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Los otros políticos / I

SALVADOR SÁNCHEZ PÉREZ

"Porque estamos en 2015", dijo lacónico y contundente Justin Trudeau al ser inquirido por la composición del equipo de gobierno que lo acompañará en su gestión como Primer Ministro de Canadá. 30 ministros, 15 hombres y 15 mujeres.

Además de la composición paritaria en términos de género, el gabinete está lleno de nombramientos altamente simbólicos, por ejemplo una mujer perteneciente a las llamadas naciones originarias, una indígena, diríamos nosotros, fue designada ministra de Justicia, Jody WilsonRaybould.

La ministra de Medio Ambiente, Catherine McKenna, participó en la cumbre sobre cambio climático en Paris, después que Canadá se había mantenido alejado de las políticas sobre el calentamiento global durante los últimos diez años.

Maryam Monsef, una refugiada que huyó hace 20 años de Afganistán es ahora ministra de Instituciones Democráticas

Pero también en el equipo se encuentra el exitoso empresario Bill Morneau, como responsable de las Finanzas del gobierno. Un astronauta, Marc Garneau, es el nuevo titular del ministerio de Transportes.

Trudeau prometió en campaña reducir los impuestos a la clase media, legalizar el cannabis, la cual admitió haber fumado cinco o seis veces, sin haber adquirido adicción. Prometió también incrementar las inversiones en infraestructura para el país.

En sentido estricto Justin Trudeau se convierte en primer ministro por ser el líder del Partido Liberal en las elecciones del 19 de octubre, al conseguir su partido 184 de los 338 escaños del Parlamento, casi 40% de la votación, contra 32 % de los conservadores y 20% de los Nuevos Demócratas.

La victoria se celebró la misma noche del día de las elecciones en un ambiente altamente festivo. "Justo a tiempo, Justin", decía la pancarta que llevaba un hombre en el momento del anuncio del triunfo de Justin Trudeau, como primer ministro de Canadá. El letrero en realidad decía "Just in Time, Justin" juego de palabras, intraducible, como normalmente resulta este recurso entre idiomas. Aunque a partir de ese momento es Primer Ministro Electo, no fue sino hasta el 4 de noviembre que asume sus funciones, en una ceremonia realizada en la Casa de Gobierno, donde el Gobernador General recibe su juramento de lealtad y desempeño.

Contrariamente a su predecesor Stephen Harper, que huía de la gente y los medios, el nuevo Primer Ministro inauguró su mandato con un gran acto de masas en el parque de Rideau Hall, morada de los representantes de la corona británica.

Harper renuncia luego de diez años como líder conservador. En ese tiempo, el entonces Primer Ministro luchó por revertir la imagen de un Canadá liberal reduciendo los impuestos a las corporaciones, a las ventas y retirando a Canadá de un acuerdo para combatir el cambio climático.

Canadá forma parte de la Mancomunidad de Inglaterra y tienen como jefe de Estado a la reina Isabel II, no elige Presidente, sino Primer Ministro. Este esquema de asociación permite independencia para muchos asuntos, pero también cooperación para el desarrollo económico. Tiene sus diferencias con una República, pero su régimen parlamentario opera necesariamente con la lógica de una democracia representativa.

Justin Trudeau, 43 años, fue maestro de primaria, está casado y tiene tres hijos. Es hijo de Pierre Elliott Trudeau, a su vez Primer Ministro de Canadá entre 1968 y 1984. Aunque parecía destinado a la política desde su nacimiento, hizo vida privada hasta el funeral de su padre, en el año 2,000, donde llamó a seguir trabajando por un Canadá unido y multicultural. "Depende de todos nosotros, de todos nosotros ahora", dijo entonces. Ocho años después participó en las elecciones y ganó un lugar en el parlamento, representando a un barrio obrero de Montreal. En 2013 llegó a ser líder del Partido Liberal, al cual rescató de disputas internas y lo convirtió en una opción moderna a los ojos del electorado.

Justin Trudeau está en sintonía con las ideas generadas por pensadores canadienses que han cobrado impulso como promotores del multiculturalismo. Ninguna persona debe renunciar a sus raíces, antes bien, debe luchar por el reconocimiento de sus especificidades culturales. Es un proceso social educativo que lleva a adaptarse y aprender a convivir en la diversidad.

Nosotros estamos tan acostumbrados a lo mismo, hemos llegado a creer que no hay alternativa, sin embargo vemos como en un sistema con altas restricciones estructurales, es posible generar nuevas posibilidades de gestionar la vida de la colectividad, hace falta, además de imaginación, decisión.

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