Ganador. En la imagen el virtual ganador en la segunda vuelta por la presidencia de Argentina, Mauricio Macri.
Mauricio Macri, quien abandonó la comodidad de una vida millonaria para meterse en las fangosas arenas del futbol y la política, logró el domingo poner fin a 12 años ininterrumpidos de kirchnerismo en Argentina.
Con 56 años, tendrá el desafío de garantizar la gobernabilidad en un país con fuertes divisiones políticas y romper con el maleficio de 60 años de presidentes no peronistas que no pudieron concluir su mandato.
"Hoy es un día histórico, es un cambio de época que va a ser maravilloso. Es un cambio que nos tiene que llevar hacia el futuro, hacia las oportunidades", dijo el presidente electo ante varios cientos de sus partidarios del frente opositor Cambiemos.
Agregó que "lo importante es el camino del trabajo, del esfuerzo, de no querer sacar ventaja a costa del que se tiene al lado... Mi tarea es ayudarlos a encontrar ese camino de desarrollo personal y el de sus familias".
Este ingeniero civil, padre de cuatro hijos, supo capitalizar el descontento de una mayoría de la población hacia el kirchnerismo, la corriente de centro-izquierda del peronismo fundada por la presidenta Cristina Fernández y su fallecido esposo y antecesor Néstor Kirchner y que viene gobernando el país desde 2003.
Lo hizo sobre la base de un discurso componedor y no ideologizado que contrasta con el estilo de confrontación del kirchnerismo, que ha provocado una división política en la sociedad, y haciendo hincapié en su perfil de tecnócrata con capacidad de gestión que puede "solucionar los problemas de la gente".
"Nuestra ideología es resolver, es hacer, lo definiría como un desarrollismo moderno del siglo XXI", señaló recientemente.
Preferido de los mercados y de la clase media urbana, Macri también logró persuadir a los votantes de los sectores populares -donde el peronismo ha sido históricamente más fuerte-, de que el cambio de modelo de un gobierno populista a otro de centro no significará un recorte de los subsidios para las familias sin empleo y de otros beneficios sociales.
Macri no es un político tradicional al estilo de los Kirchner y de muchos dirigentes de su propio espacio político. Como primogénito del poderoso magnate Franco Macri, estaba destinado a convertirse en el sucesor al frente de los negocios familiares.
Pero la mala relación con su padre -el propio Mauricio ha confesado que "me ponía al frente de todo y a los dos días estaba rodeado de tipos que mandaba él a ver como fracasaba"- lo llevó a tomar un camino diferente y postularse a presidente del popular club de futbol Boca Juniors.
La idea la maduró durante su cautiverio a manos de una banda de policías y agentes de inteligencia que lo secuestraron en agosto de 1991. Lo liberaron 15 días después a cambio de una suma de entre seis y ocho millones de dólares.
A su llegada a Boca padeció los prejuicios en torno a su condición de "niño rico" sin antecedentes en el mundo del futbol. No obstante, bajo su mandato el club vivió el ciclo más exitoso de su historia con la conquista de cuatro copas Libertadores, dos Intercontinentales y varios títulos de liga.
Cuando se convirtió en una figura popular en toda Argentina por los triunfos deportivos, fundó después de la crisis de 2001 el partido Propuesta Republicada (PRO), al que sumó a dirigentes de distintas fuerzas políticas tradicionales que habían desencantado a los argentinos.
Sumergido en el barro de la política, Macri tuvo que convivir con las suspicacias en torno al origen de la fortuna de su familia. Su padre manejó durante más de una década la filial argentina de FIAT gracias a su estrecha relación con la poderosa familia Agnelli, involucrada en el escándalo de corrupción "mani pulite" en Italia.
El Grupo Macri también fue contratista del Estado bajo gobiernos militares y civiles. Su apellido aparece asociado al proceso privatizador de empresas públicas y la frivolidad que marcaron el gobierno neoliberal de Carlos Menem en la década de 1990.
En 2003 Macri se postuló sin suerte a alcalde de la ciudad de Buenos Aires y dos años después obtuvo una banca de diputado nacional, un cargo con el que nunca se sintió cómodo porque siempre prefirió "lo ejecutivo".
Desafíos
Mauricio Macri tiene muchos motivos para celebrar. No sólo ha llegado a la Presidencia argentina, sino que es el primer mandatario del país elegido en segunda vuelta y su nombramiento marca un cambio drástico y termina con los doce años de la llamada "era K".
Pocos apostaban apenas hace unos años a que Macri, el "ingeniero", como se le conoce en círculos políticos y empresariales, un hombre sin tradición militante y que aterrizó en la política en su madurez, llegaría a la Presidencia en su primer intento.
Ha roto, además, la tradición de abogados en el sillón de Rivadavia y es el primer empresario que logra el bastón presidencial desde el retorno de la democracia, en 1983.
Pero no es la única tradición que ha roto este "niño" mimado por la oposición, que cambió los negocios por el futbol antes de saltar a la política, señaló su perfil.
Scioli felicita a Macri
El candidato del gobernante Frente para la Victoria, Daniel Scioli, reconoció su derrota y felicitó al opositor Mauricio Macri por su triunfo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales argentinas, celebrada. En su primera aparición pública tras el avance del escrutinio que confirma el triunfo del candidato de la alianza Cambiemos, Scioli explicó que habló con Macri para felicitarle por los resultados.
"Yo he puesto lo mejor de mí", añadió Scioli. "Se optó por un cambio, Dios quiera e ilumine al ingeniero Macri y que ese cambio sea por el bien de nuestro pueblo", agregó el candidato oficialista, que compareció con el semblante serio ante los medios de comunicación congregados en su búnker electoral.
"Esperamos que cuiden todos estos logros, todos estos derechos" conseguidos durante los doce años de gobiernos kirchneristas (2003-2015), apuntó.
"La dinámica del balotaje (segunda vuelta) ha elegido la alternancia.
Ciudadano argentino
Algunos datos sobre la estrategia de Macri:
⇒ Macri se ha creado un perfil de ciudadano medio, con un aspecto desenfadado y una campaña audaz e innovadora, basada en el contacto personal y volcada en las redes sociales.
⇒ Evita las etiquetas ideológicas y apuesta por el "desarrollismo del siglo XXI", con la bandera del "cambio" y el sueño, ha dicho, de una Argentina unida.