Tratamiento. Para lograr que Yania se embarazara, la pareja gastó aproximadamente 100 mil pesos en el tratamiento. Fue hasta el segundo intento que lo consiguió.
Yania Córdova y Olivia Rubio no se les ocurrió la idea de adoptar un hijo. Para formar su familia tuvieron que invertir más de 90 mil pesos en un procedimiento de inseminación, el resultado: Mellizos, que de acuerdo con Yania, son la bendición de sus vidas.
En 2008 en el Distrito Federal todavía no era permitido el matrimonio entre personas del mismo sexo, por lo que Yania mexicana y Olivia, de nacionalidad española, viajaron a España para consolidar su relación de 10 años, país que desde 2005 aprobó los matrimonios homosexuales.
Sin embargo, su deseo era hacer una familia y convertirse en madres, por lo que decidieron optar por un tratamiento de inseminación para de esta manera poder tener hijos.
"Yo soy la madre biológica. Lo decidimos así porque mi esposa es mayor que yo, en ese entonces yo tenía 35 años, prácticamente estábamos en el límite de tiempo. A pesar de eso siempre estuvo presente la idea de que yo me embarazara y todo salió perfectamente", relató Yania.
Fue así que juntas buscaron una clínica especializada en el tema de la inseminación, acudieron a un banco de esperma, hicieron la selección y se sometieron a dos tratamientos, por los cuales pagaron más de 90 mil pesos.
"Aunque lo hicimos en una clínica de la ciudad de México, la muestra del donante la cobran en dólares, fue alto el precio. En los tratamientos de fertilización hay de lo más económico que son las inseminaciones hasta las transferencias de embriones, nosotras nos quedamos en la inseminación asistida, que es la de más bajo precio; sumado a estudios, medicamentos, llegamos casi a los 100 mil pesos por las dos inseminaciones".
Si bien el primer intento no fue positivo, el segundo le trajo una sorpresa doble a Yania y a Olivia.
"Casi 15 días después del procedimiento me hicieron una prueba de embarazo y salió positiva. El doctor nos dijo que tenía que hacer una prueba de hormonas para verificar que todo estuviera en orden, y la prueba salió alta, nos comentó que seguramente era más de un bebé. Cuando me hizo el ultrasonido al primer mes, nos dijo que eran dos".
Discriminación
Yania y Olivia se han enfrentado a actitudes discriminatorias por conformar una familia homoparental. Recientemente la directora de la escuela a la que asisten sus mellizos, realizó comentarios homofóbicos contra ambas mujeres, por lo que están en proceso de cambiar a sus pequeños a otra institución educativa.
"Tristemente estamos cambiando a los niños de escuela porque hubo un comentario absurdo de parte del profesor. Fuimos a hablar con la directora y ella lo defendió. Fue una situación de discriminación muy seria hacia nosotras, no hacia nuestros pequeños. Los comentarios homofóbicos de la directora fueron terribles. Con los niños no lo hemos hecho visible y no queremos afectarlos, por eso los cambiaremos de escuela", afirmó.
Precisamente Yania comenta que la mejor forma de apoyar el crecimiento de sus pequeños, es acercarlos a la cultura de la diversidad, "inyectarles" confianza y a informarlos.
"Ellos tienen cuatro años y me preguntaron a los dos años: '¿por qué no tengo papá?', pues le dijimos que tiene la bendición muy grande de tener dos mamás. No nos han preguntado de la cuestión de la sexualidad. Entonces nosotros los acercamos a las diferentes familias que existen, convivimos con ellas, con niños que tienen una mamá y un papá, o dos padres o dos madres, mamás o papás solteros. Entre todos nos apoyamos y nos aconsejamos".
"SEBASTIÁN COMPLETÓ EL ROMPECABEZAS"
Vestido con un short amarillo y una camisa a juego, Sebastián de un año y medio de edad camina tambaleándose por toda la sala. Balbucea y "platica" con sus dos papás. Al pequeño le gusta mirar al cielo, ver los aviones y escuchar el canto de los pájaros. Durante la entrevista con sus padres, Sebastián se dedica a explorar su propia casa.
