Los derroteros de la poesía
El espíritu de lo nuevo se expresa en utopías de futuro, en un imaginario de exaltación, nervio, velocidad, cambio, atención a la técnica, rechazo contra espiritualismo, mimética, confesionalismo y convenciones poéticas, entre las cuales quizá sobresale la discusión en torno al verso libre.
Una vuelta a la tradición parece inclinarse por retomar convenciones poéticas pero simultáneamente la marca de lo experimental subsiste. Una poesía despojada de la contingencia y volcada a lo esencial y perdurable, en contraposición a una poesía vinculada con los sentimientos y los múltiples avatares de lo humano. La constante búsqueda a la que se lanzan algunos poetas ha resultado como anclaje en la exploración subjetiva y esencial, o bien, en la metáfora o en las configuraciones verbales.
Durante la década de los sesenta, a la par del boom narrativo latinoamericano, se produjo un cambio importante en sintonía con una atmósfera que no sólo en lo literario parece retomar el gesto de la ruptura y recuperar gestos vanguardistas. La llamada poesía conversacional o coloquial supone librarse de un lenguaje “poético” -en una tradición que remitiría casi al Modernismo hispanoamericano, a las formas neorrománticas o surrealistas- para vindicar una poesía cuya base lingüística es el lenguaje coloquial, para abordar la experiencia concreta en la que están implicados tanto los sentimientos -los poemas de amor, por ejemplo- como las circunstancias políticas y sociales en vertientes que incluyen a menudo la denuncia, y también, la narratividad, en una modulación que se acerca a la prosa. Un ejemplo de esto es la poesía que produce el llamado grupo “del medio siglo”. A este grupo pertenecieron poetas como Jaime Sabines, Enriqueta Ochoa, Miguel Guardia, por mencionar sólo algunos.
El poeta es una figura comprometida con su tiempo, y su obra no puede desvincularse de lo que acontece en el mundo. El hecho de tomar partido -además de las distintas formas de militancia política- incide directamente en el tipo de escritura que se plantea. De modo que las formas más directas y coloquiales prevalecen por sobre una poesía hermética o desligada de la sociedad.
La relación arte y vida involucra todos sus aspectos como lo cotidiano, los afectos, el homenaje o la denostación. La estrecha vinculación con la historia y la sociedad hace que el discurso poético haya dominado las décadas de los sesenta y setenta con experiencias y concepciones derivadas de una coyuntura precisa en la que la creencia en una transformación positiva de la sociedad diera lugar a la aparición de otras respuestas frente a lo que se plantea como posmodernidad, en tanto fin de los grandes relatos y la importancia central de lo ideológico.
Por otra parte, puede mencionarse una zona que, con antecedentes que nos remontan a principios del siglo, ancla en la denominada “poesía femenina” como vindicación del género al que se le atribuyen rasgos vinculados con la exploración de la subjetividad en defensa de lo femenino. Asimismo, de este coloquialismo surge una tendencia que se ha denominado objetivismo, la cual, rechazando las formas de expresión subjetiva, privilegia una descripción desapasionada de lo circundante.
Como prerrogativa a todo tipo de restricciones, la poesía puede incorporar los más variados registros de lenguaje que aparecen como transcripciones que pueden incluir lo bajo, soez, y provocativo, en un ademán muy diferente del de las vanguardias en tanto no se trata de impulsar una intervención transformadora sino más bien de constatar un estado de cosas visto como inmodificable y dado.
No es de menor importancia registrar en estos últimos años la incidencia de los cambios tecnológicos, no sólo en lo relativo a la facilidad de edición, circulación mediante otros soportes distintos al impreso, sino también en cuanto a los cambios en la percepción. La inmediatez, la corta duración, la versatilidad, la atención a lo acotado y mínimo, son algunas de las respuestas que se advierten en las producciones más recientes que coexisten con otras heterogéneas cuyo interés se vuelca a revisar la herencia poética del siglo anterior.
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