Comparto, con algunos amigos, el gusto por la lectura; y en estos días algunos de ellos me han hecho llegar libros interesantes, para ocupar las horas de tedio.
Así, mi amigos Ernesto Mayoral, que siempre anda a la caza de novedades literarias, me hizo llegar el libro titulado: "La elegancia del erizo", de Muriel Barbery, al que la prensa francesa ha calificado como: "Un cuento moderno, refrescante e inteligente".
Sólo puedo decir que es un libro que te atrapa desde el principio y te va envolviendo cada hoja más, hasta que te atrapa por completo.
A su vez, Víctor González Avelar, me hizo llegar la autobiografía de Jorge G. Castañeda, "Amarres Perros", que equivale a tener una conversación íntima con su autor, pues aunque se trata de él mismo, no está exento de las críticas y el reconocimiento de los errores cometidos.
Las biografías siempre son interesantes, porque revela una fase del personaje que rara vez se alcanza a ver a la distancia. Y la verdad es que Castañeda desnuda su alma y se muestra cual se ve. Adentrándose en pasajes tan interesantes, como el "Comes y te vas" de Fox y sus relaciones con la izquierda mexicana.
De vuelta en mi oficina, me encontré con dos libros más, que no sé quién me envió, pero que agradezco profundamente. Uno, la obra poética de Jorge Luis Borges y la entrevista que, Pilar Jiménez Trejo, le hizo a Jaime Sabines, cuando éste fue diputado federal. Y que fue publicada bajo el título de: "Apuntes biográficos".
Esa entrevista ya la conocía, pero nunca estorba tener una copia más.
La obra poética de Borges es sencilla y prístina, como debe ser la poesía. En ella Borges se muestra sencillo y accesible, a diferencia de otros textos, en los que se le advierte lejano e inaccesible.
El libro que me obsequió Ernesto, trae una dedicatoria inmerecida, pero que acepto con gusto, por el afecto que nos une y porque, como lo dije, siempre andamos a la caza de libros raros o poco comunes, tratando de encontrar "la belleza, gracia, armonía e intensidad", de los textos literarios.
ADDENDA II
No puedo cerrar estas líneas, sin darles el último "Adiós", a dos buenos amigos, con quienes compartí luchas jurídicas y políticas durante algún tiempo. Ellos fueron: Luis Fernando García y Carlos Chavarría.
Con Luis Fernando, formamos parte del Tribunal Superior de Justicia, durante seis años, en que integramos la sala civil.
Un conocedor del derecho y buen procesalista. Descanse en paz nuestro estimado amigo.
A su vez, con Carlos Chavarría me tocó vivir una de las etapas más intensas en la vida política del estado: La campaña de Enrique Martínez. Son muchas las vivencias y anécdotas que protagonizamos, pero siempre lo recordaré como un bohemio declarado y practicante.
Su afición llegaba a tanto que tenía hospedado en su casa a un guitarrista (Horacio), que siempre estaba presto para la hora en que se solicitaran sus servicios. Así es que las bohemiadas se hacían un día cualquiera en casa de Carlos. Ahora tendrá material para seguir cantando: "De espaldas", que era su canción favorita.
Por lo demás: "hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".
