Uno de los dones más grandes que Dios ha dado a los hombres es el de la amistad. Me precio de tener muchos y muy buenos amigos.
Esta semana tuve oportunidad de comprobarlo, cuando me vino e visitar mi amigo Marco Antonio. Aunque somos amigos desde hace mucho tiempo, no nos vemos con la frecuencia que quisiéramos, pero al encontrarnos bastan unos cuantos minutos para ponernos al día.
Marco Antonio es abogado de profesión y maestro de vocación. La mayor parte de su vida la ha dedicado a la docencia y ahora, en sus días de retiro, vive tranquilamente, pero no deja de frecuentar a los amigos.
También se hizo presente otro entrañable amigo, Bernardo, que acaba de regresar de Europa, de un viaje envidiable. Se hizo presente para ver cómo seguía y para entregarme un par de cachuchas que le había pedido. Me trajo una de Bélgica y otra de Viena, las cuales ya estrené con mucho gusto.
Bernardo es también amigo y compañero de muchas batallas, desde hace años. Es un hombre que sabe vivir la vida y la comparte con sus amigos.
Desde Saltillo se dejó venir mi hermano, el poeta Jesús Cedillo, aprovechando el informe del rector de la U.A. de C., y nos fuimos a cenar con otro apreciable amigo, José Francisco, quien por estos días es blanco de ataques infundados, de gente que cree que con la difamación y la calumnia pueden ganar asuntos judiciales.
Hay que resistir, querido amigo, porque las injurias son como los regalos, si tú no lo aceptas, se queda con el que lo lanzó. Los que te conocemos bien, sabemos que son calumnias y mentiras; y a los que no te conocen, esas cosas no les importan. Y no ahondo más en ese tema, porque es darle importancia a los calumniadores.
Dicen por ahí, que "A un verdadero amigo, no le importa si tienes plata, si estas de mal humor, si te equivocas, si te olvidas de llamar, cuánto pesas. Si tu casa es un desorden, qué auto tienes, qué ideología, tu pasado, o si tu familia está llena de gente loca. Sus conversaciones continúan donde se quedaron, aunque pasen meses sin verse.
Él te quiere por quien eres, te dice las cosas de frente, te apoya en público, y reta a solas, te entiende cuando estás enojado o tus silencios". En efecto, así son los verdaderos amigos, lo demás no tiene importancia.
También esta semana recibí la visita de Jesús Haro, entrañable amigo, que ahora deambula por el mundo sin preocupaciones. Aunque nos mantenemos en contacto telefónico, siempre es muy grato estrechar su mano y ponernos al corriente de lo que ha visto por esos caminos de Dios.
Jesús, es un hombre generoso, que sabe compartir la vida y precisamente mañana, desayunaremos en "El Encanto", que me tiene sorprendido con las ampliaciones que ahí han hacho Ramón y Lissy. Además, entrar a ese restaurante. Equivale a transportarte a otro mundo, por la cantidad de plantas y árboles que hay en el vivero.
Además, cuentas con la atención esmerada de Ricardo y la grata conversación de los dueños.
Los amigos son la sal de la vida. Quien no tiene amigos verdaderos vive una vida sosa.
Por lo demás, hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano".