense el C. Alberto Galarza.
Todo esto es parte la historia de Lerdo, que en este 16 de Noviembre pasado estuvo de fiesta, juntos pueblo y gobierno, conmemoraron su 121 aniversario como Ciudad, celebrándose una semana cultural y artística, recordándose así aquellos forjadores de nuestro pasado, que nos heredaron un origen, historia, identidad y un rico tesoro arquitectónico que nos hace diferente a los demás pueblos de la región.
LERDENSE