Sentados y siempre vigilando a su hijo, se encuentran Armando Machorro y José Juan Palma, quienes afirman que Sebastián fue la pieza que completó el rompecabezas de su vida.
"Este año cumplimos 11 años de estar juntos y siempre tuvimos la idea de acrecentar la familia con un bebé. Fuimos un poco desidiosos, nunca buscamos ninguna institución. Pero en septiembre de 2013 tuvimos la fortuna de reencontrarnos con una mujer que había trabajado con nosotros y estaba embarazada, ella quería dar en adopción a su bebé", comienza a relatar Armando Machorro.
No pensaron el tema dos veces, ambos estaban seguros de convertirse en padres. Durante los siguientes meses el apoyo hacia la mujer fue constante, pues la acompañaron a las consultas y ultrasonidos, incluso estuvieron presentes durante el parto.
Mientras tanto, Armando y José Juan buscaron asesoría de abogados para que el niño fuera legalmente suyo.
"Ella siempre quiso tener la tranquilidad de que el bebé se quedara con nosotros, entonces nuestros abogados nos sugirieron que ella lo registrara como mamá, uno de nosotros como papá y después iniciar un juicio para que ella perdiera la custodia del niño. Entonces ahorita Sebastián está registrado como hijo mío", afirmó Armando.
El juicio de custodia duró un año en el cual se gastaron más de 90 mil pesos, entre la asesoría de abogados y los trámites. Sin embargo, van a la mitad del proceso legal, pues la pareja está a punto de iniciar otro juicio para que José Juan pueda darle su apellido a Sebastián.
Durante la entrevista, el pequeño Sebastián sigue recorriendo la sala de la casa, mientras toca el centro de mesa y demás adornos.
Mientras tanto Armando comenta que no está casado con José Juan, por lo que hicieron todo al revés, primero se convirtieron en padres y después serán esposos.
Afirman que han sido una familia que ha tenido suerte, pues no han recibido comentarios homofóbicos o discriminatorios. No obstante, afirman que es necesario que la sociedad esté informada sobre la diversidad familiar.
"Es absurdo que algunas personas piensen que una pareja del mismo sexo le hará daño a un niño. Es una gran responsabilidad, no es perversión, ni locura. Realmente somos seres humanos que queremos darle amor a un niño y queremos procurar su desarrollo", comentó Armando.
La pareja asegura que en cuanto Sebastián ingrese a la escuela, asistirán a terapias psicológicas para aprender a manejar el tema de las familias diversas. Asimismo, llevan a su pequeño a convivir con hijos de parejas del mismo sexo o del sexo opuesto, ya que buscan que Sebastián crezca con la cultura de la diversidad humana.
"Queremos que nuestro hijo sepa que existen muchas familias. Pero lo más importante es que sepa que lo amamos mucho".
Asimismo, Armando y José Juan no descartan la posibilidad de criar a otro bebé, para que Sebastián no crezca solo.
"La ventaja de un hermano es la convivencia entre ellos. La última visita al médico, el pediatra nos dijo que esperáramos a que Sebastián tuviera dos años, entonces ya es un tema a tratar.
Segunda Generación
En la Ciudad de México existen las condiciones para establecer la segunda generación de derechos de la diversidad sexual, y ampliar las libertades de la ciudadanía, señaló el diputado electo por el Distrito VIII, Víctor Hugo Romo Guerra.
En el marco de la Marcha del Orgullo Gay, Romo Guerra recordó que jefes delegacionales y diputados electos del Partido de la Revolución Democrática (PRD) han manifestado su voluntad por ampliar las libertades de este sector de la sociedad.
La cual, precisó, conforma la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Travesti, Transgénero e Intersexual (LGBTTTI).
El exjefe delegacional en Miguel Hidalgo explicó que la segunda generación de derechos de la diversidad es la transversalización de las políticas públicas.
Abundó que, con ello "se genera presupuesto para los programas sociales, se crea conciencia y educación entre los funcionarios para reforzar la lucha contra la homofobia".
Finalmente, agregó que este tema ya se prevé en la agenda del PRD, por lo que se pondrá a debate con todos los actores políticos de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF).