Alejandro González Iñárritu --o Alejando G. Iñárritu, como ahora se identifica él mismo-- logró lo que nunca antes había conseguido un mexicano: el Óscar a la mejor película. Además obtuvo otros dos premios: al mejor director, segundo consecutivo para un mexicano, y al mejor guión original, compartido con otros colegas. Para redondear la noche mexicana, Emmanuel Lubezki obtuvo por segundo año consecutivo el Óscar a la mejor fotografía. Si los galardones obtenidos por Alfonso Cuarón en 2014 parecieron un gran triunfo, González Iñárritu los ha superado.
Varios mexicanos han logrado triunfar en Hollywood en los últimos años, cosa que habría parecido imposible en otros tiempos. Salma Hayek empezó a trabajar allí 1991 y ha obtenido éxito no sólo como actriz sino como productora. Guillermo del Toro emigró en 1998, después que su padre sufrió un secuestro en México, y ha hecho ahí buena parte de su carrera cinematográfica, aunque sin dejar de dirigir en México. El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006), así como la serie Hellboy, lo han consolidado.
Después de hacer en México Sólo con tu pareja (1991), Alfonso Cuarón realizó en Hollywood La princesita (1995) y Grandes esperanzas (1988). Regresó a México para rodar Y tu mamá también (2001) y después hizo Harry Potter: el prisionero de Azkaban (2004) y otras cintas. En 2014 ganó el Óscar como mejor director y tuvo un gran éxito comercial con Gravedad (2013).
Alejandro González Iñárritu realizó Amores perros (2000) en México y 21 gramos (2003) en Estados Unidos. Con Babel (2006) y Biutiful (2010), ambas producciones internacionales, obtuvo reconocimiento crítico aunque no necesariamente éxito económico. Hoy con Birdman logra no solamente los mayores premios a los que un cineasta puede aspirar sino una película rentable que costó 18 millones de dólares, cantidad modesta para Hollywood, y ha recaudado 76.5 millones.
No es fácil triunfar en Hollywood. La industria cinematográfica estadounidense tiene estrictas reglas de calidad y obliga a trabajar con equipos numerosos y enormes recursos. El mercado, por otra parte, es sumamente competido, en parte porque Hollywood es el trampolín de distribución al mercado global. Por eso es importante que este grupo de cineastas mexicanos haya logrado éxito en esa industria.
En Estados Unidos no se triunfa con subsidios gubernamentales. Hay que convencer a inversionistas privados de arriesgar su dinero y buscar películas que, independientemente de la calidad, tengan éxito económico. Hayek, Del Toro, Cuarón e Iñárritu han demostrado que pueden no sólo sobrevivir sino prosperar en este exigente entorno.
El éxito de este grupo de mexicanos en Hollywood se ha combinado en los últimos años con el éxito económico de varias películas producidas en México. Nosotros los nobles (2013) de Gary Alazraki se convirtió en el mayor éxito en taquilla de una película mexicana hasta ese momento, pero No se aceptan devoluciones (también 2013) de Eugenio Derbez pronto rebasó el récord y se convirtió en la primera cinta nacional en superar los mil millones de pesos en recaudación. Millones de espectadores mexicanos que habían perdido interés en el cine nacional, en parte porque los realizadores con frecuencia hacen películas para sus amigos intelectuales y no para el público, han empezado a ver cine mexicano otra vez.
Nuestros cineastas han demostrado la capacidad de triunfar en Hollywood y de hacer películas en México que vivan de la taquilla y no de subsidios. Son dos primeros pasos importantes en la reconstrucción de la industria cinematográfica nacional.
ACUERDOS OSCUROS
Los mexicanos tenemos derecho a saber qué acuerdos hizo la Secretaría de Gobernación con los líderes de la sección 22. Es justa la demanda de Mexicanos Primero. Pero la reacción de la sección 22 ha sido amenazar con llevar manifestantes a las oficinas de la organización.
Twitter: @SergioSarmiento
