Madres, mujeres, trabajadoras
Siete de cada diez mujeres mexicanas de más de 15 años de edad son madres. De hecho, el 71.6 por ciento de ellas ha tenido cuando menos un hijo durante su vida. La maternidad sigue siendo una vocación fundamental para las mujeres mexicanas. Eso no ha cambiado.
Pero la mujer mexicana también está saliendo a trabajar fuera del hogar. Según el INEGI, el 44.1 por ciento de las mujeres que tienen un hijo participan en alguna actividad económica extradoméstica. Al contrario de lo que ocurre con los hombres, el trabajo de la mujer no termina al llegar a casa. El 97.9 por ciento de las mujeres combina su actividad laboral con trabajo adicional en el hogar.
Esto no es fácil. Las mujeres tienen que manejar, con la habilidad del mejor malabarista, responsabilidades que un hombre no podría ni siquiera contemplar. Deben hacerlo, además, enfrentando malos tratos en su propio hogar.
Las mujeres mexicanas no son ya simples máquinas de tener hijos como lo fueron durante siglos en nuestro país. La tasa global de fecundidad, que era de siete hijos por mujer en 1960, bajó a 2.4 en 2009. Esta disminución en el número de hijos ha cambiado en buena medida la vida de las mujeres mexicanas… o de muchas de ellas, porque la disminución dramática de la tasa de fecundidad en las ciudades no se ha reflejado cabalmente en las comunidades rurales.
Las mujeres siguen enfrentando discriminación en muchas profesiones. En aquellas a las que han podido entrar han demostrado ser más responsables, más honestas y tan o más capaces. La maternidad sigue siendo un obstáculo enorme. Muchas mujeres jóvenes con una trayectoria profesional muy importante se ven obligadas a interrumpir su carrera por el nacimiento de sus hijos. Cuando regresan a trabajar, si lo hacen, han perdido los años más formativos de una carrera profesional.
La incorporación de las mujeres a la vida profesional no es ni será fácil, pero la tendencia es inevitable. Muchas mujeres ya no pueden ni quieren depender de un hombre. Las limitaciones discriminatorias contra las mujeres en el mundo laboral han estado cayendo poco a poco, pero muchas persisten. El costo al final es enorme. Una sociedad que no les da oportunidades iguales a las mujeres en las actividades productivas está desperdiciando el 50 por ciento del talento que tiene. Y este talento es difícil si no imposible de reemplazar.
Para que la mujer pueda competir en condiciones razonables en el mundo laboral es importante que cuente con un adecuado servicio de guarderías. A una joven madre le cuesta mucho, emocionalmente, dejar a un hijo pequeño para ir a trabajar todos los días. Por eso es importante que tenga acceso a una guardería que le pueda dar la seguridad de que deja a su hijo en buenas manos. De otra manera no podrá tener un desempeño adecuado en el trabajo.
Las mujeres han tenido un enorme desarrollo a lo largo de las últimas décadas. Parece difícil pensar que hace un poco más de un siglo las mujeres no tenían derecho de propiedad incluso en naciones avanzadas. Tampoco se les permitía votar. Las mujeres en México no han dejado atrás su vocación de madres, pero se han metido de lleno en el mundo laboral y político en el que cada vez destacan más. No podemos olvidar, sin embargo, que esto no es un beneficio que se otorga con generosidad. Es un derecho.